CANTOS ANCESTRALES MAPUCHES, estreno

Una reivindicación musical de Nicolás Mazza a las culturas originarias

Nuestra condición cultural nos determina. Nos conduce, por ejemplo, a definimos en función de un contexto y una identidad, que tanto es individual como colectiva. Somos sujetos históricos, y como tales nos vemos compelidos a responder todo el tiempo dos preguntas fundamentales: quiénes somos y de dónde provenimos. La respuesta a estas preguntas no es siempre clara ni unívoca. En el caso puntual de los argentinos, muchos encuentran sus raíces en Europa, otros en la ancestral Pachamama, y otros más en una compleja combinatoria de orígenes diversos.

Lo cierto es que una discutible política cultural nos enseñó, a lo largo de los años, a mirar nuestra historia desde las carabelas con las que Cristóbal Colón alcanzó nuestras tierras. Atisbamos por primera vez América desde el carajo de La Pinta junto a Rodrigo de Triana, en lugar de ver desde las costas del continente llegar los barcos de los invasores europeos. La hermandad americana se consolidó, junto al tan mentado crisol de razas, como el conflicto brutal entre los descendientes de las comunidades originarias violentadas por los usurpadores y los orgullosos hijos despreciados por sus padres, que desde el antiguo mundo se desentendieron de ellos.

La única salida a este conflicto, que por un lado nos aflige porque no sabemos quiénes somos, y por el otro remite a la cosmogónica disputa entre Caín y Abel, acaso sea el conocimiento. Del otro, tanto como de nosotros mismos. Un conocimiento al cual viene a colaborar el compositor cordobés Nicolás Mazza con su trabajo, elaborando obras musicales nuevas a partir de los cantos ancestrales de algunas de las comunidades originales que habitaron el actual territorio de la Argentina, como los Cantos Ancestrales Mapuches

Gracias a una Beca Creación, otorgada por el Fondo Nacional de las Artes, Nicolás Mazza pudo dedicarse a concluir una obra para banda sinfónica y coro polifónico basada en cantos ancestrales mapuches. “La beca me permitió enfocarme en la instancia creativa y darle un cierre a este proyecto que ya llevaba cinco años, pues involucra una extensa investigación del material y un minucioso trabajo lingüístico-fonético para que el coro pudiese interpretar las canciones fidedignamente”, nos comenta.

Cantos Ancestrales Mapuches, que será estrenada por la Orquesta Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto” con la participación del Coro Nacional de Jóvenes y la dirección de Valeria Martinelli, se suma a otra de carácter similar -la Suite Quom– que fue estrenada en octubre de 2021 por la Orquesta Sinfónica de Córdoba bajo la dirección de Hernando Varela, sobre cantos ancestrales de la comunidad Qom.

Suite Qom. Nicolu00e1s Mazza

Como una introducción a la partitura de los Cantos ancestrales mapuches, Nicolás Mazza escribió un breve texto cuyos primeros párrafos compartimos, previo a una breve charla que mantuvimos sobre el trasfondo de la obra:

“Mis rasgos, el color de mi piel y vivir toda mi vida al lado del monte con su fauna y flora autóctonas me incitaban inconscientemente a encontrar parte de mi identidad, esa identidad no europea que se me había ocultado culturalmente. Intuí que las voces acalladas de los pueblos originarios, a través de sus cantos ancestrales, transmitidos oralmente de generación en generación, son el extracto más precioso de sus culturas, advirtiéndonos entre líneas la clave del equilibrio del hombre con el todo, donde la naturaleza, el hombre y las entidades espirituales que habitan diversos planos conviven armónicamente”.

“A pesar de vivir, como la gran mayoría de los argentinos, sin conocer demasiado sobre su linaje amerindio, tuve la suerte de que fuera llegando material etnomusicológico a mis manos. Me conmovió sobremanera la belleza de los cantos difundidos por Aimé Painé. Escuchándola, la adopté imaginariamente como si fuese mi abuela mapuche. Una abuela que me enseñaba cantos ancestrales mientras hacía alguna tarea hogareña y yo la ayudaba como un niño de cinco años que no entiende demasiado las palabras en mapuzugun, pero que va grabando esos tesoros en lo profundo de su alma”.

