CHERUBINI Y PLANTADE, réquiems posrevolucionarios

La memoria de Luis XVI y María Antonieta por Hervé Niquet y Le Concert Spirituel

Los caminos de Luigi Cherubini (1760-1842) y Charles-Henri Plantade (1764-1839) se acercarían, en cierto modo. Ambos tuvieron vinculaciones con las altas esferas de la política de Francia. Y en mayor o menor medida, debieron demostrar gran cintura para sobrevivir. Al menos, Cherubini. El músico italiano, admirado por Beethoven, visitó París en 1785; allí conoció a los monarcas franceses, Luis XVI y su esposa, María Antonieta. Plantade tuvo como alumna de canto a Hortense de Beauharnais, esposa del futuro rey Luis Bonaparte, y después de la coronación de este, Plantade fue nombrado maestro de capilla en la corte holandesa.

A la Francia de fines del siglo XVIII le esperaban días aciagos. Cual autoprofecía, se dice que, al enterarse de que debería tomar las riendas del país, el duque de Berry —luego Luis XVI— se quejó de la enorme responsabilidad que se desplomaría sobre su cabeza. Desde la Toma de la Bastilla -14 de julio de 1789- y la aprehensión de los reyes franceses pasaron algunos meses; esto último sucedió en octubre de ese agitado año. Recién en enero de 1793 Luis XVI subió al cadalso acompañado por un sacerdote irlandés, y en pocos minutos su cabeza fue exhibida por uno de los verdugos ante una muchedumbre que, entre gritos de delirio, arrojaba sus sombreros al aire en vengativo júbilo. Diez meses más tarde, María Antonieta correría la misma suerte. Ambos fueron enterrados en el cementerio de la antigua iglesia de la Madeleine, uno de los sitios destinados para sepultar a quienes morían en la guillotina. Ahí quedaron los cuerpos de los monarcas, hasta que en 1815 se trasladaron sus restos al lugar donde hoy descansan, en la basílica de Saint-Denis.

Un año después y restituida la monarquía, Cherubini recibía de Luis XVIII, el hermano de Luis XVI, el encargo de componer una misa de difuntos en honor al rey ejecutado. En 1817 se presentó, entonces, el Réquiem en do menor a la memoria de Luis XVI. Instinto de supervivencia o no, el compositor florentino, que en 1794 había hecho música para conmemorar el aniversario de la ejecución de Luis XVI, ahora presentaba una obra de carácter religioso a la memoria del rey depuesto, que consta de siete partes para coro mixto, sin solistas.

El réquiem de Cherubini tiene una cualidad sublime; excepto por el Offertorium, de carácter más gozoso, las otras seis partes discurren con solemnidad, con clímax en el Dies Irae, precedido por los instrumentos de viento que preanuncian la gravedad del momento que vendrá a continuación. Años más tarde Charles-Henri Plantade, que también había conocido a María Antonieta en persona, componía la Messe des morts en Ré Mineur à la mémoire de Marie-Antoinette. La obra, también sin solistas, como la de Cherubini, se escuchó, aparentemente, en 1823, en ocasión de los treinta años de la ejecución de la reina. No se sabe mucho sobre cómo se gestó la obra. Si bien Cherubini y Plantade se inscriben en el período que abarca el clasicismo y el romanticismo temprano, el réquiem de Plantade presenta elementos románticos, por ejemplo en el Dies Irae.

herve niquet director

Hervé Niquet dirige Le Concert Spirituel

Hervé Niquet tomó estas dos propuestas y las reunió en un álbum: Cherubini & Plantade: Requiems pour Louis XVI & Marie Antoinette. Fue especialmente un acto de justicia al réquiem de Plantade, que había quedado en un largo olvido. La grabación se realizó en la Chapelle Royale del Palacio de Versailles. Niquet, nacido en el norte de Francia en 1957, se especializa en la música del barroco francés, aunque también aborda repertorio de los siglos XIX y XX. Fue, además, integrante del renombrado ensamble Les Arts Florissants, y tras su paso por esa agrupación fundó la propia, Le Concert Spirituel, uno de los mayores exponentes de la música barroca con instrumentos originales.

Pese a las controversias que pueden suscitar las figuras de Luis XVI y María Antonieta, los emotivos réquiems de Cherubini y Plantade acercan a nuestros oídos la belleza de la música coral e instrumental sonando a la par. Además, a más de doscientos años de lo sucedido en el corazón de París, podemos despegarnos de la prensa negativa —justificada o no— que se fue urdiendo sobre la figura de los monarcas ejecutados y ver el costado más humano, más frágil, más imperfecto, de un matrimonio real que no tuvo la capacidad de estar a la altura de las circunstancias, ni tampoco la misma cintura que otros. Como el abate Sièyes, político durante la Revolución, que, en tiempos menos violentos fue preguntado sobre qué había hecho de meritorio durante esos tiempos, a lo que respondió no sin ironía: «J’ai vécu» (“He sobrevivido”). Viviana Aubele

CHERUBINI, PLANTADE //REQUIEMS POUR LOUIS XVI & MARIE-ANTOINETTE // Le Concert Spirituel

Escuchar Cherubini y Plantade – Réquiems
Tristia: Requiems para Louis XVI and Marie Antoinette

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