El barbero de Sevilla – Actúan: Enrique Gibert Mella, Lídice Robinson, Patricio Olivera, Mirko Tomas, Felipe Cudina, Cecilia Pérez San Martín, Alfredo Gonzalez Reig, Eduardo Maradei – Régie: Gonzalo Berdes – Escenografía: Gonzalo Berdes – Vestuario: Miguel Alejandro Flores – Iluminación y proyecciones: Luis Bolster – Coral Ensamble (dirigido por Cecilia Layseca) – Orquesta del Ensamble Lírico Orquestal – Dirección musical: Gustavo Codina
Si fuese posible dividir el universo operístico en aquellos títulos que son definitivamente amados por todos y aquellos que quedan reservadas para el gusto de una minoría -el llamado operómano-, El barbero de Sevilla de Gioacchino Rossini entraría sin dudas en el más selecto grupo de las primeras. Sus doscientos años de historia no han hecho mella en absoluto en esta joya de la ópera bufa italiana.
Inspirada en la comedia homónima de Pierre-Augustin de Beaumarchais, con libreto en italiano de Cesare Sterbibi, la ópera originalmente llevó el título de Almaviva ossia La precaución inútil y se estrenó en 1816, en el Teatro Argentina de Roma. La trama relata las peripecias de una pareja de enamorados: el Conde de Almaviva y la joven Rossina, una huérfana sometida al arbitrio de su tutor, el viejo Bartolo, quien a pesar de la diferencia de edad entre ambos también quiere casarse con ella. Para llevar las cosas a buen puerto, la pareja se vale de la astucia de Fígaro -el barbero-, quien tras una serie de muchos enredos y engaños consigue unir a los enamorados.
Un dato poco conocido es que en realidad Beaumarchais escribió tres historias diferentes sobre el personaje de Fígaro. La ópera de Rossini relata nada más la primera de ellas, en tanto la famosa ópera de Mozart Las bodas de Fígaro, compuesta treinta años antes (1786), se basa en la segunda. Por otra parte hubo óperas anteriores sobre la misma historia que trabajó Rossini, entre ellas Il barbiere di Siviglia de Giovanni Paisiello, que durante algún tiempo llegó a ser preferida a la versión de Rossini, que demostró ser la que quedaría anclada a la memoria y al gusto popular. También podemos señalar que la obertura original de Rossini se perdió, y fue reemplazada por la de otra ópera suya: Aureliano.
La puesta de El barbero de Sevilla del Ensamble Lírico Orquestal, con dirección de Gustavo Codina y puesta en escena de Gonzalo Berdes, se viene presentando desde hace algunos años. Pero la novedad fue el traslado del tradicional escenario del Auditorio de Belgrano a una sala mucho más propicia para el montaje de un espectáculo operístico, como el Teatro Alvear, en plena Avenida Corrientes. Es de esperar que las futuras temporadas del Ensamble Lírico Orquestal puedan seguir ocupando este espacio, lo cual marcaría una nueva línea posible para el desarrollo de la ópera en la ciudad de Buenos Aires.
La versión de El barbero de Sevilla es impecable tanto desde el punto de vista musical como actoral. Se destaca en ambos aspectos Enrique Gibert Mella como un Fígaro excepcional, secundando al Conde de Patricio Oliveira, chispeante y de muy buena voz. Lídice Robinson como Rossina, Mirko Tomas en el rol de Don Bartolo, Felipe Cudina en el papel del inescrupuloso Don Basilio y Cecilia Pérez San Martin como una notable Berta, completaron el elenco principal, junto con Alejandro González Reig como Fiorello. Todos ellos se lucieron y le dieron vida y lucimiento a sus respectivos personajes. Por supuesto, las arias Una voce poco fa y Largo al factotum fueron las más celebradas.
El Coral Ensamble masculino, dirigido por Cecilia Layseca, también tuvo un muy buen papel, al igual que el ensamble orquestal dirigido por Codina, enfrentado a una partitura que es mucho más difícil y virtuosa de lo que parece. La música de Rossini no tiene nada de ligera ni de sencilla, y esto es algo que hay que tener en cuenta. En cuanto a la puesta, Berdes demostró que con pocos elementos, mucha creatividad y una iluminación adecuada, se pueden hacer cosas muy efectivas. Germán A. Serain
Fue el 22 de mayo de 2019
Teatro Astral
Av. Corrientes 1639 -Cap.
www.teatroastral.com.ar
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