IL BARBIERE DI SIVIGLIA, modernismo multicolor

En la Opera di Firenze, una obertura actuada, buenas voces y excelente orquesta

Il barbiere di SivigliaBasada en: Pierre de Beumarchais – Libreto: Cesare Sterbini – Música: Gioachino Rossini – Cantantes: Laura Verrecchia, Alessio Verna, Vittorio Prato, Filippo Adami, Gabriele Sagona, Leonor Bonilla, William Corrò, Vito Luciano Roberti – Vestuario: Carla Teti – Orquesta y Coro: del Maggio Musicale Fiorentino – Dirección: Alessandro D’Agostini – Régie: Damiano Michieletto 

No es la primera vez que se teatraliza o se baila una obertura o un preludio, originalmente pensados para ser sólo escuchados y adentrarse en el carácter de la obra o el momento. De hecho, en nuestro Teatro Colón, hay dos ejemplos recientes: en abril de 2013, el preludio al Acto IV de Carmen de Bizet, en la puesta de Emilio Sagi, fue bailado por Roberto Rodríguez en una estupenda Aragonesa, con coreografía de Nuria Castejón; un año más tarde, Mauricio Wainrot –en su debut como régisseur– creó una bella coreografía para la obertura de El barbero de Sevilla de Rossini, que habitualmente es a telón cerrado.

Ya en 2015 y en Firenze, para esta última ópera -titulada originalmente Il Barbiere di Siviglia o sia L’Inutile Precauzione-, Damiano Michieletto se jugó con una puesta de entretenidas marcaciones mímicas y coreográficas, respondiendo al estilo buffo de la misma, que dio como resultado un espectáculo en si mismo. El elenco, con vestimenta contemporánea, obedece al anuncio de la salida de un tren que va de Firenze a Sevilla mientras, al compás de la música -con la Orchestra del Maggio Musicale Fiorentino sonando magníficamente bajo la batuta de Alessandro D’Agostini-, se reflejan los movimientos y momentos del viaje. El final de la ópera termina con el anuncio del tren que retornará de Sevilla a Firenze, como en mágica historia, para salir de la sala de preciosa arquitectura inaugurada hace dos años.

La escenografía es de un minimalismo extremo, tan sólo una quincena de sillas clásicas pintadas de naranja -que generan creativas formas- y una escalera, junto a algunos elementos de utilería –decenas de amarillos almohadones, coloridos paraguas y enormes globos blancos- que se mueven cuadro tras cuadro con gran velocidad e imaginación. En contraste, el vestuario es detallista y precioso, disfrutable en los diseños y fuertes colores acorde a cada physique du rôle, excelentemente combinado con el maquillaje y las pelucas. Junto a la iluminación, se notó una gran combinación de un todo estético deleitable y al servicio del relato.

Si bien el elenco fue parejo en lo vocal, en lo histriónico adoleció del carácter de comedia y divertida confusión que deben regir de principio a fin, tornándose en momentos algo lenta y falta de picardía. En el papel de Rosina, la mezzo soprano Laura Verrecchia ofreció una voz muy personal e interesante con posibilidades de una mejorable emisión y seguridad en los agudos, que se notaron algo tirantes en la célebre aria Una voce poco fa. Sin embargo, junto a Vittorio Prato, quien personificó al Figaro en cuestión, lograron un exquisito Dunque io son? El barítono había mejorado su volumen, muy bajo en el comienzo, cuando hizo el Largo al factotum, y hasta su actitud cambió fundamentalmente en el segundo acto.

En tanto, el bajo Gabriele Segona impactó por la calidad tímbrica y potencia vocal, junto a una actuación muy acorde al gracioso personaje de Don Basilio, con sus enseñanzas musicales y su traje verde de larga cola. Alessio Verna, todo de blanco, corporizó muy bien al preocupado tutor Don Bartolo, generando gracia con sus distracciones, al igual que el rojo Conde de Almaviva que interpretó Filippo Adami. No se quedó atrás Leonor Bonilla en el papel de la criada Berta, con gran simpatía y bello canto.

Las voces del Coro del Maggio Musicale Fiorentino se hicieron notar limpia y sutilmente desde el gran foso de la flamante sala. Los engaños, la vivacidad, el dinero y los pelos de las barbas siguen creciendo mientras los años pasan para que siempre reaparezca, con diferentes disfraces, el inefable Figaro, un barbero de calidad. Martin Wullich

Fue el 11 de julio de 2015
Opera di Firenze
Firenze, Italia
www.operadifirenze.it
Damiano Michieletto en Operabase

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