Bela Vamp – Intérprete: Marcos Montes – Vestuario: Julio Suárez – Iluminación: Matías Sendón – Maquillaje: Matías Nazareno – Autor y director: Alfredo Arias
La creativa mente de Alfredo Arias nos propone un encuentro con el actor Bela Lugosi, el vampiro de los vampiros, el húngaro que murió convencido de que era Drácula, en un breve y conciso espectáculo unipersonal. Al son de una preciosa melodía entonada por el contratenor Jakub Orliński, el escenario minimalista recibe a Bela en penumbras, ansioso por contarnos su historia. Personificado por Marcos Montes en una estupenda actuación, el intérprete es el mismísimo Bela, con el llamativo y supuesto acento de su lugar de nacimiento (Lugos, de ahí el apellido artístico).
Bela relata que estaba viviendo el ocaso de su carrera cuando el director Ed Wood decide rescatarlo para la pantalla. Tanto había representado a Drácula que le estaba «vedado» interpretar a un hombre normal, con mujer, hijos y un perro. Habla de su familia y reconoce que el esplendor de los padres apaga a menudo el brillo de sus hijos. Queda estancado, adicto al alcohol. Asegura que cada vómito era un pedido de ayuda en la antesala de su muerte.
Con impecable maquillaje, ataviado como el conde de elegante indumentaria y representativa capa, Montes cambia sin embargo el personaje cuando habla de Dorothy Couch, la peculiar psiquiatra a la que acude. Mantiene la conversación cambiando voces y entonaciones. Concluye que la doctora se pierde en una maraña de divagaciones y que menciona los suicidios como «episodios creativos con finales nefastos». En Bela Vamp hay tragedia y humor. También hay verdades y reflexiones: «al loco le da lo mismo lo que usted piense o diga».
Sobre el final, el ocurrente Arias no pierde la oportunidad de hacer un «cameo» teatral, alcanzándole una copa de rojo vino a Bela. ¿Será vino? Martin Wullich
Domingos a las 20
Teatro El Extranjero
Valentín Gómez 3378 – Cap.
(11) 3980-1147
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