CLUB CAPO CABANA, para buenos paladares

La creación de Walter Soares respeta la excelente impronta de Jean-François Casanovas

Club Capo CabanaActúan: Johanna Ferrau, Gabriela Figueroa, Mauricio Guzmán, Marcelo Iglesias, Juan Salas, Walter Soares, Tamara Solange y Facundo Vivona – Idea y Dirección: Walter Soares

Hay proyectos tan personalistas que su estrella se apaga con la de sus creadores. No es el caso del grupo Caviar, que presentó Club Capo Cabana, primer espectáculo luego de la muerte -29 de abril de 2015- de su fundador Jean-François Casanovas.

Su sello inconfundible está presente en todo momento: desde el espléndido vestuario –cuidado hasta el último detalle- hasta el característico maquillaje cercano al comic y, sobre todo, esa estética que mezcla humor, transformismo, absurdo, cine mudo, teatro, music hall, mímica y danza. La palabra –ausente- es reemplazada por playback que los artistas siguen a la perfección, y que les permite convertirse en miles de personajes enlazando una treintena de números y cambios de ropa calculadísimos mediante.

Anticipando la estética del espectáculo, los artistas de Caviar pasean entre los espectadores que entran a la sala, dejando admirar la excelente factura de los impresionantes trajes, pelucas y maquillaje. Lo lúdico está siempre presente en este Club Capo Cabana: no hay un hilo conductor, ni una historia a seguir, y es ese su mayor mérito.

Es lo que nos permite admirar al elenco femenino en una versión ‘oriental’ de Anything goes, descubrir los compases de la Serenata del burrito de Rudolf Friml enmascarados en un impar trío de cantantes, o sumergirnos en la brumosa atmósfera berlinesa para encontrarnos con una Marlene Dietrich de brazos desmesurados que observa caer las bombas a su alrededor como si fueran frutos de un árbol, todo sin solución de continuidad.

Walter Soares, compañero de escena y de la vida de Casanovas desde la fundación del grupo en 1981, fue el encargado de mantener el espíritu de Caviar y poner en marcha una receta tantas veces probada en estos treinta y cinco años, pero que mantiene su originalidad.

Cada escena tiene como nexo a esa mujer exhuberante, disparatada y caricaturesca encarnada por Soares: Carmen, una condenada que implora piedad al juez, la cumpleañera agasajada por tres galanes que le cantan La flor de la canela, todas son distintas facetas de un afiatado actor que lleva con éxito la antorcha del espectáculo.

La otra pata de Club Capo Cabana es Marcelo Iglesias, otro histórico del grupo. Iglesias es un consumado transformista que, en las antípodas físicas de Soares, se sacan chispas en el desopilante combate de dos dactilógrafas al son de La máquina de escribir de Leroy Anderson. Luego, vapuleará a un diminuto compañero en Andate,  reprochará aspaventosamente a su hija embarazada, y será la figura central objeto de celos de un trío de cantantes pop, todo con igual talento y estilo.

Los más jóvenes integrantes de la troupe (ellos y ellas) responden adecuadamente a los lineamientos de la compañía, con lo cual (y por suerte) tendremos Caviar asegurado para rato. Patricia Casañas

Se dio hasta mediados 2016
Teatro Maipo

Esmeralda 443 – Cap.
(011) 4322-8238

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