BABILONIA, los de arriba y los de abajo

Vigente grotesco de principios del siglo veinte, escrito por Armando Discépolo

Babilonia Actúan: Miguel Zvrenja, Hilda Boccan, Diego García, Natalia Arce, Carlos Fagundez, Mónica Galazzi, Gabriel Caballero, Estela Garrido, Walter D’Amelia, Sebastián Martínez, Horacio Di Pietro, Jorge Ortiz, Micaela Sánchez, Stella Maris Romano, Valeria Mancilla – Escenografía: Juan Maineri López – Vestuario: Valeria Arce – Música: Tito López – Autor: Armando Discépolo  – Director: K-cho Salustio

Arriba, en el piso superior, los pudientes, los nuevos ricos. Abajo, en el sótano, los trabajadores, los inmigrantes que llegaron a nuestro país en busca de mejores horizontes. En una puesta en escena muy bien lograda, donde se ve con claridad el “arriba” y el “abajo”, la nítida división de clases sociales, los espectadores ingresan a la sala pasando entre los personajes, claramente identificados por sus prendas (un acierto de vestuario), maquillados al punto de la caricatura, y totalmente inmóviles cual estatuas vivientes.

Una vez que inicia la acción en la cocina -el piso inferior- comienzan a revelarse los conflictos que dispara la ocasión de la cena de compromiso de Emma, la hija de los “nuevos ricos”, con Jacinto, un prometido al que no ama pero que conviene a los intereses de la familia. Podría pensarse a priori que los conflictos serán entre ambas clases: el personal doméstico de la casa de familia, inmigrantes que sufren el desarraigo, la explotación y la opresión a manos de lo que hoy etiquetaríamos como “piojos resucitados” que otrora estuvieron en el mismo “piso” que esos sirvientes y ahora gozan de mejor pasar pero olvidan sus orígenes.

Sin embargo, hay todo un mar de fondo que trasciende la mera brecha entre clases. Los trabajadores de la casa revelan sus miserias; todo vale, en cualquier momento puede rodar alguna cabeza. Las traiciones y el “sálvese quien pueda” afloran todo el tiempo. La familia en apariencia perfecta deja entrever rajaduras en toda su configuración, algo que no escapa a los ojos sagaces de la servidumbre. Y al final, la anagnórisis en medio de la confusión de esta Babel de lenguas (la Babilonia del título) que, cual ramera del Apocalipsis, se vende al mejor postor.

Los monólogos recurrentes de algunos personajes acentúan la alienación de estos en más de un plano. Son seres que no pertenecen ni a un lugar ni a otro, desclasados, desarraigados, cuya expectativa por un futuro mejor se ve en todo momento en zozobra. De tanto en tanto los roces violentos resaltan los sentimientos de frustración, y las intervenciones cómicas se entremezclan en los diálogos. Babilonia, de Armando Discépolo, es un grotesco que bien podría haberse ambientado en nuestro tiempo, tal como el tango Cambalache, de su hermano Enrique. Viviana Aubele

Se dio hasta fin de marzo 2022
Teatro Del Arte Facto

Sarandí 760 – Cap.
(011) 5956-5022 

Texto de Babilonia, una hora entre criados
Facebook de K-cho Salustio y grupo de teatro

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