De hombre a hombre – Actúan: Emiliano Dionisi, Mariano Mazzei – Escenografía y Vestuario: Geraldina Parenti – Iluminación: Matías Bosco – Dramaturgia y Dirección: Mariano Moro
Es fácil que un discípulo se fascine por la erudición de quien brinda su enseñanza, sobre todo si quien la imparte se desvive por complacer. A veces esa relación se convierte en algo platónico. Otras veces se supera esa frontera, y este es el caso.
El profesor entra al aula, mira a sus alumnos –el mismo público- y da inicio a la clase. Desde el comienzo, se ufanará de su cultura y menospreciará lo poco que sus alumnos saben de historia o literatura. Los desafiará con su notable conocimiento, como una forma perversa de erigirse en amo y señor, será encantador y desagradable a la vez, seducirá constantemente con sus tonos de voz y sus meneos, pasará del humor a la arrogancia, se jactará hasta de lo bonitas que son sus piernas y recitará sin ambages a Walt Whitman. Pero, quizás sin quererlo, se dejará seducir por un alumno que llama su atención desde la primera clase.
Mariano Mazzei corporiza muy correctamente al atildado profesor, logrando un personaje convincente que con el transcurso de la obra pasará a ser algo más humano, a mostrar sus falencias, desde el instante en que admite que le cuesta luchar contra el brillante discípulo que le recuerda la relación entre Sócrates y Alcibíades, hasta cuando se derrumba por la amenaza de éste mismo que lo podría acusar de estupro.
El alumno es extraordinariamente inteligente y encantador, no piensa dejar pasar ni una frase ni una reflexión con la que no esté de acuerdo -siempre la refutará con bases sólidas-, dejando a veces sin habla al jactancioso profesor. Es absolutamente seguro, inteligente, rápido, valiente, y no trepida en imponer su punto de vista con argumentos que nada tienen de pueriles. Reconoce y admira a su maestro, cae subyugado y es claro que lo ama.
En uno de los momentos más conmovedores, este discípulo confiesa que su padre lo maltrata pues sospecha que es gay, su madre ni siquiera le habla para hacerlo sentir culpable, entre ellos se odian y hasta este momento sólo pensaba en suicidarse. Por eso no quiere un amor cobarde, un amor que no sea amor. Sólo quiere que el profesor “sea sincero con lo que siente, para llegar a la verdad, a lo que tiene que ser”.
Emiliano Dionisi pone su extrema sensibilidad y refinamiento artístico al servicio del personaje sin salir jamás de la línea trazada por el autor. Compone así un alumno que sorprende continuamente a un profesor que queda descolocado ante la catarata verborrágica y la desfachatez de quien nada habrá de callar, mucho menos lo que siente por él. Es un alumno que no pone freno a sus impulsos emotivos que emanan de su candor adolescente. Dionisi, absolutamente sustanciado con el personaje, transmite al espectador su palpitante angustia y su necesidad de ese amor que no le será correspondido, en una actuación destacada y memorable, digna de premio.
El multifacético Mariano Moro -autor, entre otras, de las relevantes Libertad en danza, Refugio de pecadores y Quien lo probó, lo sabe– propone un relato muy rico y atractivo en De hombre a hombre, con interesantes juegos de palabras, sutiles ironías, y una aguda crítica a la política, la iglesia, y la educación. Aparecen también el conflicto generacional y la hipocresía, con una dialéctica que no desdeña el humor -extraordinario cuando Dionisi canta Por quien merece amor, de Silvio Rodríguez- y una estructura dramática que dirigió muy hábilmente.
Esta fascinante y atrayente historia integra -además de Whitman, Silvio Rodríguez y los griegos- a García Lorca, Silvina Ocampo, Calderón de la Barca, Alberto Migré, Sandro, y hasta la Serenata de la Canción del Cisne de Franz Schubert, entonada en alemán por Mazzei. Martin Wullich
Se dio hasta 19 de septiembre 2009
Teatro El Nudo
Av. Corrientes 1551
Comentario sobre la presentación del libro en Madrid
Mariano Moro en este Portal
Estrenó el 4 de enero de 2008 en Mar del Plata
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