ASSUMPTA SERNA, el poder de una sonrisa

La actriz nos habla acerca de su trabajo en Familia de Cine, la igualdad de género, la ética y los cuerpos en el cine

Cuando la actriz, docente y escritora Assumpta Serna publicó su libro El trabajo del actor de cine, allá por los noventa, quizás no hubiera imaginado que esa reflexión, ese texto de corte didáctico podría ser el puntapié inicial para su escuela de actuación y posteriormente para fundar la Familia de Cine, una comunidad que nuclea a varios miembros de la industria cinematográfica y que se está expandiendo internacionalmente.

Assumpta Serna, quien supo ser una brillante Sor Juana en Yo, la peor de todas, de la argentina María Luisa Bemberg, sigue vinculada con nuestro país. Actualmente prepara un taller con el Polo Audiovisual de Córdoba que será mitad presencial y mitad online.

Lejos de llevar una vida glamorosa, la reconocida actriz apuesta hoy por la docencia, los proyectos independientes, y por esta Familia de cine, donde trabaja junto a Scott Cleverdon, su marido: “Yo estoy viviendo en un tercero, no tengo ascensor, no tengo coche… He tenido momentos de lujo y hoteles y secretarios etc., pero ¿sabes? yo creo que en la vida tienes que ir reinventándote a medida de lo que tú tienes también ganas de hacer y siempre he podido hacer eso. Ahora estoy escribiendo -con Scott- un libro sobre interpretación, me encanta hacerlo”.

Assumpta Serna refuerza la idea de que los cambios tecnológicos que trajo la pandemia han sido positivos para las artes, ya que en toda crisis también surgen nuevas oportunidades. Con respecto a cómo vivió ella la pandemia, enfatiza que el miedo no es el mejor aliado para superar las crisis.

¿Qué fue lo que dio inicio a la Escuela de la Familia de Cine y cómo fue el proceso, el trayecto hasta llegar al momento actual?

 Assumpta Serna: En el momento en que decido parar mi actividad frenética de secretarios, casas en Madrid, París, Barcelona, Buenos Aires… escribo un libro; este libro era como una necesidad de expresar qué es lo que hacía un actor de cine y la necesidad de entender cómo mejorar también mi profesión, de eso salió El trabajo del actor de cine. Era como una reivindicación del cine como actriz, es decir nosotros no solamente repetimos textos de otros, sino que somos creadores. Y ahí, en ese tratar de explicar mi profesión a todos, salió como una guía de interpretación: lo que yo hacía, lo que había aprendido de los demás, etc. Entonces me empezaron a llamar para que diera clases. Estas clases a partir de este libro -que tuvo mucho éxito y fue el primero en lengua española en hablar sobre eso- al final terminó siendo como una guía para el actor. Empezó como un libro de texto que se llevó a muchísimas escuelas, universidades, etc. y ahora -por ejemplo- en la Universidad de Córdoba, Argentina, lo dan como un libro de texto. Es decir, abrió la posibilidad de compartir aquello que yo había aprendido -mío y de los demás- a través de mi trabajo.

¿En qué año comienza a funcionar la Escuela?

El libro se publicó en el 99. La escuela comenzó en el 2000, pero con las crisis que hubo en muchos países y también en España, las actividades tuvieron que acomodarse al contexto. Se acabaron las subvenciones.

¿Qué sucedió con la escuela en pandemia?

No tenía mucho sentido tener una Escuela funcionando y empezamos a compartir online todo nuestro conocimiento a través de lo que hacíamos -o lo que podíamos hacer- dentro de la Escuela. Es decir, empezamos a dar clases online de interpretación, porque al final la cámara del objetivo es lo mismo que una cámara, lo que pasa es que todo el mundo se acostumbró en vez de hacer castings presenciales a hacerlos a través de los self tapes, con lo cual el ordenador, el móvil era un buen método también de formar a las personas y a través de Zoom y otras plataformas se hizo mucho más fácil hacerlo. Compartíamos en las redes muchas cosas que hablábamos en nuestras máster clases y en nuestros cursos, y lo hicimos para todo el mundo. Abrimos el canal de YouTube, y ahí empezamos a colgar. Tenemos ya doscientas setenta clases grabadas de más de una hora y pico. 

¿En qué consiste la comunidad Familia de Cine?