¿Cómo enfrentás ese pertinaz extrañamiento que todavía tenemos como sociedad en relación a las raíces americanas que nos atraviesan? 

A lo largo de la historia de nuestra nación, a 200 años de nuestra independencia y mucho más desde la llegada de los españoles, se han ido tomando decisiones políticas que han perjudicado mucho a algunos grupos étnicos, al mismo tiempo que se favoreció a otros grupos. Podemos dedicarnos a renegar sobre este hecho, porque han tenido lugar genocidios y actos tremendos hacia los pueblos originarios, pero yo apunto a que todas las culturas que habitan la Argentina convivan y estén presentes, porque esa diversidad es la que nos hace ricos como nación.

En ciertos sectores de la sociedad persiste una postura que, más allá de una profunda ignorancia histórica, revela también oscuros tintes políticos que tienden a negar la legitimidad de la cultura mapuche como integrante de nuestras raíces originarias.

Es un tema polémico, pero la realidad es que el territorio mapuche, que fue una de las comunidades más grandes que hubo en Sudamérica, llegó a abarcar en su momento de océano a océano. Así como existieron los pueblos de los guaraníes, los aymará o los quechuas, el pueblo mapuche ocupó un territorio enorme, a ambos lados de la cordillera. Los países actuales se organizaron a partir del siglo 19, junto con modelos culturales, políticos y económicos que dejaron afuera de su plan nacional a estas comunidades. Todos esos pueblos originarios, anteriores a la formación de las naciones, quedaron afuera de los planes trazados por la generación del 80, así como habían quedado afuera también antes: no había lugar para esos pobladores originarios, salvo el de convertirse en mano de obra sumisa y esclavizada.

¿Por qué nos cuenta tanto asumir una realidad histórica que nos toca tan de cerca? Tenemos un discurso que se jacta de que somos un crisol de razas, pero esta pluralidad mira hacia afuera, y no hacia adentro.

Exactamente. Mi pensamiento, sumamente subjetivo, es que todavía hay intereses políticos y económicos muy grandes que no permiten que estas desigualdades dejen de tener lugar. He tenido contacto con amigos con ascendencia mapuche que estuvieron durante mucho tiempo sin hablar mapuche porque tenían vergüenza de reconocerse o ser reconocidos como mapuches. Esto es algo que no puede pasar en un país que pretenda ser saludable, poderoso, culturalmente plural o diverso. Hay una anécdota que cuenta Aimé Painé que ilustra esto: ella cantaba en el coro nacional y en una ocasión estuvo en un encuentro coral en Mar del Plata al que vinieron coros de todo el mundo. Cada coro hacía música de sus propios países, menos nuestro coro nacional. La vergüenza que sintió como argentina y como integrante de la comunidad mapuche en ese encuentro fue lo que la impulsó a convertirse en una difusora de sus cantos.

Entiendo que eso no va más. Que para ser una persona bien plantada en su tierra uno tiene que conocer por lo menos lo relativo a tres generaciones anteriores. No podemos como argentinos no conocer quiénes fueron nuestros antepasados. Esto es parte de lo que me moviliza. De mis abuelos y bisabuelos que vinieron de Europa, mis padres me contaron todo. Pero resulta que hay una tatarabuela que era medio india, que anduvo escapando de los López Jordán, y de ella no se sabe nada. Mi abuelo tenía cara de indio, como yo mismo, y mi viejo cara de cacique, y de esos antepasados tampoco se sabe nada, excepto que de seguro vinieron de alguna parte de Catamarca y de los diaguitas. Como artista intento sanar un poco de toda esa pérdida y ese desconocimiento.

Se estrenó el 20 de mayo de 2022
Cantos ancestrales mapuches
de Nicolás Mazza
Auditorio Nacional CCK
Sarmiento 151 – Cap.

Nicolás Mazza en Instituto Leonard Bernstein

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