MAKSIM MRVICA, dedos que vuelan

La velocidad de un pianista y su historia de superación

Hay quienes nacen en una familia donde la música clásica tiene un lugar privilegiado. Este no fue el caso de Maksim Mrvica. En su casa de Sibenik, Croacia, nadie tenía inclinación por la música clásica. Por eso sus padres se maravillaron cuando el joven, que ahora acusa 46 años, manifestó cuáles eran sus proyectos para el futuro. Así y todo, apoyaron al muchacho y consiguieron quienes lo ayudaran a dar sus primeros pasos en el piano. Pronto se hizo evidente que Maksim tenía un talento peculiar, y lo inscribieron en la escuela estatal de música de su ciudad natal.

Maksim Mrvica (pronúnciese “Mirrr-vit-sa”) tenía 15 años cuando estalló la guerra en la ex Yugoslavia. No fue fácil: en un entorno asediado por los constantes bombardeos, estudiar, trabajar -vivir, en definitiva- se había tornado una misión imposible. Maksim siguió estudiando como le fue posible, y solía encontrarse con su maestra de piano en el sótano de la escuela de música, que estaba cerrada. Eso le hacía olvidar por algunas horas la realidad de la guerra. Las cosas comenzaron a dar un giro en 1993, en Zagreb, cuando ganó su primer concurso

Maksim continuó su formación, con grandes logros. Fue alumno del pianista y pedagogo croata Vladimir Krpan (alumno a su vez de Arturo Benedetti Michelangeli, quien fue maestro, entre otros, de Martha Argerich), estudió en el Conservatorio Ferenc Liszt de Budapest, luego en París bajo la tutela de Igor Lazko. El giro en su vida artística se produjo a partir de 2001, cuando conoció en 2001 a Tonči Huljić, compositor y productor musical croata, quien lo presentó al impresario Mel Bush. Huljić ha escrito composiciones para Maksim, entre estas algunos temas para el álbum Croatian Rhapsody, lanzado en 2015.

El encuentro Mrvica-Huljić-Bush le dio a Maksim el impulso que necesitaba. A Bush no le hizo falta demasiado tiempo para darse cuenta del potencial del croata: una sola escucha le bastó. En realidad, Bush buscaba un pianista que le permitiera abrirse al mercado del crossover clásico-pop. Y Maksim era el músico indicado.

En casi un cuarto de siglo de carrera, Maksim ha grabado más de una decena de álbumes y vendido más de 4 millones de copias en más de 50 países. The Piano Player, de 2004, le valió un disco de platino en su país, en Medio Oriente y en Hong Kong, y uno de oro en China, Malasia e Indonesia. Japón y China son los sitios del mundo donde más ha tocado, frente a miles de espectadores. Sus conciertos muestran, además, increíbles efectos especiales.

Mrvica se mueve con enorme ductilidad entre lo clásico, el crossover y la música para cine. También en lo relacionado a los deportes: Olympic Dream es parte del álbum oficial de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Pero lo que más hechiza del estilo de Mrvica es el fuego que parece salir de sus velocísimos dedos, fuego que se propaga en todo lugar donde se presenta. Es que se lo considera uno de los pianistas más rápidos del mundo. Hay que verlo para darse una idea. Un David Garrett de las teclas capaz de tocar El vuelo del moscardón de Rimsky-Korsakoff en menos de un minuto. Viviana Aubele

Maksim playing u201cFlight Of The Bumblebeeu201d in astonishing 56 seconds
Maksim Mrvica: one of the fastest pianists in the world

Sitio Web Maksim Mrvica
Videos de Maksim Mrvica en YouTube

 

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