Antes de hablar de la noche de Antonio Hart, recordemos que poor resolución de la Conferencia General de la UNESCO, desde 2012, cada 30 de abril se celebra el Día Internacional del Jazz. En esta jornada, pero también en los días aledaños, se concentran numerosas actividades que festejan el arte del jazz y educan en cuanto a las raíces, el impacto, el presente y el futuro de este género musical, que el documento resolutivo de la UNESCO destaca como un ejemplo de promoción de la paz, de diálogo entre culturas, de diversidad y de respeto por los derechos y la dignidad humana. También reconoce la contribución de esta música en la lucha contra la discriminación y su promoción de la libertad de expresión, entre otros aspectos destacables.
A lo largo del siglo XX, el jazz se ha convertido en un lenguaje universal, con influencias recíprocas de otros géneros, al punto de representar un verdadero mestizaje cultural abierto a todo tipo de tradiciones musicales, sin distinciones de raza, religión o nacionalidad. Originado en el sur de los Estados Unidos de América pero con sus raíces en África, el jazz fue desde sus inicios un claro ejemplo de cooperación, así como de necesario entendimiento mutuo, nacido en el ejercicio mismo de la improvisación. En estos orígenes se encuentra también planteada su íntima relación con la emancipación de las personas, algo que también impacta en el rol de la mujer, pues hasta la década de 1920 prácticamente toda la música popular era interpretada exclusivamente por varones, y fue en el jazz donde aparecieron las primeras cantantes mujeres.
De las numerosas propuestas que estaban planteadas para celebrar el Día Internacional del Jazz en Buenos Aires, elegimos escuchar a un notable saxofonista norteamericano: Antonio Hart. Nacido en Baltimore en septiembre de 1968, Hart obtuvo su primer reconocimiento importante por su trabajo junto al trompetista Roy Hargrove, con quien grabó varios discos y acompañó durante tres años de giras. En sus veinte años como músico profesional ha tocado y grabado también con otras grandes figuras, como Dizzy Gillespie, Nancy Wilson, Nat Adderley, McCoy Tyner y Dave Holland.
En 1997 su álbum Here I Stand fue reconocido con una nominación al Grammy como mejor solo instrumental de Jazz. Sin embargo, más allá de estos méritos su nombre no llegó a ser demasiado difundido en nuestro país. Y esto dio lugar a una muy agradable sorpresa, porque Hart es un músico extraordinario, capaz de arrancar de su instrumento tanto escalas furiosas como melodías conmovedoras, siempre con una notable potencia y una excelente calidad de sonido.
La convocatoria tuvo lugar en Bebop Club, como parte de la temporada internacional anunciada para este año. Antonio Hart se presentó acompañado por cuatro músicos locales: un inspiradísimo Mariano Loiácono en trompeta, Ernesto Jodos en piano, Jerónimo Carmona en contrabajo y Eloy Michelini en batería. Si alguien hubiese dicho que estos músicos integraban el quinteto estable del saxofonista, perfectamente hubiera podido creerse, porque el ensamble fue notable. Sin embargo, habían pasado apenas unas cuantas horas desde la llegada de Hart a Buenos Aires, momento en el cual el saxofonista conoció a quienes serían sus acompañantes. Este detalle no es menor, pues pone de relieve el muy buen nivel que tiene hoy en día el jazz argentino, respaldado por la gran tarea de difusión que realizan los lugares dedicados a darles un espacio, que por fortuna son cada día más. Germán A. Serain
Fue el 27 de abril de 2018
Bebop Club
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bebopclub.com.ar
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