La noche del 25 de mayo -víspera del gran concierto frente a las Cataratas del Iguazú- fue muy especial, por la sorprendente calidad de los pequeños músicos, la elección del repertorio y el exultante final a cargo de la Exocubs Steel Orchestra. Con la presentación de Andrea Merenzon, la gran impulsora de esta idea, el inicio estuvo a cargo de Eva Mylle, la joven pianista de la agrupación francesa Petites Mains Symphoniques -dirigida por Eric Du Fay– quien interpretó un exquisito momento de las Estampas de Claude Debussy.
A continuación, a dúo con la flautista Laurine Gardet, siguieron con una deleitable pieza de Francis Poulenc. Posteriormente un apreciable dueto de maravillosas guitarras, y luego violoncellos, ofrecieron, entre otras, algunas piezas de Jean Francois Durez.
Dos hermanitos australianos continuaron con la Habanera de Pablo de Sarasate: Joshua Han, de 9 años de edad, en el piano, y Oscar Han, de 11 años, en el violín. La concentración absoluta y la afinación acorde en el comienzo no desdeñaron una sonrisa cuando, debido a su estatura, el niño pianista se ponía de pié para tener contacto visual con su hermano, en el comienzo de la pieza.
Siguió Joshua con una impactante versión de La Campanella, de Franz Liszt y terminaron juntos haciendo la Fantasía, que escribió Franz Waxman, sobre temas de la ópera Carmen de George Bizet.
A continuación hizo una marcial entrada el grupo norteamericano Texas Boys Choir, con dirección de Sidney Bryan Priddy y acompañamiento en piano de Ellie Lin. Interpretaron muy histriónicamente momentos de films como E.T. y Tiburón, con adecuadas coreografías y elementos escenográficos. También dedicaron un sublime momento a varios negro spirituals con admirable integración de voces y estupendos arreglos.
La banda Exocubs de Trinidad y Tobago, dirigida por el siempre sonriente Desmond Waithe, eligió el tema de amor de Titanic para el comienzo, siguió con Evita, y fue in crescendo con In the Mood y otros bises, hasta hacer levantar al público, que bailaba al son de sus particulares tambores de acero, sonando como variados instrumentos de orquesta.
Casi dos hora de espectáculo (más videos abajo) terminaron con notable alegría y muchísimas ganas de seguir al día siguiente en el esperado concierto de cierre. Martin Wullich
Fue el viernes 25 de mayo de 2012
Iguazú Grand Hotel
Puerto Iguazú, Misiones
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