THE KÖLN CONCERT, el recital legendario

La obra cumbre de Keith Jarrett a cuarenta y cinco años de su creación

Es uno de los más grandes pianistas de la historia. De una historia que de ningún modo se limita al jazz. Pero hace poco Keith Jarrett anunció públicamente que es difícil que  vuelva a tocar en público, después de haber sufrido dos derrames cerebrales en 2018 que lo dejaron parcialmente paralizado en su lado izquierdo. Es cierto que hay antecedentes, como el de Oscar Peterson, que sufrió un problema similar y logró recuperarse. Pero en el caso de Jarrett las expectativas no son buenas. De todos modos, la cosecha es generosa: a sus 75 años, ya lleva editados 97 discos oficiales. Entre ellos The Köln Concert, el legendario álbum que este año cumplió cuatro décadas y media. Un disco que cimentó una leyenda e inauguró un particular tipo de recital pianístico, completamente improvisado.

Dicen que el primer disco de jazz de la historia se grabó en Nueva Jersey el 26 de febrero de 1917, para la Victor Talking Machine Company (la del emblemático perro reconociendo la voz de su amo en un gramófono). El registro estuvo a cargo de la Original Dixieland Jazz Band, integrada por cinco músicos de Nueva Orleans: trompeta, trombón, clarinete, piano y batería. Desde entonces han sido innumerables las grabaciones realizadas en el género. Pero incluso en el marco de ese océano de discos hay unos pocos que marcaron un antes y un después definitivo.

Uno de estos registros, legendarios, irrepetibles, emblemáticos, tuvo lugar el 24 de enero de 1975 en la Opera de Colonia (Alemania), y se convirtió, según la opinión de algunos, en uno de los discos de jazz más importantes de la historia. Por supuesto, disentimos con esta afirmación. Porque The Köln Concert, de Keith Jarrett, no es un álbum que merezca ser reducido a la categoría de disco de jazz. De todos modos consignemos un dato: si lo fuera, sería el disco solista de jazz más vendido de todos los tiempos. Y si dejamos de lado la absurda frontera que pretende encasillarlo en un género, se trata del disco más vendido de música instrumental de piano solo.

Jarrett tenía por entonces 29 años y ya había grabado para el sello ECM (Editions of Contemporary Music), producido por Manfred Eicher, un disco de piano solo titulado Facing you, cuya repercusión fue notable e impulsó una gira del músico por Europa que abarcó tres países y once ciudades. En Facing You ya surge el talento indiscutible de Jarrett con su instrumento, pero allí hubo al menos un plan de ruta que en The Köln Concert estará ausente por completo. Lo que hizo a partir de entonces Jarrett fue inaugurar una línea musical tan novedosa como impresionante: los recitales realizados a partir de un ejercicio de pura improvisación. 

El primer disco en el cual Jarrett expuso estos recitales fue un magnífico álbum triple en el cual recopiló actuaciones ofrecidas en Bremen y Lausanne en 1973, el mismo año en que ofreció la presentación en Noruega cuyo video dejamos al final de este artículo, que hasta donde sabemos no ha sido publicado hasta la fecha en disco. Mientras tanto siguió tocando en los Estados Unidos con su cuarteto de jazz. El siguiente disco de piano solista será The Köln Concert, registrado durante su gira de 1975.

La del 24 de enero era la quinta fecha de aquella gira. Estaba previsto que la actuación sería grabada. Pero al llegar el momento, todo fue un cúmulo de contratiempos. Cuenta el propio Jarrett que no pudo dormir durante las veinticuatro horas previas al concierto. Además debió tocar con una faja, porque tenía una lesión en la espalda. Pero lo peor estaba por llegar: Jarrett había pedido tocar en un piano Bösendorfer. Por error, en el escenario fue colocado otro piano -de la misma marca- que estaba en el depósito del teatro. Usado para ensayos de poca exigencia, estaba desafinado y tenía varias teclas y un pedal que no funcionaban. El concierto estuvo a punto de ser cancelado, pero las 1400 entradas vendidas representaban un problema.

De modo que el concierto se llevó a cabo, y se grabó nada más que porque el equipo ya había sido dispuesto. Nadie esperaba sacar nada en limpio de aquella función, en tales condiciones. Cuenta el propio Jarrett: “Decidimos hacer una cinta de la actuación solo para nosotros. El piano era un instrumento terrible y además yo estaba sin dormir. Ya era tarde, pero fuimos a cenar a un restaurante italiano, donde tardaron muchísimo en servirnos. Cuando regresamos yo todavía tenía hambre. Pero recuerdo haber visto a los ingenieros sentados, esperando con su equipo. Y en ese momento pensé: Voy a hacerlo. Entonces sucedió algo interesante con ese piano: y es que me vi obligado a tocar con lo que había, y de alguna manera sentí que debía resaltar las cualidades que tuviese ese instrumento. Y eso fue todo. Mi directiva fue: Tengo que hacer esto. No me importa cómo diablos suene este piano. Lo estoy haciendo… Y lo hice”.

Lo que siguió fue una improvisación increíble, con Jarrett evitando las limitaciones del instrumento (todo el registro agudo del piano brilla por su ausencia) y haciendo nacer como por arte de magia una obra de arte sonoro inigualable durante sesenta minutos, que daría lugar a un álbum doble que se convertiría en leyenda. Difícilmente se pueda encontrar un pianista improvisador más sensacional. Hay quienes aseguran que el inicio del recital toma como referencia el repique de la campana de la Opera que anuncia el inicio de cada concierto. Jarrett reconoce que pudo haber sido así, de un modo acaso inconsciente. Pero que sencillamente se dejó llevar por la música y por ese piano maltrecho.

Años más tarde Manfred Eicher llegó a hacer una declaración arriesgada, al afirmar que es probable que Jarrett tocara como lo hizo precisamente porque no era un buen piano. El biógrafo Wolfgang Sandner señala, por su parte, que Jarrett se molesta cuando alguien le recuerda que este recital ha sido uno de sus mayores éxitos.

Esto es algo particularmente interesante si se piensa en el divismo del que más tarde supo hacer gala Keith Jarrett cada vez que un piano no lo satisfizo por completo, o cuando cualquier cosa que sucediera mientras él estuviese en el escenario lo perturbaba. Si aquella noche de enero de 1975 Jarrett hubiera cedido a sus impulsos y se hubiese negado a tocar, nos hubiera privado de una de las grandes joyas musicales del siglo XX. Germán A. Serain

Click para escuchar en línea The Köln Concert, por Keith Jarrett

Keith Jarrett – Piano Solo Concert – Molde, Noruega – 13 ago 1973

 

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