MÚSICA Y LITERATURA, Suite Rayuela

Quatrotango presenta la obra de Gabriel Clenar en un concierto que une música y literatura

En 2024 se cumplen 110 años del nacimiento y 40 años de la muerte de un enorme escritor argentino que no requiere demasiadas presentaciones: Julio Florencio Cortázar (Bruselas, 26/08/1914-París, 12/02/1984). Pocos autores han tenido una relación tan estrecha con la música. Cortázar no solo fue un gran melómano, sino que de chico estudió piano, algo de clarinete y también trompeta. Él mismo se confesaba como un músico frustrado, y quizás por ello fue que llevó la música adonde era más competente: a su literatura. 

Su obra está repleta de referencias musicales, en cuentos como El perseguidor y en Rayuela, por supuesto, pero también en multitud de otras páginas suyas. La música aparece a veces como tema, otras veces como protagonista, pero también como esencia, afectando las formas y matices de su estilo literario. Cortázar reconocía que los textos tienen una cadencia, un ritmo que se asocia con una musicalidad. En sus propias palabras: “Mi trabajo de escritor se da de una manera en donde hay una especie de ritmo, que no tiene nada que ver con las rimas y las aliteraciones, sino con una especie de latido, de swing, como dicen los hombres de jazz, que si no está en lo que hago es una prueba de que no sirve y hay que tirarlo”.

El jazz tuvo gran influencia en su obra, en particular el jazz moderno de los años cincuenta. A Cortázar le fascinaba la idea de la improvisación, el no saber qué podía surgir de un momento a otro en la continuidad de un hilo narrativo, tanto en lo musical como en lo literario y hasta en la vida misma. La sorpresa siempre ahí, agazapada y lista para saltar, escapando de lo previsible o del estereotipo. Pero no sólo estaba allí el jazz: un recital de piano podía ser el contexto adecuado para que lo inesperado apareciera; una tos resonando en medio del registro de un concierto, la excusa perfecta para un texto. Y en sus páginas aparecen también las ménades, los discos, las referencias a la música clásica, la chanson francesa, la influencia de la música aleatoria y también las referencias nostálgicas a la música argentina.

Con todos estos antecedentes, era lógico y natural que distintos compositores escribiesen músicas inspiradas en la vida y en la obra de este gran escritor. Y este es el caso de Gabriel Clenar, quien después de haber elaborado una suite de cámara dedicada a Ernesto Sábato, se dedicó a componer y revisar la Suite Rayuela (A Don Julio Cortázar), en una clara referencia a la novela homónima, famosa por su atípica estructura y su notable calidad literaria.

La suite de Clenar está escrita para piano, violín, bandoneón y contrabajo, lo cual permite identificar de manera muy directa el espíritu de Buenos Aires, matizado por los correspondientes aires parisinos. El título de cada uno de los ocho números que la integran, cuyo orden refleja uno de los modos de lectura que sugiere Cortázar en el prefacio de su obra, referencia su punto de inspiración. Dos ejes básicos presentan los títulos de Tierra y Cielo, por un lado, y los nombres de Lucía (“La Maga”) y Oliveira, por el otro. En otras palabras, los puntos de partida y de llegada de una rayuela, y los dos protagonistas de la historia. El personaje masculino aparece desdoblado en dos: Del lado de allá y Del lado de acá, marcando la dualidad geográfica del propio Cortázar, con un pie en París y otro en Buenos Aires. Tres micromovimientos, identificados como Intromisiones, operan como separadores, con un carácter lúdico, remitiendo a tres razas mitológicas creadas por Cortázar, fuertemente identificatorias de su literatura: los Cronopios, Esperanzas y Famas.


“Del lado de acá”, de la Suite Rayuela, dedicada a Julio Cortázar

Conversamos brevemente con Gabriel Clenar, compositor y pianista, justo antes del estreno de la versión definitiva de su suite, que estará a cargo del grupo Quatrotango, en un único concierto que tendrá lugar el jueves 4 de julio en el Palacio Paz de la Ciudad de Buenos Aires. El programa estará dedicado a homenajear la literatura argentina, profundizando no solo en la obra de Julio Cortázar, sino también en la de Ernesto Sábato y Jorge Luis Borges, a través de otras composiciones de Clenar y del violinista del grupo, Marcelo Rebuffi. 

¿Qué relación encontrás, desde tu mirada como compositor, entre la literatura de Cortázar y la música?

El caso puntual de Cortázar es muy interesante, porque su literatura es muy musical. Muchas veces su obra está atravesada directamente por la música, a través de la mención de compositores y obras, de escenas en las cuales los personajes aparecen rodeados de música, que ocupa un lugar preponderante. Pero al mismo tiempo en la obra de Cortázar sobrevuela siempre cierta cuestión mágica, un poco onírica. Hay algo de cinematográfico en sus relatos. Y en el caso de Rayuela, así como en otros textos de esa misma época, es una cinematografía muy moderna, en el sentido de que no son tan importantes los conflictos en sí, sino la subjetividad de los personajes, lo que va ocurriendo en sus transformaciones humanas. Yo intenté retratar esas atmósferas mágicas, esas transformaciones, esos momentos de hipnosis en los cuales los personajes cambian. Situaciones en las cuales no hay un lugar adonde ir, sino algo que va sucediendo muy sutilmente.

Por otra parte, sabemos que Cortázar fue un gran melómano y señalaba siempre que su literatura está marcada por un ritmo, por una cadencia casi musical. El tema del ritmo es verdaderamente determinante. En el caso de esta obra que compuse, la estructura claramente trata de llevar un pulso literario. Fijate que se diferencian notablemente una introducción, un desarrollo y un descenlace, a partir de los distintos números, pero el corpus total trata de desarrollar esa estructura, jugando con esos brevísimos interludios, que llamé Intromisiones, que remiten a los personajes del libro Historias de cronopios y de famas.

El disco anterior de Quatrotango se pudo hacer gracias a un aporte de Mecenazgo Cultural, pero en este caso el proyecto no pareció despertar el interés de los evaluadores. ¿Piensan concretar, de todos modos, la grabación de la obra?

Nos llamó la atención que justo en ocasión de este doble aniversario de Cortázar el proyecto no generara mayor entusiasmo, pero más allá de esa circunstancia esperamos poder concretar la grabación fonográfica de esta obra. Ojalá podamos hacerlo en el transcurso de este año, y de ser posible también nos gustaría hacer un registro en video, porque para nosotros es muy importante dejar plasmado el concepto de esta obra en el momento de evolución que tenemos con nuestro grupo, con los más de veinte años que llevamos de trayectoria. Estamos trabajando fuerte para poder hacerlo y ojalá podamos contar con los fondos necesarios por parte de algún interesado en apoyar nuestro proyecto.

El programa que van a presentar en el Palacio Paz se anuncia como un homenaje a los grandes protagonistas de la literatura argentina.

En efecto, porque existe una continuidad directa entre esta Suite Rayuela y el último disco de Quatrotango, que se titula Homenaje a Ernesto Sábato y otras músicas. En aquel proyecto pudimos incluir la Suite Ernesto Sábato, también de mi autoría, además de otra obra en homenaje a Jorge Luis Borges, que escribió Marcelo Rebuffi inspirado en el célebre relato Las ruinas circulares. Además vamos a interpretar varias piezas de Astor Piazzolla, en arreglos propios del grupo, porque son piezas muy celebradas por nuestro público.

Discografía completa de Quatrotango

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