Cien años de soledad – Reparto: Diego Vásquez, Marleyda Soto, Claudio Cataño, Ruggero Pasquarelli, Edgar Vittorino, Moreno Borja, Jerónimo Barón, Ella Margarita Becella y otros – Narración: Jesús Reyes – Dirección: Alex García López, Laura Mora Ortega – Autor: Gabriel García Márquez – Distribuye: Netflix
Estimamos que Gabriel García Márquez (1927-2014) estaría complacido de ver cómo su obra cumbre, Cien años de soledad, es la propuesta de Netflix de la que más se habla en redes y, sobre todo, en términos muy elogiosos. Algo tuvieron que ver Gonzalo y Rodrigo García Barcha, a cargo de la producción y, además, hijos del Premio Nobel de Literatura 1982. El 2024 cerró con una miniserie donde el realismo mágico de “Gabo” está tratado de manera excelente. Son ocho episodios que, por cierto, no bastan para las intrincaciones de historias y personajes (cada cual con su complejidad) concebidos por García Márquez. Tanto es así, que se vendrá la segunda temporada a mediados de 2025.
Con la serena narración de Jesús Reyes, las páginas de la novela se van abriendo y revelando un universo que, muy probablemente, se asemeje a aquel que llevó a García Márquez a vender su único auto para dedicar casi dos años a redactar esta obra. Macondo crece y se desarrolla, a lo largo de los episodios, a la par que sus personajes principales. La Úrsula joven (Susana Morales) es una matriarca en potencia, dadora de vida, la que soporta las aventuras alquímicas y metafísicas del joven José Arcadio (Marco Antonio González), estimulado por su amistad con el enigmático Melquíades (Moreno Borja); Úrsula es la que pone algo de cordura en su familia. La Úrsula madura, muy bien lograda por Marleyda Soto, es la protectora, la que acompaña y luego sostiene al José Arcadio adulto (Diego Vásquez) en su locura. En el devenir de los episodios, el matrimonio en sus dos etapas, la de José Arcadio joven – Úrsula joven y la de José Arcadio adulto – Úrsula adulta, constituyen estupendas duplas que, como se dice comúnmente, se “roban” la pantalla.
Igualmente logrado está el personaje del coronel Aureliano Buendía, en sus distintas metamorfosis, desde niño (Santi Vásquez), pasando por su adolescencia (Jerónimo Barón) y su atormentada adultez (Claudio Cataño); los tres estadios del personaje no acusan interrupciones ni incoherencias en su continuidad. Completan la prole de los Buendía originales José Arcadio hijo (Thiago Padilla, Andrius Leonardo Soto y Édgar Vittorino, según las tres etapas del personaje), Amaranta y Rebeca (Luna Ruiz Jiménez / Loren Sofía y Nicole Montenegro Sánchez / Akima en los roles de niñas y adultas, respectivamente).
A propósito de Akima (cuyo nombre real es Laura Grueso) se han suscitado algunos debates en redes sobre los ideales de belleza pensados por el autor y los vertidos en esta serie, pero esta cuestión no va en desmedro de la excelente participación de las actrices. La Amaranta y la Rebeca de la adultez, cada cual con sus particularidades fenotípicas, vienen a ser el símbolo de la variedad étnica de nuestro subcontinente.
En ambos extremos de la escalas social y etaria se encuentran Pilar Ternera (Viña Machado) y Remedios Moscote (Cristal Aparicio). Ambas fungen como símbolos del amor, uno el más salvaje y fecundo, el otro el más idealizado y sublime. El personaje de Pilar, cuyo nombre y apellido son todo una semblanza, mantiene su instinto maternal evitando la reiteración del mito de Edipo y Yocasta con Arcadio (Janer Villarreal), el fruto de su amor con José Arcadio hijo, y cuyo trágico destino parece estar sellado desde su llegada a la morada de sus abuelos.
Los crudos momentos de las incursiones bélicas de Aureliano Buendía (Cataño) y las menudencias de la política se van intercalando con viñetas tiernas, como la historia de amor entre Aureliano y Remedios o la santa paciencia de Úrsula Iguarán con las veleidades de José Arcadio, con pinturas costumbristas que rescatan a una Colombia que quedó en el ayer. Gran mérito en la labor de fotografía y locaciones que coadyuvan a crear un clima de época por el que los personajes dan vida a Macondo. Viviana Aubele
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