Nunca antes habíamos vivido un fenómeno como el que nos toca transitar. Un enemigo invisible, un virus, convertido en pandemia, se extiende sobre la población de todo el planeta. Hasta tanto no haya disponible una vacuna, la defensa más efectiva parece ser el aislamiento. La consigna que se repite una y otra vez en todas partes es la misma: “quedate en casa”.
La cuarentena que se puso simultáneamente en marcha en numerosos lugares del mundo supuso una paralización general de las actividades cotidianas, con consecuencias globales no solo en la esfera económica, sino también en lo social y en lo cultural. La educación cambió las aulas por espacios virtuales en internet. La oficina, en cada caso en que fue posible, fue reemplazada por el trabajo a distancia. Millones de personas renunciaron a los contactos interpersonales para suplantarlos por enlaces vinculados a una pantalla.
Aunque en el marco de este panorama el detalle pareciera ser menor, otro desafío al cual muchas personas hoy deben enfrentarse es qué hacer con el exceso de tiempo ocioso que de pronto queda disponible. La cuestión del “quedate en casa” no es tan superficial como parece: entre quienes se encuentran obligados a pasar días enteros encerrados en sus domicilios, la inactividad puede generar sentimientos de angustia y frustración que deben ser prevenidos.
En este contexto, las nuevas tecnologías basadas en la conectividad digital se han convertido en una ventana hacia el mundo. Se dictan clases on line, se conversa mediante videoconferencias, se ofrecen recitales en línea. Emulando el proverbial dicho que refiere a Mahoma y la montaña, si nosotros no podemos salir de casa, hoy las pantallas están allí dispuestas a acercarnos a la intimidad de nuestros propios hogares ese exterior que se nos niega.
Así es, por ejemplo, que el Ministerio de Cultura y el Complejo Teatral de Buenos Aires, impulsando los hashtags #CulturaenCasa y #quedateencasa, comenzaron a ofrecer diariamente diferentes registros de sus espectáculos teatrales y de danza. El Teatro Cervantes hizo lo propio a través de su canal de YouTube. El Teatro Colón empezó a emitir sus producciones los domingos a las 20 a través de su sitio web.
El ejemplo se replica entre los privados. Juventus Lyrica puso a disposición sus óperas en versión para chicos, del ciclo Vamos a la Ópera, señalando que a los menores el cierre de los colegios y la imposibilidad de socializar les impone un desafío para el cual se encuentran menos preparados que los adultos. Otros han aguzado el ingenio, organizando funciones en línea, como lo hizo Timbre 4, incorporando una ticketera virtual con la intención de poder ofrecerle alguna retribución a sus artistas, muchos de los cuales han perdido sus fuentes de ingreso.
Las ofertas se multiplican en cuanto uno comienza a googlear alternativas. Los efectos positivos del entretenimiento on line apuntan a aligerar el hastío generado por el cumplimiento de la cuarentena. Las plataformas que ofrecen servicios de streaming -internacionales y locales- como Cine.Ar Play, dedicada al cine argentino, o SelectaTV, centrada en la música clásica, son excelentes alternativas para que el encierro se convierta en divertimento. La pregunta es si una vez que termine el aislamiento obligatorio volveremos a ser lo que éramos antes, y la respuesta probablemente sea negativa.
Del mismo modo en que los virus mutan, también mutan las culturas y sus consumos. De alguna manera se está repitiendo un fenómeno que en otra época, y por razones diferentes, tuvo lugar con el cine. Hubo tiempos en que las salas de cine eran una de las opciones más populares destinadas al esparcimiento y el encuentro social. La salida al cine raramente se realizaba de manera individual. La aparición de los reproductores de video domésticos marcó el inicio del fin para ese negocio: muchas salas cerraron y otras se convirtieron en complejos con varias salas mucho más pequeñas. La gente hoy prefiere ver sus películas en la comodidad de su hogar.
Las características de incubación y contagio del coronavirus impusieron la necesidad de tomar distancia respecto del otro. Ya no hay posibilidades de asistir a una función de teatro, a un cine o a un concierto, ni tampoco de plantear una reunión familiar o de amigos. Inevitablemente, con el paso de las semanas, el público se acostumbrará cada vez más a las nuevas modalidades de los consumos culturales, antes de naturaleza social, y hoy en pleno proceso de mutación hacia formatos de consumo individual, domiciliarios.
Por lo pronto, la recomendación que todavía sigue vigente, y que seguirá siendo durante los próximos meses la precaución más segura que podamos tomar, parece ser muy simple: quedarnos todo lo posible en casa. Germán A. Serain
Quedate en casa – Enlaces de interés:
Buenos Aires – Cultura en casa
Teatro Colón en vivo
Teatro Cervantes online
Juventus Lyrica
Timbre 4
Cine.Ar Play
Selecta TV – Un mes de prueba gratis
Selecta TV – Enlace de promoción a mitad de precio
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