Flores contadas – Actúan: Beatriz Ferreyra, Maria Gaddi, Silvia Petri – Iluminación: Samir Carrillo – Autoría: Sandra Franzen – Escenografía y Dirección: Graciela Pereyra
A las hermanas Amelia y Alicia las une la soledad. Están esperando en un pueblo que llegue la orquesta típica para encontrar el amor y poder fugarse. Amelia mata vacas con una escopeta. Aurora, la tercera hermana, se fue hace tiempo siguiendo a un hombre. Angelita, su hija adolescente que ha quedado a la buena de Dios, le va a llevar flores al cementerio porque la da por muerta.
La pieza trata sobre el contraste entre la fantasía y la realidad: todas fantasean con enamorar a un músico pero la realidad es que nunca lo logran. Otro tema que aborda el texto es la relación del pasado con el presente. ¿Hasta qué punto nos marcan los acontecimientos tristes en nuestras vidas? Aurora se ha ido sin mirar atrás, recalca Angelita, pero ahora mirar atrás es lo único que Angelita puede hacer para recuperar el recuerdo de una madre que ella cree fallecida o que supone está mejor fallecida.
Se retrata un mundo sin hombres porque ellos solo aparecen mediante el relato y no físicamente. Ellos simbolizan el exterior, lo desconocido, lo extraño; mientras que estas mujeres nos pintan lo doméstico, lo interior, lo íntimo y familiar. Es un esquema de la vida de pueblo donde los roles son más bien tradicionales y los sueños con un afuera permiten sostener la existencia.
Nunca vemos un cementerio pero la muerte rodea cada escena de la obra. Los músicos comienzan a desaparecer por misteriosas fatalidades o al menos eso nos dice el relato de Angelita. Silvia Petri nos entrega un personaje sabiamente construido encarnando a una mujer madura algo desequilibrada, que aún tiene las ilusiones de una niña. Bea Ferreyra acompaña con soltura y naturalidad. La muy joven María Gaddi (17 años) se mete con esmero en el rol de una muchacha cuyas fantasías también desbordan lo real.
El texto de Sandra Franzen omite lo que debe omitirse y explicita lo necesario para comprender la trama, pero dejando esos espacios vacíos que enriquecen la interpretación de la obra y dejan al espectador la última palabra. La música de Claude Debussy sirve para traer recuerdos y nos envuelve en una atmósfera melancólica. Graciela Pereyra consigue armonizar el conjunto e hilvanar cada episodio de modo eficaz, resaltando el potencial cómico de las actrices y del texto.
Flores contadas es una obra corta que dice lo que tiene que decir y lo hace con muy buen ritmo, en una puesta inteligente que aprovecha todos los recursos, y donde se nota un trabajo serio por detrás de cada frase y cada gesto. Es un auspicioso debut para estas actrices en un camino recién iniciado. Milly Vázquez
Se dio hasta abril 2018
El Método Kairós Teatro
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