Siface – L’amor castrato – Filippo Mineccia (contratenor) – Nereydas: Ricart Renart (violín), Elvira Martínez (violín), Guillermo Turina (violonchelo), Daniel Oyarzábal (clave), Manuel Minguillón (arquilaúd, guitarra barroca) – Director: Javier Illán
En 1687 Giovanni Francesco Grossi le dijo adiós a Henri Purcell y a Londres. El clima de la capital británica no lo favorecía, y podía afectarle la voz, ese instrumento que, queriendo o no, le hizo ganar fama y admiración. Purcell le dedicó Sefauchi’s Farewell in D minor Z. 656, a modo de despedida. El paso de Grossi por el Reino Unido fue breve: había sido enviado por el Duque de Modena para cantar en la corte de su hermana, la reina María de Modena, esposa del monarca Jacobo II. Se sabe que cantó en la capilla católica del rey en Whitehall, y posiblemente haya cantado la parte de soprano en My Song Shall Always Be of the Loving Kindness Z. 31, también de Purcell.
En la Europa del Renacimiento y del Barroco los músicos debían considerarse afortunados de tener un noble o un rey que les hiciera de mecenas. Johann Pepusch, compositor de The Beggar’s Opera, fue maestro de música de Federico Guillermo I de Prusia; Claudio Monteverdi sirvió en la corte del Duque de Mantua; Mozart, en la corte de Salzburgo. Sin embargo, lo que debería ser una bendición a veces puede no serlo. La maldición de Giovanni Francesco Grossi -mejor conocido como Siface– fue la de haberse enamorado.
Siface no era cualquier persona, era un cantante de voz privilegiada. La calidad de esa voz se debió, como en muchos cantantes líricos varones de la época, a la castración a corta edad. Siface nació en la Toscana, Italia, en febrero de 1653; para ese entonces, Baldasarre Ferri ya llevaba tres décadas cantando para la Iglesia (dos años más tarde entraría al servicio de la corte vienesa) y Atto Melani ya había descollado como Orfeo en la ópera homónima y como espía del cardenal Mazarino. La época de los castrati en el canto lírico estaba a punto de florecer, y muchas familias, por desesperación o persuasión, ofrecían cual sacrificio a sus hijos varones al canto -cuchillo mediante- o a la Iglesia.
El joven Grossi tuvo una vida corta, meteórica y apasionada. De registro contralto -según Pier Francesco Tosi, voz de “divina melifluosidad”- el cantante recibió el apodo con el que se lo conocería cuando apareció en los escenarios interpretando a Siface, rey de Numidia, en la ópera Scipione Africano, de Francesco Cavalli. Ya había cantado ese papel en Roma años antes, pero no fue hasta su presentación en Venecia en 1678 que fue aclamado por esa labor y empezó a llamársele con ese apodo. Más tarde vinieron otros éxitos en Florencia y Nápoles, entre 1683 y 1686. Luego fue llamado a Londres para cantar para la reina María de Modena. Se sabe que solo dio presentaciones en privado, dos de las cuales fue presenciada por el escritor inglés John Evelyn y quien escuchó al castrato cantar con una delicadeza para “extender y soltar una nota con una suavidad y dulzura admirables”.
El clima londinense no fue del gusto de Siface, y por escrito Maria de Modena le manifestó a su hermano, el Duque de Modena, que Siface retornaba “a tu servicio, ya que el aire de este país es tan poco propicio para su genio y su salud (…) Yo estoy más que satisfecha con él; y creo que es el músico más fino de este país”. La vuelta a Italia pudo beneficiar la salud de Siface, pero no su carácter, que según testimonios de la época, era difícil de manejar. Siface se enamoró perdidamente de una mujer, y no cualquiera, sino una condesa viuda de la corte del Duque de Modena.
Esto encendió la ira de los hermanos de la mujer, que decidieron enviar a Elena a un convento. Pero esto fue parte del problema. No solo que Siface se las ingeniaba para visitar a su amada, sino que parece que su desenfrenada verborragia le jugó en contra: fue asesinado en mayo de 1697, en el camino de Ferrara a Bolonia por sicarios contratados por la familia de Elena.
Siface: L’amor castrato es un álbum de 2018 con el contratenor Filippo Mineccia y Nereydas, un ensamble dirigido por Javier Illán. La formación tiene por fin investigar y difundir el patrimonio musical, y dirige su atención a un variado y amplio espectro de obras, desde músicas del Renacimiento y el Barroco hasta obras del clasicismo. En este trabajo, Nereydas y Mineccia se proponen reflejar la corta y fascinante vida de Siface en arias que se supone cantó.
Nombres como Alessandro Stradella (también trágicamente muerto a temprana edad, como Siface), Bernardo Pasquini, Antonio Giannettini, y otros que acaso no resuenan tanto a nuestros oídos como los de Francesco Cavalli, Alessandro Scarlatti o el citado Purcell, figuran en este hermoso trabajo que reúne la apacible calidad de Mineccia y la fineza del ensamble. Es una manera estupenda de acercar al melómano a la música de un personaje admirado en su tiempo que murió de manera trágica. Viviana Aubele
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Sitio Web del ensamble Nereydas
Siface en Wikipedia
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