Encanto por doquier hay en este familiar espectáculo, tan íntimo, tan como en el living de una casa, tan cercano a estos grandes, Chico Novarro y Jorge Navarro, que juegan con sus apellidos –Novarro + Navarro– y con lo que se les pasa por la cabeza expresado en palabras y en música.
Con un variado y atractivo repertorio, integrado por clásicos como Satin doll de Duke Ellington o Misty de Sinatra –estupendamente tocado en piano solo por Jorge Navarro-, algún blues con scat, canciones y boleros de Chico Novarro –Cuenta conmigo, Cómo, Arráncame la vida– la noche se desarrolla con el relato de muy graciosas y hasta nostálgicas anécdotas, entre tema y tema.
Además de ser excelentes profesionales, ambos son encantadores, entretenidos, histriónicos y seductores, virtudes que aprovechan para desgranar humoradas, hablando de tiempos pretéritos, afirmando que uno se equivocó en cierta parte, recordando el pasado de Chico –santafecino criado en Córdoba-, sus sueños de poeta, el debut en lugares ya desaparecidos, su juventud y los primeros grupos.
Para hacer Al diablo la noche, y luego Balada del alba, Chico se sienta al piano y Jorge se hace cargo de la batería, acompañados por el notable contrabajista Pablo Carmona. En sus expresiones se nota el disfrute de esta informalidad musical en forma de sobresaliente trío. Después volverán a sus puestos, acompañando con deleitables arreglos las letras de boleros abrevadas en historias propias o de otros, nunca se sabrá.
Chico y Jorge reflexionarán sobre la mujer y su influencia en esos inspirados relatos musicales, recordando el deseo de tener Algo contigo o el porqué de una conveniente Amnesia, para terminar susurrando –Whispering– intimidades y secretos, al filo de la medianoche, como viejos amigos. Martin Wullich
Se dio hasta fin de 2011
Clásica y Moderna
Callao 892 – Cap.
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