En Familia de cine lo que hacemos es apoyarnos en proyectos que tenemos, tanto teatrales como audiovisuales. Y aquí no hay solamente actores, hay directores, hay músicos, hay productores; nos estamos organizando con un protocolo ético muy firme -que viene de un código ético que hice en el 2007-, y con ese protocolo hemos formado esta organización, que a su vez está formada por comisiones, gente de Argentina, gente de París, de otras partes del mundo y hacemos también cursos en inglés; y hemos invitado a Phillip Noyce, gente con la que he trabajado en Los Ángeles, en todas mis peripecias. Ha sido muy interesante.

¿Cómo hacen los alumnos para matricularse en la Escuela y tomar las clases? ¿Hay una cuota? ¿Cómo lo manejan?

 A través de una plataforma que se llama patreon.com/assumptaserna. La gente en los niveles más pequeños simplemente aporta una cantidad para apoyar lo que estamos haciendo gratis por todas las plataformas. Luego hay a partir de 40 euros -lo que vale la clase privada online- y ahora hacemos talleres presenciales porque se ha acabado más o menos la pandemia y haremos uno en agosto, que será el primero donde nos vamos a encontrar -creo- todos o la máxima cantidad posible. Será un encuentro de toda la Familia de Cine,  espero que pueda acudir gente de Argentina. Vamos a hacer todas las actividades que estamos haciendo -los martes, cuando nos reunimos- que son actividades de networking, de entender quiénes son los otros -porque somos ya ciento veinte personas-, son actividades que vamos creando a medida que otra gente va entrando.

¿En qué consiste el código de ética que están promoviendo?

En el ejercicio de la profesión, viendo abusos de poder, viendo personas que ponían el resultado antes que el camino, el dinero antes que la persona… vi que para mis alumnos o para le gente que quería formarse era importante también que hubiera una ética y antes del trabajo teníamos que asegurarnos que éticamente la gente estuviera formada. Entonces hicimos un código que era como una guía de profesionales en acción del sector audiovisual, donde hay unos principios de calidad profesional, principios y valores que son los que pensamos que la profesión debería tener.

¿En tu carrera profesional, Assumpta Serna, has vivido situaciones donde se ha faltado a la ética, donde se ha hecho abuso del poder?

Sí, yo creo que en todas las profesiones pasa, y nos pasa a todos, a hombres y a mujeres, no es solamente una cosa de Me Too. Es algo que a veces nos confunde, son micro fallos éticos que tenemos precisamente porque no hemos tenido una formación, porque la ignorancia muchas veces es peor incluso que la mala fe. Cuando tú ves que hay conductas que hieren a los demás -quizá no a ti, pero en un grupo de trabajo- o escuchas gritos, ves malas caras, ves personas que van al resultado sin importarle a quiénes pisan… pues ahí es donde hay que pararse un poco, porque en la vida no es obtener el resultado, sino que ese camino sea más humano para las personas. Eso pasa en todos los estamentos y en toda la sociedad, por eso creo que en cada sector es importante que, para profesionalizarlo y sentirse con ese empoderamiento que te da el hacer algo que te gusta, necesitamos que esa ética esté dentro de cada grupo, de cada entidad.

He visto directores, productores, entidades que estaban absolutamente opacas y nada transparentes al sector que representaban; la misma sociedad, la misma política, el hecho de conservar el poder y no de pensar en el poder como algo que puedes ofrecer un servicio a los demás; para mí ese es el poder. La única forma que tenemos de dar sentido a nuestra vida es cuando ofrecemos una sonrisa, cuando ofrecemos una calidad de vida a los demás. Entonces esto tiene que estar también reflejado en la profesión. 

¿Ves que hay igualdad de género en estos momentos en la industria del cine y en el teatro, o lo ves dispar?

Yo creo que -lo digo por mi propia experiencia- cuando tú estás trabajando no pienso ni si es hombre ni si es mujer, yo pienso que hay desigualdades porque hay desigualdades, las hay. ¿Por qué?, pues durante mucho tiempo, durante los años 80 cuando yo estaba haciendo películas había muchos menos personajes de mujeres que los que hay ahora, o sea que hemos conseguido cosas. Quizás nos hemos pasado para el otro lado, tenemos que tener mucho cuidado de que no estemos perjudicando a los hombres, porque puede pasar. Creo que las cosas no se han de hacer por venganza o porque durante tantos años hemos estado de una forma o de otra. Si algún poder tenemos ahora las mujeres, lo debemos aprovechar para precisamente conseguir la verdadera igualdad entre hombres y mujeres, no tener todos los privilegios y ninguna de las obligaciones. Está muy bien que queramos ser CEO, pero ¿quién quiere ser barrendera?, ¿quién quiere estar en una mina?

