En una inhóspita noche pre-invernal porteña nos acercamos al cálido y acogedor Bebop Club, para asistir al segundo recital –Valentín Surif y Hernán Jacinto– de un particular ciclo organizado por Germán Serain: #solopiano (clásica + jazz). En cada uno de los cuatro recitales programados se ha reunido ingeniosamente a dos intérpretes del piano, provenientes cada uno de ellos de estos dos mundos diferentes, con la idea de mostrar que, más allá de los géneros, sólo es posible diferenciar entre la música buena y la música mala.
Abrió la velada el pianista de formación clásica Valentín Surif, quien tuvo la buena idea de armar su programa a partir de algunas obras escritas por Juan José Ramos (1930-1995), difundiendo así la obra de un notable compositor argentino, muy poco conocido, de raigambre académica, a pesar de que su estilo también se identifica en buena medida con el tango. Surif, quien fue amigo del compositor, encaró la encomiable misión de difundir la obra de este artista nacido en la provincia de Córdoba, a través de sus recitales y también de grabaciones. Su intervención nos permitió apreciar la manera en que los intérpretes de formación clásica se acercan al repertorio del folclore urbano. Con cabal conocimiento del estilo para abordar la música de inspiración rioplatense, el así llamado “pianista clásico” se transforma en un verdadero y fiel intermediario entre la obra escrita y el público.
Inmediatamente después hizo su aparición uno de los más requeridos, creativos y versátiles pianistas-tecladistas improvisadores de su generación. Se trata de Hernán Jacinto, quien a pesar de su juventud ya ha recorrido un largo camino en presentaciones y grabaciones con innumerables grupos y solistas de jazz. La noche gélida pareció inspirar especialmente al joven Jacinto, quien nos encantó y asombró con sus ideas musicales, que brotaron encadenadas sin cesar en una extensa improvisación, con un gran dominio técnico del instrumento, que le sirvió como medio para crear diferentes climas que fueron de lo más lírico hasta lo más feroz. Como bis, más tarde se sucedieron un tema propio titulado Quietud y una segunda y compleja improvisación basada en tres palabras (lluvia, niño, plenitud) que fueron sugeridas en el momento por el público.
Así se completó una velada en la cual dos estilos musicales diferentes, pero al mismo tiempo complementarios, se dieron la mano. Con muy buien criterio los recitales se filmaron y podrán verse a través del servicio que ofrece la plataforma SelectaTV.com. Nos esperan todavía dos sesiones más de este ciclo, que esperamos que luego se extienda en futuras jornadas a lo largo del resto del año, ya que enriquece nuestro mundo musical y nos permite apreciar cómo en música los extremos muchas veces se tocan. Estela Telerman
Fue el 12 de junio de 2018
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