L’ELISIR D’AMORE, trinomio cantado perfecto

Llamativa puesta en escena de Emilio Sagi con excelentes voces

L’elisir d’amore (ópera) – Música: Gaetano Donizetti – Libreto:  Felice Romani – Elenco: Javier Camarena, Nadine Sierra, Ambrogio Maestri, Alfredo Daza y Florencia Machado – Escenografía: Enrique Bordolini – Vestuario: Renata Schussheim – Puesta en escena: Emilio Sagi – Coro y Orquesta: Estables del Teatro Colón – Dirección musical: Evelino Pidò

En esta versión de L’elisir d’amore la acción se inicia en silencio, durante varios minutos, con basquetbolistas que juegan en una plaza barrial americana cerrada con rejas, aun antes del comienzo de la obertura. El coro comienza a cantar las virtudes de los segadores del campo en Italia, junto a Giannetta y los relatos de Adina. Pero la imagen remeda a West Side Story y otros tantos films estadounidenses de mediados del siglo pasado. También aparecen porristas y pasean ciclistas. Entonces uno se pregunta dónde está lo que se canta.

Pasada esta primera etapa, admitamos que un régisseur puede tener su propia idea de una puesta en escena y trasladar el argumento a otra época e incluso a otro lugar, siempre que respete la historia, su texto original y, claro, la música del compositor. En este caso, la idea del español  Emilio Sagi -que hizo Carmen (2013) en este escenario- es, por lo menos, confusa. Si aceptamos este cambio, disfrutaremos de todos modos de una estupenda teatralización que moderniza y modifica el pueblito rural italiano a donde arribará el charlatán Dulcamara con su balsámico elixir que todo lo cura, para engañar a incautos, inocentes y desamorados. Aquí lo hará en un magnífico automóvil Chrysler Desoto 1951  descapotable y rodeado de asistentes.  

En esta ópera buffa en la que triunfa el amor, con argumento clásico de comedia de enredos y bastante humor, hay mucho color y atractivo, empezando por el acuarelado y exquisito vestuario de Renata Schussheim,  y la sutil y precisa escenografía  de Enrique Bordolini. Con gran trabajo de figurantes, los climas festivos y coreográficos con alegres rondas están muy bien logrados y se ha cuidado hasta la presencia de los vecinos en los ventanales que dan a la calle o una danza de seducción arriba de carritos de supermercado.

Sin embargo, son tres enormes y encantadoras voces las que hacen las delicias del público: el tenor mexicano Javier Camarena, la soprano estadounidense Nadine Sierra y el bajo barítono italiano Ambrogio Maestri. Camarena personifica un Nemorino inocente,  convencido de su amor y del efecto del elixir del título, con una voz que fluye natural y potente, y un timbre reconocible y convincente, que expuso por partida doble en su expresión de Una furtiva lagrima, aplaudida vigorosamente. Sierra compone a Adina, con una voz de encantadora sustancia, impecable en altura, satinada en los pianissimi, cordial y efusiva.  Resultó además muy expresiva en el relato de Tristán e Isolda, y en los dúos con Nemorino.

Maestri, quien ya había brillado en este mismo escenario en Falstaff (2014), interpretó un Dulcamara perfecto, con todos sus matices vocales y actorales, en un papel al dedillo, irreemplazable para el rol del médico seductor y farabute. El cantante emitió con maestría, potencia y gracia inigualables que se conjugaron con su notable capacidad histriónica y physique du rol del gran embustero y charlatán. Su presentación Udite, udite, o rustici!* fue jocosa y gloriosa en la expresión de las interminables virtudes del elixir.

El barítono Alfredo Daza cumplió dignamente y con carácter militar su rol del bravucón sargento Belcore, imprimiendo su voz sin fisuras, al igual que nuestra Florencia Machado, que con su considerable atractivo vocal y actoral interpretó conmovedoramente a Giannetta. La Orquesta Estable del Teatro Colón vibró con equilibrio sonoro bajo la dirección del turinés Evelino Pidò,

Con justa razón, el Coro del Teatro Colón, dirigido con excelencia por Miguel Martínez canta en el exultante final que Viva el Fénix de los Doctores, mientras todo se transforma en una gran fiesta cuya alegría permanecerá por varias horas fuera del teatro. Martin Wullich 

Lu0027ELISIR Du0027AMORE (u00f3pera) - Teatro Colu00f3n 2022 - martinwullich.com

Fue el 4 de agosto de 2022
Teatro Colón
Libertad 621 – Cap.
(011) 4378-7100
Sitio Web Teatro Colón
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L’elisir d’amore en Wikipedia – L’elisir d’amore en BritannicaGaetano Donizetti en Wikipedia 
Sitio Web Emilio Sagi  – Emilio Sagi en Opera Base

* Oid, oid, rústicos campesinos; atentos y no digáis ni una palabra.
Ya supongo e imagino que lo mismo que yo sabéis, que soy aquel gran médico,
doctor enciclopédico, llamado Dulcamara, cuya virtud distinguida y su infinito portento
son conocidos en el universo… y otros lados.

Soy benefactor de los hombres, curador de males, en pocos días evacuo y limpio los hospitales,
y voy vendiendo la salud por todo el mundo. Compradla, compradla, que os la doy barato. 
Y es este odontológico y admirable licor, de insectos y ratones poderoso destructor,
cuyo certificado auténtico, embotellado, tocarlo, mirarlo y leerlo a cualquiera dejo yo.

Gracias a este específico y simpático milagroso, un hombre sexagenario valetudinario
aún se convirtió en abuelo de diez niños. Por este “toca y sana” en breves semanas
más de una afligida viuda de llorar cesó.

Vosotras, severas matronas ¿queréis rejuvenecer? Vuestras arrugas incomodas con esto se quitarán.
¿Queréis, doncellas, tener suave la piel? ¿Queréis, jóvenes galantes tener siempre amantes?
¡Compradme mi específico que por poco lo doy!

Mueve al paralítico, sana al apopléjico, al asmático, al asfixiado, al histérico,
al diabético,
restablece el tímpano, robustece al raquítico, y hasta cura el dolor de hígado
que últimamente está muy de moda.

Él corrige todo defecto, todo vicio de la naturaleza. y vuelve bella a la más fea criatura; hace caminar al tullido, aplasta jorobas, alisa bocios, y cura todo tipo de incómodos tumores sí, los deja… como si no hubieran existido…
Él es un seductor soborno para los guardianes escrupulosos; es un somnífero excelente para viejas y celosos; da coraje a las jovencitas que tiene miedo de dormir solas; un excitante para el amor aún más potente que el café.

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