Esa igualdad vamos a pensarla un poquito y sobre todo cuando hagamos leyes, que no sean perjudiciales por venganza a los hombres, el cincuenta por ciento de la población. Esa igualdad es algo que debemos trabajar mucho para conseguirla, pero también las mujeres en cuanto a los hombres, no solamente los hombres en cuanto a las mujeres.

¿Ves precaria la situación de los actores hoy en día? Contanos tu impresión en España y lo que observás de la precarización laboral en los países de Latinoamérica.

Ahora es un momento bastante de oro, hay oportunidades para que los actores lleguen al público a través de Internet, a través de las redes sociales, etc. Hay una nueva manera, un cambio de distribución, un cambio de negocio y hay que estar ahí. Lo importante es formarse para que no te quedes fuera de un movimiento que puedes aprovechar muy bien. Sí es verdad que somos muchos, sí es verdad que los precios de las obras audiovisuales han bajado para los actores y actrices. Pero también hay oportunidades, se han abierto otras puertas que antes era imposible tenerlas. Lo mismo que te he dicho de esta evolución nuestra de poder llegar a diez países al mismo tiempo, de poder comunicarse, de poder traer a gente que no hubiéramos podido traer a nuestra Escuela. Llegas a todo el mundo por el medio online y las plataformas. 
¿Sabes? Creo que ahora también hay un tipo de ventaja y de oportunidades laborales. Lo que pasa es que hay que estar donde se cuecen las cosas, eso siempre ha sido así. 

¿Cómo ves el modelo estético de la mujer en la industria? No sé lo que sucede en Europa; acá en Argentina -por ejemplo- se suele elegir a mujeres extremadamente delgadas en las producciones. No sé si hay otro modelo en Europa o sucede algo similar con el tema de la imagen.

Creo que ahora es la moda de la diversidad y creo desde Hollywood lo van imponiendo; se tienen que hacer películas con más diversidad porque ellos también contribuyen a estar dentro de esa cultura que les permite generar más dinero. Por lo tanto, esos valores ya no importan tanto, creo que en la mujer europea -más con todo lo que se viene empoderando a la mujer- el físico ahora importa menos. Lo que importa es que las mujeres cuenten su propia historia, que cuenten sus propios valores. Lo he visto en las actrices; antes la seducción era lo que tenías que tener en las fotos para que el productor o alguien se fijara en ti. Ahora la gente está buscando otras maneras de expresarse, que vienen del empoderamiento de la mujer que hemos tenido en los últimos quince o veinte años. Entonces creo que esa celebración de cuerpos distintos, de otras poses, de géneros distintos, ha abierto mucho las mentes.

En Argentina, el nombre Assumpta Serna es muy conocido por Yo, la peor de todas, de María Luisa Bemberg. ¿Querrías hacer una alguna reflexión acerca de esa película?

Me sirvió para estar durante un tiempo en Argentina, fue una oportunidad también del Siglo de Oro que para mí era algo que era chino y me acuerdo que a mitad de la película dije: “Es que entiendo cualquier poesía barroca”, la simbología… eso es muy bonito porque estás haciendo algo con lo que encima aprendes. Siempre he buscado así, películas que necesite aprender cosas. Cuando veo un guion y digo: “¡Uy!, esto ya lo he hecho”, no me da ganas de hacerlo; en cambio si es algo nuevo, que tengo que aprender alguna técnica nueva o lo que sea… creo que todos los actores pensamos igual, nos gusta hacer las cosas que no hemos hecho; como cualquier creador, cualquier artista está siempre evolucionando con la vida, con el contexto y con los guiones. Yo, la peor de todas me dio eso, se ha pasado en muchas universidades de Norteamérica y de Latinoamérica, es una película que ha tenido un largo recorrido en muchos sitios porque es de época, el Siglo de Oro… es una joyita -la verdad- que se me dio en ese momento y una oportunidad de conocer a muy buenos profesionales argentinos.

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