IX GALA INTERNACIONAL DE BALLET DE BUENOS AIRES, crisol de estilos

Notable selección en una presentación de interés cultural

Finalizando agosto ya es costumbre en Buenos Aires el ritual de las galas de ballet, cada una con su particular sello. La Gala Internacional de Ballet de Buenos Aires lidera desde hace años la escena de la danza, y este año -en su IX edición- fue declarada de interés cultural por la Legislatura.

Contó con las presencias sobresalientes del principal del American Ballet Theatre James Whiteside, sus colegas de Stuttgart, Anna Osadcenko y Jason Reilly, y dos argentinas por el mundo: Ana Sophia Scheller (San Francisco Ballet) y María Celeste Losa (Scala de Milan).

Entre los dos pas de deux académicos de apertura y cierre del programa (Satanella y El corsario), hubo una cabalgata de coreografías neoclásicas y contemporáneas sumamente interesantes. Destacamos la escena de la carta de Oneguin de John Cranko, bailada con entrega por Osadcenko y Reilly, quienes también deslumbraron en Kazimir’s colours, atractivo juego de pesos y contrapesos de Mauro Bigonzetti sobre el Lento del Concierto para piano Nº 1 de Shostakovich.

Los electrizantes Whiteside y Erica Lalli impactaron en Wallflower, con shorts y zapatillas deportivas, que luego cambiaron para el clásico El corsario. Aquí se notó la fuerte personalidad y técnica del bailarín, más aplomado que su compañera.

Una gala no es tal si no hay un Balanchine en su programa, y aquí hubo dos. Luego de un elocuente video sobre el origen de la tarantela, Daniel Ulbricht (New York City Ballet) y Ana Sophia Scheller se lanzaron a la frenética coreografía concebida por el ruso sobre la música de Gottschalk. Tanto aquí como en uno de los más deliciosos Gershwin de Who cares? (Embreaceable you), Scheller dejó bien claro los motivos que la llevan a ostentar el rango de primera bailarina en la compañía de San Francisco.

Entre los clásicos, una curiosidad: El cisne negro según Bourmeister, con la partitura original que Chaikovski compuso para el estreno de 1875, y que fuera luego utilizada por Balanchine para su Chaikovski pas de deux. El fragmento fue bien bailado por María Celeste Losa y Emilio Pavan, de la Bayerische Staatsoper.

La estadounidense Katherine Barkman, del Ballet de Washington, puso precisión y simpatía en Satanella, uno de los tantos ballets románticos reeditados por Marius Petipa en Rusia, y hoy desaparecidos.

El aporte de la compañía de Circo La Arena, con dirección de Gerardo Hochman, puso un toque distinto a la velada, sobre todo en Vitruvio sobre la obra de Da Vinci, con interesante juego de luces. Patricia Casañas

Fue el 30 de agosto de 2019
Teatro Coliseo
Marcelo T. de Alvear 1125 – Cap.
(011) 4814-3056
teatrocoliseo.org.ar

 

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