De eso no se canta – Intérpretes: Nicolás Cucaro, Laura González, Julián Rubino, Déborah Turza – Músicos: Juan Ignacio López, Tomás Pol – Iluminación: Rodrigo González Alvarado – Coreografía: Agustín Macagno, Verónica Pecollo – Dramaturgia y Dirección: Pablo Gorlero
Este es un espectáculo delicioso desde lo vocal y los textos elegidos. Piezas como La marcha de la bronca o Canción de Alicia en el país han sido casi símbolos de una lucha y una resistencia. El canto en todas las épocas y latitudes ha sido vía de expresión de los pueblos. Cuando estos han sido reprimidos o silenciados, las voces de aquellos imposibilitados de hablar han surgido en cantos, en obras de arte para trascender las limitaciones de un tiempo, para que lo que se quiere ocultar salga a la superficie.
En De eso no se canta, canciones como Bella Ciao y Ay Carmela –donde Laura González pone en evidencia todo su talento- o Que la tortilla se vuelva son brillantemente interpretadas. Mayormente cantan como solistas aunque por momentos aúnan sus voces. A Laura se suman Déborah Turza, Julián Rubino y Nicolás Cúcaro. Es destacable el acompañamiento de piano y percusión por parte de Juan Ignacio López y Tomás Pol. En algunos temas, Cúcaro y Rubino se acompañan con guitarra.
La Guerra Civil Española, la Guerra de Secesión norteamericana, la Segunda Guerra Mundial, el convulsionado mayo del 68 y las dictaduras latinoamericanas son puestas en el foco de la escena y relatadas en canciones. Las proyecciones en la pantalla también nos narran el horror de la persecución de la población negra, la esclavitud (mientras Turza canta la escalofriante Strange fruit) y nos muestran lo que dicen las paredes pintadas por estudiantes. “Si no canto lo que siento me voy a morir por dentro” nos decía Spinetta desde Barro Tal vez. Y esto resume lo que pasa con todos los pueblos, el cantar el horror les permite sobrevivir, les permite dejar un mensaje para las generaciones venideras, para que no se repitan los mismos errores.
Con la letra de poetas exquisitos como Pablo Neruda, César Vallejo, Mario Benedetti, María Elena Walsh y Juan Gelman, el espectáculo se sostiene desde el canto y la poesía. Porque además, muchos de los músicos que admiramos hacen poesía con sus canciones. Y la rica interpretación de estos cantantes, que aquí también recitan y actúan, es el componente especial de esta receta con un sabor único.
Pablo Gorlero, a cargo de la dramaturgia y la dirección, nos brinda un relato con relevancia histórica para vencer el olvido y ¿qué mejor medio que la música para vencer los silencios que se nos imponen? Un puñado de canciones muy bien elegidas dan en la tecla del dolor y permiten asimismo que este coágulo se disuelva, al menos, por unos momentos. Milly Vázquez
Se dio hasta el 10 de diciembre 2018
Teatro La comedia
Rodríguez Peña 1062 – Cap.
pablogorlero.blogspot.com
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