MAURICIO CHARBONNIER, nuevos romanticismos

Entrevista con el compositor argentino a partir de la edición del disco New Music of the Americas

«Sobre gustos no hay nada escrito» dice el proverbio. En rigor, lo cierto es que sobre gustos no hay normativas fijas que determinen cómo han de hacerse las cosas. En las llamadas músicas académicas, la modernidad pareció pretender la imposición de criterios de validación basados en un falso progresismo que a la larga condujo a desestimar cualquier producción que pudiese ser sospechada de sustentarse en criterios clásicos o románticos. Como si fuese una obligación impuesta a los nuevos creadores el subirse a tendencias renovadoras o vanguardistas. A contramano de estas tendencias, el Ensamble Nuevo Romanticismo, que surge en 2011 con dirección del compositor y pianista argentino Mauricio Charbonnier, tiene como objetivo la divulgación de músicas académicas de autores americanos valorizando la renovación de la tradición musical romántica, que todavía tiene mucho para decir.

En este marco se presentó el disco New Music of the Americas, con obras de Astor Piazzolla, Carlos Guastavino, Alberto Ginastera, Leonardo Le San y el propio Charbonnier, con la participación de Julio Pérez (bandoneón), Carla Zarate (flauta), Nahuel Rodríguez (violoncello) y Macarena Urg (soprano), además de Le San y Charbonnier en piano. Conversamos con el compositor y pianista argentino para conocer un poco mejor su trabajo.

Hablamos de una nueva música de las Américas y de un Nuevo Romanticismo. Te propongo que vayamos por partes. En el actual contexto de globalización cultural, facilitado por internet, ¿en qué medida o de qué modo siguen teniendo vigencia las distinciones que se refieren a los nacionalismos en el arte?

Es muy difícil pensar en términos de identidad cultural o de nacionalismos. Hay muchos factores e intereses que atentan contra eso, puesto que este fenómeno que describís como “globalización cultural” se logra únicamente borrando los rasgos que dan identificación y diferencia. Sumado a cierta hegemonía e imposición en cuanto a las estéticas y lenguajes que supuestamente debieran contener las nuevas creaciones, a veces es difícil distinguir entre un compositor y otro, aunque estén distanciados por muchos kilómetros, sean de distintas regiones o de diferentes países. Esto se da así porque hay un trasfondo unificador que se relaciona con otros propósitos, como por ejemplo hacer del arte un negocio sustentable. Por tanto resulta más funcional que en todos los países o regiones se escuche o se consuma más o menos lo mismo. Esto también sucede en el ámbito de la interpretación, donde todo se ha unificado y se repiten patrones. En el caso de los solistas de piano esto es muy evidente. 

Entiendo que hablar de un Nuevo Romanticismo supone una especie de reacción ante una corriente estética que se desentendió y distanció de los cánones propios del movimiento romántico. ¿En qué momento y por qué razón la belleza melódica propia del romanticismo fue dejada de lado y pasó a ser considerada demodé por una parte significativa de las corrientes creadoras? ¿Cómo te posicionás vos, personalmente, en relación a esas corrientes?

Durante mucho tiempo presentar nuevas músicas en los programas de concierto estuvo relacionado, para quien recibía las propuestas o tomaba las decisiones, con la idea de un tipo de música enmarcada en los cánones compositivos que se impulsaban desde la vanguardia. Muchas veces estos lenguajes fueron impuestos más por factores externos, desde corrientes europeas, que por inquietudes locales o regionales. Por lo tanto había que encontrar un término que pudiera definir otra estética y contenido dentro de las obras propuestas. En lo que se refiere a los lenguajes, todos son respetables para crear nuevas músicas. Cada compositor elegirá bajo que estética presentar sus ideas. El problema radica en que no se puede imponer una única estética o forma de construir “la nueva música”. Cada quien tendrá sus gustos e intereses, y existe un público para todo. Esto no implica ser demodé, porque ello supondría denostar el pasado y la tradición musical, a los maestros que hemos estudiado tanto, con todo su legado, cuando ellos nos han entregado tantos momentos de felicidad y emoción con sus obras, dando su vida por la música.

En lo personal considero valiosas muchas corrientes musicales y compositores que a finales del siglo 19 y principios del 20 (pienso en Liszt, Scriabin, Richard Strauss, Rachmaninof, Debussy y tantos otros) han pasado muy deprisa, sin que nos detuviésemos a darles el justo valor que merecen. Dejando de lado interesantes recursos compositivos en búsqueda del progreso, la modernidad o los sellos personales, aun hoy sus aportes debieran explorarse y ser sustanciales en la actualidad. El paso hacia la ruptura de la tonalidad trajo un cierto estatismo, una suerte de callejón sin salida, en donde la música y la creación musical oscilan únicamente entre el materialismo sonoro y la especulación conceptual propuesta por un pequeño grupo de intelectuales. En una época que ansía y necesita de un arte que aloje belleza, humanidad, para dar refugio a un alma, a un corazón, que muchas veces es embestido por este mundo postmoderno que todo lo devora, dejándonos en soledad.

