Largo viaje de un día hacia la noche – Actúan: Arturo Puig, Selva Alemán, Lautaro Delgado Tymruk, Diego Gentile, Julia Gárriz – Música: Carmen Baliero – Iluminación: Jorge Pastorino – Escenografía y Vestuario: Graciela Galán – Dramaturgia: Eugene O’Neill – Traducción: León Mirlas – Dirección: Luciano Suardi
¿Será verdad que todos matan aquello que aman? No pretendemos generalizar. Puede que esta idea sea válida para algunos, y no necesariamente para todos. Aunque nos parece probable que sí, que acaso todos hemos asumido esa posición de intentar matar lo que amamos; no como una actitud a tiempo completo, pero sí alguna vez en la vida. Este es el eje principal de esta dramática obra, Largo viaje de un día hacia la noche, de Eugene O’Neill (1888-1953). El título es descriptivo: se trata del recorrido por una larga jornada, a través de la cual un matrimonio y sus dos hijos se mueven hacia una oscuridad que parece ser inevitable.
El contenido de la obra es en cierto modo autobiográfico, lo cual explica que el autor no haya querido estrenarla en vida, a pesar de su enorme riqueza dramática. Hay un dolor que puja de un modo brutal ya en la superficie de la escritura. La familia que protagoniza el drama es atravesada por frustraciones de larga data, por adicciones que inútilmente pretenden servir como vías de escape y por la enfermedad de uno de los dos hijos.
Hay intentos por disimular la gravedad de los hechos. En el inicio del trabajo hay esbozos de una felicidad que muy pronto se demuestra ilusoria, cargada de rencores antiguos, que lentamente se revelarán. Cada vez que un gesto de amor parezca reconciliar a los personajes, algo va a derivar de nuevo, una y otra vez, hacia una violencia que parece ser irrefrenable. Es como si un destino trágico marcara el devenir de esas vidas que podrían ser dichosas, y sin embargo se empecinan en la desgracia.
Con la experta mano de Luciano Suardi en la dirección, el drama funciona con una potencia inusual, sin golpes bajos. Y es posible que esto sea así por convertirse en cierto punto como un espejo del espectador. De nuevo: no decimos que la gente tenga una actitud hacia la vida como la que plantea esta obra de un modo permanente, pero sí que ella asoma en esas ineludibles horas en las que todo parece complotar en nuestra contra, cuando acaso somos nosotros mismos quienes nos impedimos ser felices.
A las excelentes actuaciones de Arturo Puig y Selva Alemán, que encarnan el matrimonio, y de Lautaro Delgado Tymruk y Diego Gentile como sus hijos, se suma una atractiva escenografía y un buen manejo de la iluminación. Todo contribuye a poner en evidencia la fragilidad del ser humano enfrentado a los límites de sus afectos, sus sueños y sus contradicciones. Una fragilidad que está también anclada al inevitable paso del tiempo, ese tiempo del cual se suele decir que es un excelente maestro por más que termine siempre, invariablemente, por devorar a sus mortales alumnos. Germán A. Serain
Miércoles a domingos a las 20.30
Teatro San Martín, Sala Casacuberta
Av. Corrientes 1530 – Cap.
0800-333-5254
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