Delirio gaucho – Intérprete: Alejandra Radano – Bailarín: Ramón Salina – Músicos: Nacho Cabello, Juan Pablo Esmok Lew y Esteban Ruiz (Primos Gabino) – Iluminación: Gonzalo Córdova – Vestuario, Escenografía y Dirección: Fabián Luca
Tal como promete el título del espectáculo, Alejandra Radano se sumerge en algunas cuestiones gauchescas, otras tangueras y hasta una melodía italiana, cantadas con extravagantes e histriónicos gestos o congelándose en elocuentes miradas. Dueña de una voz que sabe manejar cómodamente y le permite transitar diferentes registros, Radano brilla en los pasajes de soprano, como cuando recuerda a Ginamaría Hidalgo en Las voces de los pájaros de Hiroshima, cantado con gracia y dejando lugar a una reflexión final. Sin embargo, su repertorio propone matar con estricnina a las palomas de la Plaza San Martín, o desear un novio para la suegra con tal de quedar en paz.
Con el estupendo acompañamiento de los Primos Gabino, en un arreglo que hace lucir sus guitarras, desgrana encantadoramente La oncena, chacarera de Lagos, Juárez y Quiroga, que no llega a la docena porque le falta una nota. En un momento hace un impasse e invita a Carlos Casella, quien interpreta magníficamente Verde luna, la canción inmortalizada por Chavela Vargas y por Mina, vestido ad hoc, jugando con agudas y potentes notas, toques flamencos y sensuales movimientos.
Sin solución de continuidad, enlazando cada composición con anécdotas reales o imaginadas, dice lo que le contaron “allá en Rosario de Santa Fe” o entona Andate con la otra, “un tango femenino” de Celedonio Flores y Enrique Dizeo. La artista vive cada letra con mucho grotesco y disparate, imprimiendo fuerza actoral a su capacidad vocal. Algo enardecida, poseída por el tango y con rimas descabelladas, cuenta que fue en el rancho donde aprendió a tocar el banjo –y el trombón-, confiesa que tiene neurastenia y una tía llamada Eugenia que prende papel de Armenia. Viaja a La Habana y canta La guinda. Redescubre el vals Florcita Criolla. Le pide al mozo un cortado con letra de Cadícamo. Homenajea a Juan Verdaguer parafraseando los cuentos del señor del humorismo. Todo cabe en este auténtico y muy deleitable delirio. Martin Wullich
NOTA: Delirio gaucho se estrenó en Clásica y Moderna en junio 2011 en formato café concert, donde fueron tomadas las fotos y los videos que ilustran el comentario. Convertido ahora en una auténtica puesta teatral, ha adquirido un notable brillo a partir de un cuidado trabajo. En vez de Carlos Casella, el invitado es el histriónico bailarín folklórico Ramón Salina. Se destaca el espectacular vestuario de Fabián Luca, una estupenda iluminación, y una creativa puesta en escena con oníricos detalles. M.W.
Se dio hasta octubre 2013
Teatro El Picadero
Pasaje Santos Discepolo 1857 – Cap.
(011) 5199-5793
Comentarios