Martincito es un chico que con su lápiz da vida a figuras de su imaginación. El alter ego de Liniers –en sus historietas se basa Una historia macanuda– borra y dibuja, se equivoca, vuelve a dibujar, cambia de ocurrencia y, en el escenario, sus personajes responden a lo que ha pergeñado en el papel.
Todos aparecen corporizados con sus habituales colores y vestimentas, incluso el osito Madariaga cobra vida titiritescamente manejado. Claro que, si no se han leído las tiras aparecidas en el diario La Nación, en donde se adivina la personalidad, las búsquedas, el estilo y la filosofía de cada integrante, se perderá algo de la magia.
Sin embargo, otra parte del misterio aparece en escena, hasta con el Hombre de Negro que jamás –ni en el saludo final- develará su identidad. Los duendes oscilan por ahí, haciendo de las suyas, tal como lo hacen en el papel, y hasta afirman que le sacarán una media a quien no apague su celular o tome fotos.
La enorme Olga, que no sabe decir otra palabra que no sea su nombre, se da a entender sin embargo con sus particulares tonos. El gato Fellini merodea divirtiendo y divirtiéndose, mientras Enriqueta se enfrasca en extrañas reflexiones. Son aquellas que seguramente captarán y dejarán un pensamiento en los más grandes. Son aquellas en las cuales Liniers propone su juego disparatadamente encantador.
El elenco es muy parejo y ha sido dirigido con habilidad por Martín Lavini, quien manejó el tempo teatral del texto de Leandro Fogliatti, otorgándole la impronta de una dramaturgia atrayente, entretenida y mágica. Emiliano Pandelo, personificando al niño dibujante, se luce en un estupendo trabajo actoral, al que añade seducción entonando canciones melodiosas, graciosa y tiernamente.
El completo artista también ha creado la escenografía –es de sueño la pequeña habitación- y la utilería, participando además en la realización del colorido vestuario y los accesorios. Así es el mágico mundo de la historieta devenido realidad sin perder su atractivo.
Así es el particular humor de un Liniers que ha subido dignamente a escena para entretener a los chicos, sin dejar de lado a los que no lo somos. Martin Wullich
Se dio hasta 2009
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