El momento pudo durar apenas unos segundos, o tal vez ser representativo de una eternidad. Después de todo, según enseñan los maestros zen, si se profundiza en el momento hasta disolvernos en él es posible vislumbrar lo eterno. Todo momento vivido es parte de la eternidad. Los intérpretes eran los integrantes del Smetana Trio: Radim Kresta en el violín, Jan Pálenícek en el violonchelo y la notable Jitka Cechová en el piano. Lo cierto es que los arcos -violín y violoncello- han quedado detenidos, todavía en posición a pesar de haberse extinguido ya casi por completo todo sonido. ¿O acaso no es así? ¿Vibra aún en el aire un acorde si uno presta suficiente atención? O quizás -parafraseando a Sacha Guitry- el silencio que se ubica inmediatamente al final de una obra, también sea parte de la obra; sonido ausente, pero no por ello menos significativo.
Lo cierto es que acababa de finalizar -o estaba aún finalizando- el maravilloso Trío elegíaco Nº 1 en Sol menor de Sergei Rachmaninov, una obra que fue escrita cuando el compositor contaba apenas diecinueve años de edad. Apenas un adolescente, para los criterios actuales. Y la magia se había apoderado del Teatro Colón. El Smetana Trio, de origen checo, había comenzado su presentación con el Trío en Si bemol mayor Op. 11 Gassenhauer, de Ludwig van Beethoven, original para clarinete, chelo y piano, aunque desde el vamos el compositor previó que el instrumento de viento pudiera ser reemplazado por un violín. Más chances de ser interpretada la obra, claro está.
Cuenta la historia que, siguiendo una práctica habitual por entonces, el trío de Beethoven cita en su movimiento final una melodía muy popular en aquel tiempo -corría 1797- perteneciente a una ópera de Joseph Weigl, sobre la cual hace también variaciones. Esta melodía solía ser canturreada en las calles de Viena, convirtiéndose así, en la práctica, en una canción popular callejera. Esto es lo que significa, precisamente, el término alemán Gassenhauer, con el cual comenzó a ser referido este trío. Lo cierto es que muy a pesar de la magnificencia beethoveniana, e incluso del introspectivo Adagio central de esta obra, dedicada por el compositor a la Condesa Maria von Thun, suegra de uno de sus protectores, el punto más alto del recital del Smetana Trio llegaría luego, con Rachmaninov. Y al término de la obra, con su sostenido silencio final.
Hacía seis meses que el joven músico se había graduado en el Conservatorio de Moscú cuando escribió este trío, de impronta fuertemente romántica. Rachmaninov ya comenzaba a ser reconocido como un virtuoso pianista, pero también como un compositor de talento, gracias a su primer concierto para piano. Si bien no está aclarado en la partitura, y como bien señalan las notas al programa de Claudia Guzmán, se supone que este Trío elegíaco Nº 1 estuvo inspirado en Piotr Ilich Tchaikovsky, a quien más tarde Rachmaninov le dedicaría, como un homenaje post mortem, su segundo Trío Elegíaco, otra pieza que merece ser escuchada con atención. El Smetana Trio nos trasladó durante esta parte del concierto a otro tiempo y espacio.
La segunda parte estuvo dedicada al grandioso Trío Dumky de Antonin Dvorák (en la segunda función reemplazado por otra obra emblemática de la música checa, el Trío en Sol menor Op. 15 de Bedrich Smetana). El término dumka –dumky es el plural de la palabra- remite a una música popular eslava, de carácter lento y épico, que en este caso el compositor, haciendo uso intensivo de los contrastes, alterna con breves pero muy significativas secciones de veloces danzas. Estrenado en 1891, se convirtió rápidamente en una de las obras más emblemáticas de Dvorák, y también de la música de su patria bohemia.
Pese a lo magnífico de la obra y la indudable competencia de los intérpretes, la magia que había acompañado al Rachmaninov fue desplazada aquí por un persistente coro de toses nerviosas, insistentes, molestas, inexplicables. Fue de todos modos una interpretación sensacional. Pero la postal con la cual elegimos quedarnos es la del silencio elegíaco posterior a Rachmaninov. Fue sencillamente uno de esos momentos mágicos e irrepetibles que a veces nos regala la música. Germán A. Serain
Fue el 5 de agosto de 2019
Teatro Colón
Libertad 621 – Cap.
(011) 4378-7100
mozarteumargentino.org
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