Sólo el inefable Juanito Belmonte es capaz -después de Discépolo, claro- de juntar la Biblia y el calefón. Y esto nunca tan literalmente dicho, pues en estos encuentros por él pergeñados, de la Biblia se encarga el pastor Diego Gebel, quien después de conducir un exuberante show -que incluye sermón y pedido de óbolo para su comunidad-, acompañado por sus tiernas hijas y su primorosa nieta cantando al unísono, entrega el sagrado libro al agasajado de la noche -en esta oportunidad, Daniela Cardone- con la esperanza de acercarle más a Dios, para quien también pide un aplauso.
En tanto, el susodicho calefón templa el espíritu del pequeño escenario por el que pasan esculturales mujeres -y otras que lo parecen- cantando -o haciendo que cantan- desde melodías hollywoodenses hasta salsas calientes. Sólo el sorprendente Juanito es capaz de llenar -un lunes al filo de la medianoche-, el asotanado reducto de la calle Cerrito casi Santa Fe, que en épocas pretéritas supo albergar a una parte de la comunidad griega, que destrozaba platos de loza arrojándolos a los pies de quienes danzaban al estilo Zorba.
La noche de lanzamiento de estos mensuales encuentros -ideados por Belmonte para distinguir a personalidades sobresalientes del ambiente artístico- comenzó con un monólogo de bienvenida de la desenvuelta Mariana A, quien sin ahorrar epítetos de toda índole, ordenaba hacer silencio, mientras meneaba su cuerpo exhibiendo un sugestivo vestuario que resaltaba sus curvas. Luego apareció Beatriz Salomón, en carácter de gran diva, imponiendo con su voz sensual el ritmo y las palmas a la concurrencia. Pasaron también el hiperkinético mago Raley, el convincente tanguero Walter Rodríguez, la dulce Jazmín Ventura y la amorosa Luciana, junto a Lorena Casal y algunas parodias de Locomía, con abanicos por doquier en manos de coloridos bailarines.
Al final de la noche, Daniela Cardone recibió la Medalla del Éxito. La modelo y actriz, vestida con llamativa distinción, festejó la iniciativa del famoso mentor de incipientes estrellas. Mientras el coqueto y hospitalario Juanito prodigaba superlativos halagos al encanto, simpatía y profesionalismo de la artista, ella posaba generosamente para fotografiarse con los invitados a tan particular sarao, un público heterogéneo y variopinto que cantó, se divirtió y escuchó hasta una arenga religiosa, aunque no tan atentamente como Gebel habría querido.
Entre los invitados, no faltaron Armando Aranjuelo -pianista acompañante de célebres cantantes-, Ghío Nannini -llamativo sopranista- y Ricardo Kleinman, el creador de Modart. Con cuerda para rato, Juanito Belmonte prometió más sorpresas en la próxima. Martin Wullich
Fue en junio 2009
Cerrito 1058 – Cap.
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