Musicalizar films en vivo no es algo nuevo. Y Santiago Chotsourian compuso música especialmente para que Expedición Argentina Stoessel no fuera la excepción. Desde las épocas del inefable Charles Chaplin, las partituras para piano de algunos clásicos como la Obertura de Guillermo Tell de Rossini, o Cavallería Ligera de von Suppé, añadían un ritmo vertiginoso, un suspenso creciente o un drama en puerta. En ese entonces -cuando aún no había nacido el cine sonoro- era necesario y hasta atrayente sentar a un pianista con su vertical instrumento, al costado de la pantalla, para imprimir el clima acorde a las escenas. Pero en la actualidad, donde el cine sonoramente mayestático lo tenemos hasta en el living de nuestra casa, es una curiosidad llamativa.
Recobrar la nostalgia de épocas pretéritas, como es el caso de quienes cruzaron América en auto a fines de la década de 1920, de Buenos Aires a New York, en un periplo de algo más de dos años, es un reconocimiento a una gesta, a una conquista, a un desafío. Musicalizar el largometraje realizado por sus mismos protagonistas, con la interpretación de una pequeña orquesta, es el homenaje que emprendió el ingenioso compositor y director Santiago Chotsourian. Asi nació la Pequeña Sinfonía Concertante con acordeón y violín solistas, instrumentos que en esta oportunidad estuvieron a cargo de los destacados César Lerner y Pablo Agri. La composición fue realizada por encargo de la Fundación Cinemateca Argentina y la Orchestre Régional Bayonne-Côte Basque. Se estrenó en el Festival de Cine Latinoamericano de Biarritz, Francia 2008, con la orquesta antedicha, dirigida por Santiago Chotsourian.
Si bien Expedición Argentina Stoessel es un film mudo, sus imágenes son muy elocuentes. Es esa elocuencia la que Chotsourian supo captar para poner en notas los diferentes climas vividos durante el trajinado viaje. El documental muestra la dureza del avance, los incontables peligros e inconvenientes de todo tipo -meteorológicos, geográficos, sanitarios, políticos-, incluyendo la pérdida de material y parte del equipo robado por bandoleros mexicanos. Nada detiene a los dos hermanos Stoessel que -con increíble tesón y coraje- superan cada instancia con su automóvil Chevrolet Champion para llegar al objetivo propuesto.
El fiel reflejo de cada momento, sin dejar de lado el humor y algunos toques de color como la elección de una sensual reina centroamericana, es captado por la creativa y fructífera mente del compositor, cuya precisión musical aporta el fundamental lenguaje que completa emotivamente el relato. La puesta en escena (o en el espacio, como aclara el programa de mano) a cargo de Tito Lorefice, aporta el arte teatral, conformando -junto al cine y la música- una trilogía sumamente atractiva que acompaña y enmarca la historia sin distraer su objetivo.
La insólita conquista que muestran las imágenes se fusiona a tal punto con la orquesta in situ que se pierde la noción de independencia para disfrutar un todo artístico. Esa cohesión revive una aventura que parecía imposible, acercándonos -a través de los sentidos- al inquebrantable espíritu de los hermanos Stoessel, que se habían fijado una meta. Y la alcanzaron. Martin Wullich
Fue durante octubre 2008
Teatro del Globo
M. T. de Alvear 1155 – Cap.
(011) 4816-3307
Versión original (muda) de Expedición Argentina Stoessel
Versión documental y relatada de Expedición Argentina Stoessel
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