En tus apreciaciones suelen aparecer dos conceptos: la belleza y lo sagrado. ¿Cómo se relacionan estas dos dimensiones entre sí? ¿Cómo te relacionás vos con ellas a través de tu obra?

Se relacionan bajo la figura de Dios, el creador que da origen a todas las cosas. Todo lo bello y lo perfecto en el mundo es fruto de su creación. Su figura es muy importante para mí. Pensar en un arte que no contemple esa dimensión sagrada tan necesaria, de cuerpo y alma, de espíritu y ansias de trascendencia, sería muy difícil. Vivimos bajo su mirada, y eso debería marcar el camino. Sabemos que nuestra vida terrenal no será para siempre: el arte, la música, nos ayudan al encuentro de lo importante, de lo trascendente. Es un misterio inexplicable que habita con fuerza nuestro corazón y se nos revela. La belleza, ¿cómo no ir en su búsqueda? Es esa luz que nos alumbra en silencio… Para mostrarnos que de otra manera nuestra vida sería un grandísimo error.

¿Cómo concebís, desde tu lugar de Mauricio Charbonnier compositor, la confluencia entre las músicas académicas y las populares?

Entiendo que siempre ha existido ese contacto y esa relación. En la actualidad a veces siento que no son tan espontáneas ni tan genuinas esas confluencias; que responden a otros intereses más relacionados con el mercado. La música académica o clásica, por ponerle un nombre, no tiene actualmente el poder masivo de otros géneros. Entonces ahí radica un poco la cuestión. En mi caso particular no se relacionan. En mi música no hay referencias ni evocaciones a ritmos, géneros o cualquier otro elemento que se corresponda con lo que llamamos o entendemos por música popular. Si puede existir de manera inconsciente, por el contacto con lo  cotidiano. Uno no está aislado del mundo. Pero no es una búsqueda estética dentro de mis trabajos.

Háblame de tus proyectos actuales y futuros, del trabajo con el Ensamble Nuevo Romanticismo y del reciente proyecto New Music of the Americas.

Estamos con el lanzamiento del primer álbum de este proyecto, que lleva precisamente como título New Music of the Americas. El trabajo contiene obras de cámara de tres compositores argentinos: Guastavino, Ginastera y Piazzolla. Y se completa con algunos trabajos de mi autoría y otros del compositor colombiano Leonardo Le San, afincado actualmente en Filadelfia. En 2019 visitó la Argentina para brindar una serie de conciertos junto a nuestro Ensamble Nuevo Romanticismo y para  grabar el material de audio y video. Destaco el excelente trabajo de Christian Paladino -y de Avant Producciones- que ayudó a que varios medios y canales de televisión nos dieran difusión. Así el material pudo transmitirse por el canal Allegro y también fue incorporado a la importante plataforma global de música clásica Selecta TV para toda Latinoamérica.

Como idea general, el proyecto apunta a difundir piezas de música académica originadas en Argentina y en América del Norte, y en medio de estos dos extremos geográficos obras de nuestra autoría. En los próximos años pensamos que otros países del continente sean elegidos como sede para dar lugar a la continuidad de las acciones que planeamos, con estrenos de nuevas obras, la participación de intérpretes locales y la adhesión de compositores de otras regiones de Latinoamérica.

En cuanto a mi trabajo personal, estoy terminando una obra para clarinete y orquesta por encargo del solista brasileño Alphonso Silveira, para estrenar en 2021. Comencé otro ciclo de canciones de cámara que se titulará Plegarias, para soprano y piano, con textos sacros, y tengo bosquejada una Balada para piano que debo terminar para la pianista polaca Anna Miernik. Si la pandemia y las partidas presupuestarias lo permiten, seré además compositor residente de la Universidad del Norte, en Colorado, y estoy trabajando en otros proyectos y colaboraciones para impulsar New Music of the Americas en formato orquestal, lo que quizás desemboque en la grabación de un segundo disco para el proyecto. Con el ensamble Nuevo Romanticismo cumpliremos una década el próximo año… Realmente no sabemos qué deparará el futuro con respecto a la próxima temporada de conciertos, pero la idea es celebrarlo junto al público.

Mauricio Charbonnier - Los pu00e1jaros negros [Ensamble Nuevo Romanticismo- New music of the Americas]

New Music of the Americas / Mauricio Charbonnier (escuchar y ver más contenidos)
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