PALCO, CAZUELA Y PARAÍSO, de Margarita Pollini

Un delicioso libro para ponernos a tiro mientras esperamos que reabra el Colón

Una de las cosas que más hemos lamentado los melómanos en esta cuarentena ha sido no poder disfrutar del glorioso Teatro Colón, lugar de tantos momentos agradables y cantera de historias de todo tipo. El enorme edificio de estilo ecléctico emplazado desde principios del siglo XX frente a la Plaza Lavalle y cuya ala este puede verse desde la emblemática Avenida 9 de Julio ha sido privado durante largos meses de los aplausos de espectadores, de los murmullos de admiración de turistas de todas partes que acuden a sus visitas guiadas, y en especial, de los integrantes y las historias de este increíble microcosmos sobre los que, con una pluma afinadísima, su fresco sentido del humor y una sobrada experiencia en el medio cultural, Margarita Pollini nos cuenta en su libro Palco, cazuela y paraíso: las historias más insólitas del Teatro Colón.

El libro, publicado por Editorial Sudamericana en 2002, reúne una muy variada gama de anécdotas de personas que tuvieron que ver con la génesis de nuestro primer coliseo en la forma en que lo conocemos, o que pisaron sus tablas, o que simplemente fueron singulares espectadores desde diversos ángulos. Así, nos enteramos del trágico final de Vittorio Meano, arquitecto a cargo de la construcción del teatro después de la muerte de su antecesor, Francesco Tamburini; de las desopilantes anécdotas de Lida “Chochó” Martinoli y su alocada familia; y de cómo Manuel “Manucho” Mujica Láinez pudo conocer el Colón a fondo en distintas etapas de su vida y desde distintos sitios del teatro. En su prolífica vida, como era de esperar, incluyó una obra, El gran teatro, de la cual la autora nos comparte un fragmento para nuestro deleite. Hay también pinceladas sobre aspectos impensados de figuras enormes: los increíbles caprichos de Luciano Pavarotti  o de la Callas, o la levantada en peso que Noemí Souza le hiciera a Régine Crespin.

Margarita Pollini nos trae también narraciones sobre hechos y personajes de nuestra historia política relacionados con el Colón. Infaltables: la presencia en los palcos de Marcelo T. de Alvear (cuya esposa, Regina Pacini, había sido soprano), o la relación de Juan D. Perón y su esposa Eva Duarte con la vida cultural argentina y por extensión el Colón, o los soñolientos cabeceos de Hipólito Yrigoyen en medio de las funciones. 

En un plano más melancólico, no podía dejar de incluirse un conmovedor capítulo dedicado a los nueve bailarines muertos en la tragedia del Río de la Plata, un momento que marcó la vida del teatro. Se narran también algunos finales con más sombras que luces de algunas figuras, como el bailarín Adolfo Stahl y su misteriosa “resurrección”, la toma de hábitos de Rosina Storchio, el triste e injusto olvido de Olga Chelavine o el estremecedor funeral “en escena” de Franco Paolantonio, cuya vida fue cegada por un absurdo.

La lista de anécdotas, personajes y referencias es extensa. Consciente de la magnitud de todo lo relacionado con el Colón, Pollini sabiamente ha logrado condensar en casi trescientas páginas una nutrida variedad. Es una tarea colosal para la historia de un teatro -al momento de escribirse el libro, prácticamente centenario-, por donde pasaron figuras enormes. Con gran tino, en Palco, cazuela y paraíso, la autora nos advierte en las primeras páginas sobre la ciclópea labor de reunir tantas historias, imposibles de contener a todas en un solo volumen.

Queda en el lector saber apreciar tan tamaña labor que nos acerca a nosotros, simples diletantes, el costado más humano de este titán de cemento que todavía no ha podido abrir sus puertas. Palco, cazuela y paraíso nos abre el apetito para indagar más sobre este orgullo nacional, que esperamos muy pronto pueda volver a abrir sus puertas a todos aquellos que lo amamos. Viviana Aubele

Palco, cazuela y paraíso
Margarita Pollini
284 páginas
Editorial Sudamericana
Sitio Web Teatro Colón
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