LO INMEDIATO, de Esteban Dipaola

Una colección de reflexiones sobre un mundo contemporáneo en urgencia

Lo inmediato no solo es lo que no está mediado por el tiempo, sino todo aquello que no admite una forma de mediación. Todo lo irrepresentable es inmediato, pues excluye por definición la posibilidad de que un medio sea capaz de contenerlo, de traducirlo fielmente en imagen o palabra. Esto es lo primero que aclara Esteban Dipaola en el prólogo de esta valiosa colección de reflexiones sobre el mundo contemporáneo… Un mundo contemporáneo en urgencia, pues no hay reparo en cuanto a la relación de lo inmediato con lo urgente, que es aquello que -precisamente- por no ofrecer la posibilidad de que medie un tiempo reflexivo, carece también, por lo general, de forma. Es sabido: para que las cosas se formen se requiere de un proceso de maduración, al que el mundo contemporáneo suele negarse.

Nuestro tiempo está plagado de informidades. Permítasenos el neologismo, pues deformidades no sería el término adecuado. La deformidad reclama la existencia de una forma previa y aquí hablamos de lo que todavía no ha llegado a tener una. La normalidad, esa meta tan deseada, que no es sino el ajuste a una serie de normas, hoy se presenta como algo inasible, quizá novedoso. Una nueva normalidad, que vamos descubriendo o conformando sobre la marcha, reclama su espacio. Esto es lo que da pie a este trabajo, que explora desde ángulos diversos la condición de lo contemporáneo. Vale decir, la expresión de cada uno de nosotros como ciudadanos de una cultura y una sociedad actual, como una invitación necesaria a asomarnos a ciertos espejos, que por lo general no son benevolentes.

Dice Dipaola: “Las sociedades individualizadas del presente refieren a un tipo de subjetividad que considera sus acciones moralmente libres y sin referencia en un otro”. Vale decir, en un sujeto cuyos intereses personales aparecen desvinculados de la conveniencia colectiva. Nos percibimos de manera creciente como individuos sin responsabilidades respecto de los demás. La consecuencia cultural inmediata de esta cultura es que, por supuesto, el otro tampoco siente ninguna responsabilidad hacia nosotros. Cultura de un individualismo egoísta que nos lleva sin escalas de un sálvese quien pueda a un todos contra todos.

En este marco, Esteban Dipaola analiza también la crisis del capitalismo y de la democracia, un sistema político que se basa, por definición, en el otro. Del otro dependen nuestros destinos y existiría la obligación de respetar el derecho de los demás. Pero ¿existe todavía el reconocimiento del otro como tal? ¿Habremos de extrañarnos si el borramiento del sentido de ese otro impacta de lleno en el cuestionamiento de la lógica democrática? Por añadidura, Dipaola destaca que “el poder económico en el capitalismo financiero y global es independiente respecto del poder político y esto atenta contra el sostenimiento del orden democrático”.

El proceso no está exento de paradojas. Así, por ejemplo, el reconocimiento de la otredad debería manifestarse como un reflejo del autoconocimiento: veo en los demás lo que primero conozco en mi mismo. Es a esto a lo que apunta el famoso conócete a ti mismo, en una lectura generosa. Sin embargo, la cultura del individualismo nos impide llegar tan lejos. El impulso se extingue antes, infructuoso. Y como el reconocimiento del otro es el fundamento primario de todo orden, su borramiento no solo marca la disolución de los lazos sociales, sino también el derrumbe de los cimientos de la comunidad. En este escenario, las banderas de una supuesta libertad se alzan junto al descrédito de las garantías que hacen al ejercicio básico de los derechos civiles. Las libertades individuales se defienden a viva voz, siempre que se ponga un coto a quien se manifieste contrario a los intereses financieros y/o del mercado.

Dipaola cita al sociólogo francés Alain Touraine al afirmar que la transformación del capitalismo financiero destruye las instituciones conocidas, organizando un modelo de economía global por fuera de cualquier regulación del orden político o social. En relación al individualismo, también recurre a Zygmunt Bauman al denunciar la violencia de quienes, teniendo margen para alterar sus condiciones de existencia, en la parte superior de los estratos sociales, demandan la misma flexibilidad de quienes ubicándose debajo dependen de estructuras sólidas, tales como un trabajo estable, con el fin de sostener su statu quo. Señala: “El flexible es un sujeto individualista que considera que haciendo méritos todos podrían ser como él, pero no responde cuál es su mérito para haber alcanzado su posición social”.

En el mismo sentido apunta a quienes individualmente atentan contra la idea de un reconocimiento común por saber de antemano que su lugar de privilegio está salvaguardado: cuando nada malo puede pasarte, uno puede hacerse el díscolo y burlarse de las dificultades del otro. El rebelde, a diferencia del revolucionario, no defiende un proyecto colectivo o comunitario, sino que se regocija, de un modo adolescente, en un goce onanista, individual, enojándose cuando las cosas no están hechas a su medida. El autor llama la atención sobre el rebelde mediático, pero esta categoría también podría aplicar al político y a los formadores de opinión. El poder de estos influyentes es el de convencer a un público de que pueden ser tan flexibles como ellos, incluso cuando la realidad lo desmienta.

La brutal actualidad nos lleva a detenernos en ciertas cuestiones abordadas en este libro. Cuestiones urgentes, sin lugar a dudas. Pero estas páginas tratan también sobre el cambio climático, la omnipresencia de las pantallas, las consecuencias vinculares de la pandemia, el peso de la virtualidad en la vida contemporánea, la desmaterialización del dinero, las cada vez más notables oleadas de indignaciones diversas y cinismos, el deseo, el amor, el sacrificio y el desvelo que nos produce la idea de un porvenir cada vez más incierto. Todos estos temas son materia de análisis y reflexión en este trabajo que, a pesar de su condición de ensayo académico, ofrece una expresión y formato particularmente accesibles, sin que esto reste rigor a su contenido. Una lectura atenta garantiza un abordaje de estos asuntos no solo serio, sino además necesario, pues se trata de experiencias sociales que nos atraviesan y transforman hoy mismo. En lo inmediato, precisamente.  Germán A. Serain

Lo inmediato
(Reflexiones para un mundo en urgencia)
Esteban Dipaola
Queja Ediciones, 2022
124 páginas
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Esteban Dipaola es Licenciado en Sociología y Doctor en Ciencias Sociales, egresado de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, donde se desempeña como docente. Director de la diplomatura “Vínculos, afectos y subjetividades en el nuevo orden global”, es además investigador del Conicet, institución en la cual ha trabajado sobre imágenes fílmicas, representaciones e identidades. Su libro Comunidad impropia – Estéticas posmodernas del lazo social (Letra Viva, 2013) amplía sus teorizaciones sobre la composición imaginal de los lazos y las experiencias entre individuos. 

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