LA ZONA DE INTERÉS, banalidad del mal

Una inquietante película en la que los horrores del nazismo se potencian con sutileza

La zona de interés (The zone of interest), 2023 – Actúan: Sandra Hüller, Christian Friedel, Ralph Herforth, Daniel Holzberg, Sascha Maaz, Freya Kreutzkam, Imogen Kogge, Lilli Falk, Maximilian Beck, Medusa Knopf, Marie Rosa Tietjen, Stephanie Petrowitz – Guion: Jonathan Glazer, basado en The Zone of Interest, de Martin Amis –  Fotografía: Łukasz Żal – Música: Mica Levi. Dirección: Jonathan Glazer

El verdadero mal no tiene forma. Cualquier intento por ponerle forma, paradójicamente, lo desdibuja. Quizás haya sido por esto que el director Jonathan Glazer decidió comenzar su película con un extenso plano negro. Unos dos minutos de puro negro sobre una inquietante música de fondo, mezclada con el ambiguo canto de unos pájaros. Los pájaros cantan, ajenos al horror de los seres humanos.

He aquí el mayor de los horrores: que La zona de interés no es una película sobre monstruos, sino sobre seres humanos. Seres humanos con sus preocupaciones y sus frivolidades; personas que aman a sus hijos, cuidan de sus familias y juegan con sus perros. No hay aquí espantos que provengan de otros mundos. Lo que vemos es un reflejo de lo que podría ser cualquier vecino nuestro.

En este caso el vecino lleva el nombre de Rudolf Höss (1902-1947). Simpatizante de varios grupos conservadores en su juventud, Höss terminó afiliándose al Partido Nazi y ya como integrante de las SS trabajó en el campo de concentración de Dachau, y más tarde como comandante de Auschwitz. Su rol en este campo le exigía una permanencia constante, por lo cual se instaló junto con su familia en una casa lindante al muro perimetral del campo. La película nos muestra parte de su vida cotidiana, junto a su esposa e hijos, en dicha casa. Una vida de familia como cualquier otra, excepto por el hecho de que a unos metros de allí estaba teniendo lugar un holocausto.

A menudo se ha dicho que no hay peor ciego que quien no desea ver. Podríamos debatir si la falta de humanidad parte de una imposibilidad o de una decisión. En cualquier caso, estas personas viven como si nada terrible estuviese sucediendo. Las escenas son brutalmente sutiles. En este sentido, estamos ante una antítesis de la típica película  sobre el nazismo. Lo que se pone en pantalla, en todo caso, explicita la banalidad del mal sobre la cual escribió Hannah Arendt. En una escena en la que Höss cabalga junto a uno de sus hijos, de repente pregunta: “¿Escuchas eso?” Lo que en espectador escucha en ese momento son gritos cercanos, desgarradores; pero el oficial le está prestando atención a otra cosa: él se refiere al canto de una garza.

La banda sonora de La zona de interés es la que nos conecta con el espanto: los disparos y los gritos que suenan, mientras en pantalla vemos a los integrantes de la familia conversar sobre trivialidades, o cuidando el jardín,  que es abonado con cenizas. Uno podría elegir no ver las insinuaciones, pero sería una ceguera demasiado difícil de fingir. Lo curioso es que en la vida real eso mismo parece haber sido perfectamente posible. ¿Acaso lo siga siendo?

Los personajes de este relato no son ficcionales. Como tampoco lo fueron el humo y las cenizas, omnipresentes en el film. En mayo de 1944 le fue encomendado a Höss organizar el exterminio de 700.000 judíos deportados de Hungría. En ocho semanas, 320.000 judíos fueron asesinados en las cámaras de gas de Auschwitz. ​ Llegaron a un máximo de 10.000 ejecuciones diarias.​ Lo cierto es que los números son absolutamente fríos: no dicen nada. También eran fríos los ejecutores, que dormían tranquilos por las noches, ajenos a su condición de asesinos.

Durante una de esas noches, Höss le narra a su hija una historia, como tantos otros padres lo habrán hecho y seguirán haciendo cada noche en todo el mundo. Le cuenta una historia, la de Hansel y Gretel. Y nosotros escuchamos el relato, junto con esa niña: “Gretel comprendió lo que la bruja tenía en mente y dijo: por favor, enséñeme, yo no sé cómo hacerlo. La bruja entonces se acercó y Gretel la empujó tan fuerte como pudo adentro del horno. Luego, cerró la puerta de hierro y la aseguró con una barra. La bruja fue cocinada viva, como castigo por sus acciones”.

La zona de interés es una película necesaria para comprender los extremos monstruosos de la naturaleza humana. La única esperanza que nos deja, después de dejarnos desprovistos de toda esperanza, es que si acaso existe un infierno más allá de la tierra, allí deben estar ardiendo eternamente Rudolf Höss y todos los que han sido como él a lo largo de la triste historia de la humanidad. Germán A. Serain

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La zona de interés

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