WORDS OF THE WIND, música de Luciana Morelli

Desde Suiza, un novedoso álbum trae poesía que inspira y canciones del viento

Después de transitar varios escenarios internacionales y participado de importantes ciclos en la Argentina, Luciana Morelli decidió instalarse en Basel, Suiza. Desde allí nos cuenta sobre su rica trayectoria, los músicos con los que trabajó y Words of the wind, su nueva creación, un disco fresco y sutil que denota un trabajo muy delicado con la música y las palabras de poetas que ella admira. Luciana ha integrado con maestría y versatilidad sus facetas de intérprete, compositora y arregladora en su ecléctico nuevo álbum. La poesía escrita por mujeres es la gran protagonista que eligió Luciana Morelli para este trabajo donde la intérprete demuestra la gran expresividad de su voz.

¿De dónde nace tu gusto por la poesía?¿Estaba integrada en tus trabajos anteriores o es algo nuevo?

Yo ya venía trabajando con textos, entre ellos poemas, como material en sesiones de improvisación libre, primero en Buenos Aires con algunas colegas como la pianista colombiana Tatiana Castro, hoy radicada en Estados Unidos, y luego en Basel durante mis estudios de máster en la Musik Akademie. Pero hasta ese momento, y lo sigo haciendo, usaba los poemas de manera fragmentada, por ejemplo leía o cantaba partes o fragmentos al azar, como una especie de desacralización del texto para encontrar nuevos significados. También suelo usar este mismo procedimiento como inspiración para componer mis propias canciones. En la búsqueda de material para componer o para usar en las improvisaciones, me encontré con algunos poemas de autoras que realmente me conmovieron y me dieron muchas ganas de componer, esta vez usando los poemas originales como letras. Entrando en diálogo con el material, me metí de lleno en el mundo de cada poema y los temas que abordan, y me permití jugar con distintos timbres, con orquestaciones nuevas para mí, que me permitieran expresar lo que me despertó cada texto. Así que, en ese sentido, fue algo nuevo porque este encuentro con los poemas me abrió puertas a timbres que no había explorado antes.

¿Cuál fue el criterio de selección de los poemas que podemos escuchar? ¿De qué manera te inspiran?

Al principio no tuve mucho más criterio que el de buscar poesía que me conmoviese, que fuera de alguna manera “musical” o que a mí me despertaran una suerte de “imaginación musical” al leerlos, por la métrica, el ritmo, el mundo narrativo, las imágenes que evocan… Y luego decidí que me iba a enfocar en voces femeninas y terminé seleccionando poemas de mujeres de distintas épocas y orígenes: Emily Brontë (Inglaterra, 1818-1848), Alejandra Pizarnik (Argentina, 1936-1972), Anne Carson (Canadá, 1950) y Robin Myers (EE UU, 1987). Para mí era importante también poder usar textos en inglés o español, que son los idiomas en los que más cómoda me siento cantando, y que más entiendo, y que mucha gente también puede comprender, ya que la palabra en este caso tiene mucho protagonismo.

La poesía me inspira en distintas direcciones: me inspira letras propias, me inspira improvisaciones, climas, mundos imaginarios, es un trabajo muy bonito que puede ser metafórico o de referencia indirecta, o un trabajo de vínculo más directo con la poesía como hacer una adaptación musical.

¿Cómo ha sido tu trayectoria con el jazz y los conjuntos que has formado?

Mi primer grupo fue Luciana Morelli quinteto y estaba formado por Martín Ameconi, luego Ernesto Amstein, en piano, Diego Uriarte en saxo, Santiago Lamisovski en contrabajo y Guillermo Harriague en batería. A todos ellos los conocí gracias a que durante dos años organicé una Jam Session en la que abría una banda distinta cada jueves, y así pude conocer a casi todos los músicos de mi generación que formaban parte de la escena de ese momento, muchos de los cuales hoy siguen siendo mis amigos. Con esta banda grabamos el álbum Mandala (PAI records, 2014) con Juan Filipelli de invitado en guitarra, que consistía en algunos standards y composiciones mías. Tocamos en bastantes ciclos y clubes de jazz, entre ellos el muy querido Virasoro, en el ciclo Bares Notables y el festival de Jazz de Buenos Aires 2015. Luego el grupo se disolvió porque yo estaba muy dedicada a estudiar Artes en la UBA y no tenía tiempo de componer nueva música. Pero igual seguí activa y formé el proyecto Jazz at the movies, un show audiovisual en el que interpretábamos standards de jazz que formaron parte de la banda sonora de películas con proyecciones en vivo, especialmente hechas para el show por dos amigas mías que se dedican a lo audiovisual. Tuvimos un show semanal en Bebop Club durante más de cuatro años, la verdad que muy exitoso, y tocamos en el ya histórico ciclo Jazzología en el Centro Cultural San Martín, el ciclo Bares Notables de la Ciudad de Buenos Aires, y hasta hicimos una pequeña gira por el sur de Buenos Aires y La Plata. La verdad que fue una experiencia muy linda, la pasábamos muy bien, era muy divertido hacer el show y tuvo muy buena recepción del público y la prensa.

