NEO ENTES, siglo XXI cambalache

Neo Entes – Tecnología y guerra antropológica en el siglo 21 – Autor: Miklos Lukacs de Pereny – Editorial: Grupo Unión (Argentina) – Primera edición: 2022 

Lee Majors es recordado por su papel en la serie televisiva El hombre nuclear de la década de los setenta. La trama gira en torno de un exastronauta de la NASA que sufre un grave accidente en un vuelo de prueba y es reconstruido gracias a implantes biónicos que lo hacen mucho más fuerte que el resto y que le dan un poder de visión fenomenal. La serie estaba basada en una novela de Martin Calidin, Cyborg, escrita en los años setenta, cuando la sociedad todavía se regodeaba en los avances tecnológicos y el furor por la conquista del espacio. Naturalmente, y como con toda ciencia ficción que se precie, nadie en aquellos tiempos iba a soñar -ni mucho menos anticipar- con la irrupción de tecnologías tan avanzadas como para crear seres híbridos a mitad de camino entre el homo sapiens y un robot. Si Discépolo viviera, quizás haría algunas modificaciones a su tango Cambalache.

Miklos Lukacs es especialista en tecno-política y filosofía de la tecnología. Nacido en Lima en 1975, Lukacs es el cerebro detrás de Neo entes: Tecnología y cambio antropológico en el siglo 21, un título que propone una variable científico-tecnológica al debate sobre la posmodernidad. El título suena rimbombante y adecuado para una película de ciencia ficción, pero el contenido de sus páginas dista de ser una elegía del avance y el progreso humanos. Aunque el tema reviste una complejidad inconmensurable, la destreza del autor reside en la simplicidad de lenguaje sin necesidad de banalizaciones ni reduccionismos inútiles. Aunque el diseño de la tapa le haga un guiño a la ciencia ficción, de este género no hay absolutamente nada. Además, si el estimado lector hurga en sus páginas en busca de alguna teoría conspirativa o algo que se le parezca, no lo hallará.

Neo entes es, lisa y llanamente, una crítica necesariamente despiadada y perfectamente documentada a la brutal embestida que la tecnología y otras cuestiones más profundas y menos visibles vienen dando en los últimos años. De ninguna manera el lector debe entender que el autor se opone al progreso tecnológico, sino que su crítica se enfoca en su uso indiscriminado para fines netamente utilitarios y en pos de una agenda encubierta. El homo sapiens, para Lukacs, va camino de convertirse en una triste imitación de Dios, en un lamentable homo deus.

El primer capítulo trata la idea de ser humano mirando por el prisma de las distintas corrientes filosóficas, desde Sócrates hasta el posestructuralismo. En el segundo, el autor define qué es progreso, con su evolución a lo largo de la historia, y lo diferencia de su subproducto, el progresismo. De esta última vertiente identifica dos subvertientes: el progresismo racionalista, y una derivación harto peligrosa, el progresismo transhumanista. Es en este punto donde el libro comienza a desarrollar a pleno el tema del transhumanismo, postura que engloba varias disciplinas y que -lejos de darle al ser humano el lugar que por derecho propio le corresponde-  deshumaniza, deconstruye y reduce a aquel al lugar de un mero esclavo. El tema del transhumanismo es tratado con crudeza en el tercer capítulo. Da cuenta de cómo se fue gestando esta suerte de neorreligión que -en palabras del autor- le declara la guerra a la muerte vía la producción de estos neo entes (neologismo lukacsiano) mediados por la tecnología y que pretenden alcanzar el súper bienestar, la súper longevidad y -lo que quizás resulte más aterrador- la súper inteligencia.

Si todo esto remite a 1984 de George Orwell o, más aún, a Un mundo feliz de Aldous Huxley, el cuarto capítulo no dejará lugar a dudas. Una sociedad donde la ciencia será el dios que todo lo regule, donde un único gobierno mundial controlará las vidas públicas y privadas de cada persona, y donde la cuestión de la sexualidad y la procreación serán suprimidas son -para el autor- perfectamente factibles gracias a un cóctel de cuestiones variopintas. Sostenibilidad del planeta, cambio climático, ONGs, agenda arcoíris (que es, en realidad, el emblema del progresismo globalista), entidades multi y transnacionales, filántropos con segundas intenciones, la Cuarta Revolución Industrial (4RI), activismos varios, especismo, eutanasia y eugenesia, todo esto parece conducir hacia un solo carril, el de la manipulación tecnológica o genética para engendrar nuevos seres (“neo entes”) perfectamente manipulables y muy lejos de lo que pregona el slogan tripartito de “inclusión, diversidad e igualdad”, que el autor analiza a conciencia y demuestra el vacío de contenido y de significado de estos términos.

Los dos últimos capítulos -el último lleva el título del libro- desembocan inexorablemente en la descripción de un mundo para nada ideal, sino de un realismo brutal: la inevitable deshumanización del ser humano y su transición de sujeto de derecho a mero objeto, mediante cuestiones tales como el aborto, ideología de género y, por supuesto, la “neolengua” orwelliana o la manipulación de la lengua. Aunque el llamativo diseño de tapa puede hacer correr un escalofrío, vale la pena bucear en las poco más de 200 páginas, no solo para informarnos debidamente de las habas que se cuecen a nuestras espaldas, sino para “parar la pelota” y tratar de vislumbrar hacia dónde se dirige el ser humano en este tren de cosas. Viviana Aubele

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