La última sesión de Freud – Actúan: Luis Machín, Jorge Suárez – Escenografía: Diego Siliano – Iluminación: Marcelo Cuervo – Autor: Mark St. Germain – Director: Daniel Veronese
El escritor C. S. Lewis, ateo en su juventud, se ha convertido en ferviente cristiano, llamativo cambio que Sigmund Freud está deseoso de comprender, dudando sobre la probable existencia de Dios, además de temas inherentes a la sexualidad y los vínculos familiares en las experiencias personales de cada uno. El encuentro se produce en la casa del psicoanalista. Freud sabe que no está bien -debido al cáncer de paladar y el uso de una prótesis dolorosa- y ha decidido terminar con su vida.
Con la visita de Lewis se inicia una conversación que pasa por momentos de tensión -tanto como la situación social exterior con amenaza de bombardeo sobre la ciudad- alternados con humor inteligente para una distensión necesaria. En un intento por acelerar el final, Freud insiste en que su médico personal llegue a tiempo o que su hija venga a asistirlo. Nada de eso ocurre y es el escritor quien debe enfrentar la realidad. Los momentos de los ataques de dolor en la boca de Freud, en la impecable interpretación de Jorge Suárez, causan gran sensación y están muy logrados, muy reales, tal como su completo trabajo.
En La última sesión de Freud, de Mark St. Germain, basada en el libro The Question of God de Armand Nicholi Jr., se manifiestan claramente las dos posturas, el ateísmo y la fe. Luis Machín logra una excelente personificación del escritor. La dirección de Daniel Veronese es minuciosa, tiene buen ritmo y una ajustada estructura de la talla de los personajes. La dramaturgia alcanza las expectativas del tema en cuestión y cada frase del brillante relato acrecienta su significado en las sólidas interpretaciones, sin quedar perdida en el contexto.
La puesta se presenta acorde en todos los detalles. El notable diseño escenográfico de Diego Siliano, con profusión de pequeños objetos en el despacho del doctor, aporta calidez y no distrae la atención en la profundidad de las escenas. El impecable vestuario creado por Laura Sing completa el clima de esos años. Sergio Boaglio
Se dio hasta marzo 2013 en Multiteatro
Luego Javier Lorenzo reemplazó a Jorge Suárez
y pasó a Teatro Picadero (clic)
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