YUJA WANG, casi perfecta

Técnica pianística irreprochable e inteligencia interpretrativa

YUJA WANG - Preludio op.23 #5 Rachmaninoff - www.martinwullich.com

Hemos escrito en más de una oportunidad, en este mismo portal, acerca de los intérpretes virtuosos. No será entonces la primera vez que digamos que, más allá del uso corriente del término, existen al menos dos clases de virtuosismo. La primera, de corte netamente circense, se relaciona con la intención -declarada o no- de medir la performance del artista según la cantidad de NPM (notas por minuto) que sea capaz de ejecutar. La segunda, por el contrario, tiene que ver con la capacidad expresiva, con lo que el músico sea capaz de transmitir y hacerle sentir al oyente a través de una frase, por sencilla que ésta sea. A veces -pero esto sucede realmente muy de vez en cuando- ambos virtuosismos coinciden en una misma persona.

Este bien podría ser el caso de Yuja Wang. Nacida en Beijing en 1987, la técnica de Wang es impresionante, pero no deja de lado el buen gusto ni la sensibilidad, ni tampoco la inteligencia necesaria para desarrollar interpretaciones compenetradas con las obras que toca. En el caso de los dos recitales que brindó en el Teatro Colón para Mozarteum Argentino, el programa comenzó con dos piezas de Rachmaninov (la tercera obra anunciada fue reemplazada imprevistamente por la Canción sin palabras Op. 67 nº 2 de Mendelssohn) y continuó con la Sonata nº 3 en Si menor de Frédéric Chopin. Y fue más que suficiente para que quedase en claro que sobre el escenario había mucho más que un prodigio técnico.

Pero fue sin embargo en la segunda parte del programa, con la Sonata nº 6 de Sergei Prokofiev donde quedó demostrada toda su capacidad e inteligencia interpretativa. Porque se trata de una obra que no solamente es difícil de tocar desde el punto de vista técnico, sino que además exige una mirada personal, una apuesta planteada desde el propio pianista para alcanzar una dimensión plena. Estrenada en 1940, se trata de un trabajo monumental, que Prokofiev escribió en el contexto de una Europa en guerra, con momentos líricos y otros frenéticos, plenos de un modernismo que en manos de un pianista menos comprometido con la obra puede llegar a sonar agresivo o falto de sentido. Pero Wang amalgamó todos los elementos constitutivos de esta sonata a través de una interpretación definitivamente clara y atrapante.

Más allá de su presencia glamorosa -su indumentaria jamás pasa desapercibida- y de sus reverencias exageradas (temimos que en un descuido golpease su cabeza contra la banqueta), Yuja Wang dejó en claro por qué fue convocada para reemplazar a Radu Lupu en su debut norteamericano en Ottawa en la temporada 2005, y dos años más tarde nada menos que a Martha Argerich en cuatro conciertos con la Sinfónica de Boston para interpretar el Concierto Nº 1 de Tchaikovsky bajo la dirección de Charles Dutoit, en lo que sería su consagración defintiva.

Pero volvamos un momento a las caracterizaciones realizadas más arriba en torno a la cuestión del virtuosismo, para decir que ellas no deben aplicarse como rótulos definitivos a ningún artista. El mismo virtuoso que deslumbra en una pieza por su velocidad sobrehumana, aunque muchas veces vaciada de sentido, puede conmovernos hasta las lágrimas en la pieza que toque a continuación, o viceversa. En el caso de Wang, una vez terminado el programa ofreció generosamente varios bises, comenzando por la polca Tritsch-Tratsch de Strauss en versión de Cziffra y Gretchen am Spinnrade de Schubert en versión de Liszt, mientras el público se repartía entre quienes brindaban un aplauso fervoroso y los desinteresados que inexplicablemente iban abandonando la sala. Algunos de estos bises fueron impecables, en tanto en otros la pianista se dejó llevar por el impulso de hacernos saber hasta dónde podía tocar rápido.

También se permitió jugar con las partituras, haciendo versiones libres del Rondó alla turca de Mozart o las Variaciones sobre Carmen de Bizet de Horowitz, con añadidos propios. Dudamos en cuanto a la pertinencia del Danzón nº 2 de Arturo Márquez, incluido acaso con la idea de brindar algo de color latinoamericano (fue la única pieza leída con partitura), que nos pareció forzado en su intención, lo cual es comprensible para quien no ha tenido un contacto más próximo con la música de nuestro continente. Apenas un detalle, como para corroborar que los artistas perfectos -por fortuna- no existen. Germán A. Serain

Fue el 8 de octubre de 2018
Teatro Colón
Libertad 621 – Cap.
(011) 4378-7100

mozarteumargentino.org

YUJA WANG -Tritsch Trasch polka - www.martinwullich.com

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