LERNER Y GUREVICH, sutil confluencia

Segundo recital del Festival de invierno 2017 de Arpeggio

Ante la obra de Lerner y Gurevich podríamos hablar de “música clásica”, aunque lo hagamos con cierta soltura, cuando lo cierto es que si fuésemos precisos deberíamos reservar dicha expresión para aludir a la música compuesta en un lapso de apenas medio siglo, entre 1750 y 1800 aproximadamente, que es cuando tuvo lugar el llamado clasicismo musical. Pero lo cierto es que utilizamos esta denominación para abarcar otros tiempos y estilos, catalogando como clásica a músicas que en realidad son composiciones del barroco, románticas, postrománticas, neoclásicas y hasta obras académicas contemporáneas. Entonces surge la pregunta relativa a los límites: ¿qué músicas sería apropiado relacionar con lo clásico y cuáles no?

Es probable que podamos definir una frontera a partir del hecho de que la música clásica o académica por lo general se escribe casi en su totalidad, en tanto las músicas populares recurren a una base sobre la cual se improvisa. Un poema de Roberto Juarroz marca el nacimiento y el objetivo del particular dúo que nos presenta a un violinista de formación definitivamente clásica, como Elías Gurevich -integrante de la Camerata Bariloche, la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, el Trío Argentino y el dúo Manos a las obras- y a un músico de tradición popular como Cesar Lerner, que explora en las texturas de la percusión, la música electrónica, el klezmer, el minimalismo y las músicas étnicas, mientras pasa del piano al acordeón, de un cuenco tibetano a un bombo legüero o un balafón africano, o dispara bases desde su computadora.

El resultado es notable, de una enorme sutileza, con sonidos que se deslizan mágicamente sobre el silencio del Templo Libertad, donde se lleva a cabo este segundo Festival de Invierno organizado por la radio y el canal de televisión digital Arpeggio. Hay mucha sensibilidad en la interpretación de los músicos, mucho cuidado, mucho respeto, más allá de las formas cambiantes que adoptan las composiciones, en general del propio Lerner, aunque el encuentro deja también espacio a un magistral solo de violín que recrea a Bach. Hay una dimensión sonora distinta, distinguida en el mejor sentido de la palabra, creativa, donde se articulan las diferentes tradiciones musicales, lo popular y lo académico, y la evidencia de que el arte es uno solo.

Mencionamos antes un poema de Juarroz. Se trata de un escrito que habla de liberar la propia biografía. O dicho de otro modo: liberarse de los rótulos con los cuales nuestra propia historia pueda habernos signado. Somos libres de realizar nuevas exploraciones y nuevos descubrimientos, libres de descartar cualquier atadura que nosotros mismos nos hayamos puesto. Ese poema que eligieron como emblema Lerner y Gurevich al encarar este proyecto conjunto, que los libera de cualquier etiqueta que antes pueda haber marcado el rumbo de cualquiera de ellos, dice así: “Hay un momento / en que uno se libera de su biografía / y abandona entonces esa sombra agobiante, / esa simulación que es el pasado. / Ya no hay que servir más / la angosta fórmula de uno mismo, / ni seguir ensayando sus conquistas, / ni plañir en las bifurcaciones. / Abandonar la propia biografía / y no reconocer los propios datos, / es aliviar la carga para el viaje. / Y es como colgar en la pared un marco vacío / para que ningún paisaje se agote al fijarse”. Germán A. Serain

Fue el 4 de julio de 2017
Templo Libertad
Libertad 769 – Cap.
arpeggio.fm

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