Hace tres años, a 500 años de la Reforma Protestante y un año después del Bicentenario de la Independencia, el pastor Salvador Dellutri escribía en el prólogo del libro La Biblia en la cultura argentina: “La Argentina actual, a doscientos años de aquel 9 de julio de 1816 en que un grupo de patriotas declararan nuestra independencia, es una nación frivolizada, materialista, violenta y hastiada de corrupción (…) Tenemos independencia política, pero somos esclavos de la decadencia y siervos de la corrupción”. Es un párrafo de severa advertencia enmarcado en un prólogo cuyo título es “La Biblia: base y esperanza de la Argentina”. El análisis de Dellutri expresa cuestiones que son evidentes para cualquier hijo de vecino, y lamentablemente sin margen de yerro: el triste panorama de la humanidad hoy y la actualidad de nuestra baqueteada nación en contraposición a unos albores que prometían una vida digna sobre la base de principios sólidos e inmutables.
En el epílogo del libro, el pastor Pablo Deiros continúa la línea planteada por Dellutri y agrega una dimensión filosófica: la importancia de la memoria y de la historia para poder situarnos en un lugar desde donde construirnos como nación, y el hecho de que el presente y el futuro de una nación son resultados de su pasado. Propone también una dimensión teológica al recordar los fundamentos morales y espirituales de nuestro país: baste recordar las palabras finales del Preámbulo de nuestra Constitución, por ejemplo.
Justamente, la Constitución Nacional es uno de los ejemplos que este libro ofrece para ilustrar la influencia que la Biblia ha tenido en la construcción de nuestro ser nacional. Con prólogo del citado Dellutri y con la conclusión de Deiros, este proyecto de investigación, con la Dra. Viviana Barrón de Olivares a la cabeza de un equipo de investigación, compila numerosos ejemplos de cómo las Escrituras, o al menos la concepción que se tiene de estas, están presentes en mayor o menor medida en variados aspectos del ser argentino. El trabajo de investigación parte de la hipótesis de una importante influencia de la Biblia en la construcción de nuestra cultura, influencia no obstante invisibilizada por el movimiento de secularización. Se alude a una constante intertextualidad en todas sus facetas y a una “retórica del creer”, es decir, cómo se expresan las creencias en discursos y prácticas.
Los distintos aportes del equipo de investigación -con integrantes de Sociedad Bíblica Argentina y el Seminario Internacional Teológico Bautista– recorren los múltiples aspectos de nuestra cultura. Se presentan ejemplos de cómo la Biblia está presente en la música popular, a sabiendas o no: la sección despliega un extenso cuadro con temas desde los años setenta en adelante y sus intérpretes, con alusiones directas o indirectas a la Biblia y el capítulo y versículo correspondiente. Es interesante el aporte del pastor Juan Pablo Bongarrá sobre cómo la Biblia está presente en las letras de tango: temas como el castigo divino y la culpa (Gricel, de José M. Contursi); la injusticia de que a los malos les vaya bien y a los buenos no (Tormenta, de Enrique S. Discépolo); el infaltable Cambalache, de este último compositor, tango gestado durante la Década Infame; el regreso de Jesucristo (La bicicleta blanca, de Horacio Ferrer); y la falta de valores con el consecuente desbarajuste del mundo (Al mundo le falta un tornillo, también de “Discepolín”).
Además de la música popular, otras manifestaciones de las artes y el impacto de las Escrituras en estas son también objeto de análisis. Hay referencias a la obra de León Ferrari y Antonio Berni como figuras insoslayables. Julio Cortázar, Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato son puestos bajo la lupa como ejemplos de escritores que, ateos, agnósticos o indiferentes a la fe, se nutren de algún aspecto de la Biblia para su obra, ya sea como inspiración o como mera referencia.
Hay además dos secciones dedicadas a la presencia de los principios bíblicos en los materiales escolares, en los refranes populares y en el peliagudo campo de los discursos políticos: “Argentina, levántate y anda”, “Lo que has de hacer, hazlo ya” y otras frases que nuestros políticos han inmortalizado. En el plano de la legislación, el doctor Pablo Marzili aporta una nutrida síntesis de las referencias directas o indirectas a la Biblia, con su contenido en las distintas vertientes del derecho y, por supuesto, en la Constitución Nacional.
Septiembre es el mes de la Biblia: esto viene a cuento porque un 26 de septiembre de 1569 se terminó de imprimir la Biblia del Oso (así llamada por la ilustración de su portada); fue la primera Biblia traducida al español por el religioso español Casiodoro de Reina, convertido luego al protestantismo. Años más tarde, Cipriano de Valera aportaría su corrección a la traducción de Reina; de hecho, la versión Reina-Valera de la Biblia ha sido y es una de las más usadas en el mundo evangélico. No es coincidencia que septiembre también sea el mes de la traducción: Biblia y traducción van de la mano, pero eso merece varios capítulos aparte.
La Biblia en la cultura argentina es un trabajo interesante, conciso y accesible que puede ayudar al lector interesado a acercarse sin temor a las Escrituras, con riqueza de ejemplos y sin dejar de lado la conexión de los principios bíblicos con la realidad del ser humano en general y de nuestra idiosincrasia nacional en particular. Breve y al punto, el libro genera inquietudes varias; los temas tratados son meros disparadores para quien desee ahondar la investigación, y pone de manifiesto la vigencia del obrar de Dios y la vitalidad de su Palabra aún en los peores momentos. Como corolario, el pastor Dellutri señala que, pese a la aparente oscuridad que impera en nuestro mundo, “podemos tener esperanza si, como en los tiempos del escriba Esdras (reconstructor espiritual de su pueblo), estamos dispuestos a refundar nuestra nación sobre principios espirituales válidos si, como argentinos rescatamos ese libro fundacional para volver a encontrar en sus páginas el camino perdido”. Viviana Aubele
La Biblia en la cultura argentina (2017)
Viviana Barrón de Olivares y otros
Soc. Bíblica Argentina
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