«Hay que dejarle lugar a los más jóvenes», dicen ciertas voces. Todos hemos escuchado alguna vez esta sentencia. Y en general no podemos sino estar de acuerdo con ella. Sin embargo, esto será así en tanto y en cuanto ese dejarle lugar a los más jóvenes no suponga quitarle ese mismo espacio a los mayores. Esto no es una competencia. La edad de una persona no supone que se tengan más o menos cosas por decir.
Las sociedades más sabias son aquellas que respetan a sus mayores. Finalmente ellos son los que tienen más experiencia, por haber vivido más tiempo. Solamente una cultura soberbia, superficial y fundamentalmente inmadura es capaz de relegar a sus mayores como objetos inservibles. No digamos más: nuestra cultura tiene bastante de esto que denunciamos. Mejor hablemos de música.
En marzo de 2018, cuando el sello Decca editó un registro del Concierto para piano Nº 1 de Beethoven a cargo de Martha Argerich y Seiji Ozawa, la pianista tenía 76 años y el director 82. Este detalle de la edad lo consignamos adrede: la versión es maravillosa. Argerich juega y explora en la intimidad de la obra, mientras Ozawa, al frente de la Mito Chamber Orchestra, demuestra el enorme valor de su experiencia, que luego extiende a su versión de la Primera Sinfonía del compositor alemán, que completa el álbum.
Dos años más tarde, a ese primer registro discográfico le sigue otro. De nuevo estas dos legendarias estrellas de la música coinciden en un mismo programa: una ejecución del Concierto para piano No. 2 de Beethoven, en coincidencia con el 250º aniversario del nacimiento del compositor. Cabe destacar algo importante: no es material de archivo. La toma fue realizada en una presentación reciente, en la ciudad japonesa de Mito, el 28 de mayo de 2019.
Argerich y Ozawa ya habían hecho música juntos en varias ocasiones, pero esas actuaciones no habían quedado registradas. Su primer encuentro fue en 1979, en el debut de Argerich con la Boston Symphony Orchestra, de la cual Ozawa era por entonces director musical. Fue el inicio de una extensa relación de amistad y entendimiento musical, que por fortuna queda testimoniada a través de estos dos discos. Como complemento del segundo álbum se incluye la primera grabación realizada por Ozawa de la hermosa Suite Holberg del noruego Edvard Grieg, en este caso en un trabajo realizado en estudio a mediados de 2017.
Desde hace ya una década la salud de Seiji Ozawa ha sido muy delicada y su actividad musical se ha visto acotada en consecuencia. Muchos falsos rumores, malintencionadas o no, han circulado al respecto. En cualquier caso, estos registros testimonian que el veterano director todavía tiene un contacto vital con su arte, y un conocimiento arraigado del mismo que insiste en transmitir con pasión a sus discípulos. A ellos les ha insistido muchísimas veces con una fórmula tan simple como eficaz: «¡Debes escuchar! ¡Usa tus oídos! ¡Escucha, escucha, escucha!»
Tal vez nosotros, los melómanos, deberíamos seguir este mismo consejo. Que a través de nuestros oídos nos llegue la música al alma, y dejarnos luego llevar por las emociones. Suelen impresionarnos los jóvenes talentos, y está bien. Pero que eso no opaque la debida admiración de quienes han vivido para aprender, a lo largo del tiempo, a decir cosas muy importantes a través de su arte. Germán A. Serain
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