Al terminar la carrera en la UBA, en mis últimos años en Buenos Aires, antes de migrar a Suiza y mientras seguía con este show semanal, volví a componer y armé un trío con Ernesto Amstein en piano y Julia Subatín en contrabajo. Este formato de trío lo continué en Basel en 2019 con Mauricio Silva Orendain, actual pianista de mi grupo, y Sebastián de Urquiza en contrabajo, quien en ese momento estaba viviendo en Basel. El trío se agrandó con la incorporación de Philipp Hillebrand en clarinetes y Paulo Almeida en batería, lo que me entusiasmó para arreglar y componer nueva música para esta formación. Con ellos grabé mi segundo disco como solista, Lo abismal el agua (Ears&eyes records, 2021). Cuando Sebastián se fue de Basel, lo reemplazó Snejana Prodanova, actual bajista de la banda. Con ellos grabé algunos de los temas de mi último álbum, Words of the Wind. Con esta formación toco actualmente. 

Luciana Morelli, ¿han hecho muchas giras? ¿Cuál ha sido la repercusión?

Antes de migrar, había estado una vez en Suiza en 2018 para dar algunos conciertos. Y la experiencia fue muy positiva, es muy lindo llevar tu música a distintos lugares y ver cómo la reciben otros públicos. Luego organicé una gira internacional en 2022, la presentación de Lo abismal, el agua y  tocamos en distintas ciudades de Suiza, de Alemania y en París, Francia. Cada concierto fue muy especial, a veces en lugares pequeños, otras en festivales un poco más grandes, y por suerte siempre hubo público que nos recibió muy cálidamente y muy dispuesto a escuchar. Sobre todo rescato a los organizadores, que muchas veces trabajan sólo por pasión, sin pago, que nos han recibido con tanto cariño y se han encargado de que nos sintiéramos en casa. Como parte de esta misma gira fui a Buenos Aires en febrero de 2022 y tocamos en Thelonious y en el CC Nueva Uriarte con músicos locales. Y la repercusión en la prensa también fue muy buena, en radio, diarios, diversos medios de Europa y sobre todo en Argentina, donde siempre han apoyado mi música y me han dado el espacio para difundir mis proyectos.

 ¿Cómo surgió la idea de incluir un poema y canción propias al final del disco, teniendo en cuenta que todas las demás letras eran ajenas?

La verdad es que tenía ese tema listo hacía tiempo para ser grabado con mi grupo y aprovechamos la sesión del álbum para hacerlo. Al principio pensé que iba a ser parte de otro corpus de canciones y que no respondía a la premisa de trabajar con poemas preexistentes, pero luego me gustó en el conjunto. La idea de incorporarlo al álbum se dio de manera orgánica y creo que resultó muy bien. 

¿Tenés planeada una gira con este disco? ¿Vendrás a la Argentina?

Sí, tengo una gira planeada, en principio por Alemania, Suiza y Francia este año y el siguiente. En el medio de eso, estoy planificando ir a Argentina a presentar mi disco completando el grupo con músicos locales como hice en 2022, pero aún no tengo fechas cerradas.

¿Por qué el título Words of the Wind? ¿Es como el murmullo del viento?

Creo que describe el proceso de creación del álbum. Trabajé con poemas de mujeres poetas de distintas generaciones y con un estilo muy diferente. Y decidí trabajar el material con una actitud totalmente abierta a lo que me sugerían los textos. Cada poema me llevó por diferentes caminos, como una hoja movida por el viento. Fue un proceso muy lúdico de diálogo con los poemas, y de escuchar mi propia intuición e imaginación sin preocuparme por el resultado, si se iba a grabar o cómo lo llevaría a cabo. El proceso de escribir y juntar cada uno de los mundos de cada poema en una canción y luego grabarlo fue muy divertido, y estoy feliz de haberme permitido explorar enfoques compositivos tan diferentes y trabajar con instrumentación nueva para mí, como el cuarteto de cuerda.

El segundo significado del título tiene que ver con la intención de estimular la imaginación del oyente. Que, como yo hice durante el proceso creativo, el oyente también pueda dejarse llevar por estas “palabras del viento”.

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