Fue en 1970 cuando el poeta y músico Vinicius de Moraes debutó en Buenos Aires, en el café-concert La Fusa, ocasión en la cual se grabó un long-play legendario. Lo acompañaron en esa ocasión la cantante bahiana Maria Creuza y el guitarrista y compositor paulista Antonio Pecci Filho, más conocido como Toquinho. Casi medio siglo más tarde, estos dos últimos artistas regresaron por enésima vez a Buenos Aires, una ciudad que los recibe como amigos de toda la vida, para interpretar algunas de las canciones que establecieron la bossa nova como un género musical revolucionario, combinando la alegría con la melancólica saudade y una deleitable sofisticación.
Alternando canto con anécdotas diversas, historias de su relación con Chico Buarque y con Vinicius, haciendo bromas o simplemente reflexionando en voz alta, los dos artistas fueron protagonistas de una noche extraordinaria, muy bien secundados por Iván Sabino en el bajo y Pedro Paulo D’Elia en la percusión, a quienes luego se sumaría Victor Díaz Velez en el piano. El encargado de abrir el espectáculo fue Toquinho, quien en un aparte íntimo del programa demostró sus dotes como guitarrista con un par de piezas, entre ellas una muy creativa versión de El día que me quieras. Pero eso no fue todo: como invitada de lujo estuvo presente en el escenario la gran guitarrista paraguaya Berta Rojas, con quien interpretó a dúo un choro de Ernesto Nazareth, en tanto ella hizo como solista un par de piezas de Agustín Barrios Mangoré.
No fue la única figura invitada: Poppi Spatoco se hizo presente para interpretar al piano Recuerdos de Ypacaraí, reuniendo de un modo emblemático las presencias de Brasil, Paraguay y Argentina. Más tarde la saxofonista Tamara Kreimer -hija del talentoso Oscar Kreimer- brindó una inspirada versión de la ya clásica canción Acuarela.
Pero el momento más esperado llegó al subir finalmente al escenario Maria Creuza, para cantar Samba em Preludio. La relación de la cantante con la obra de Vinicius es única y por demás entrañable. Es como si el espíritu de aquel trío que formaron con Toquinho estuviese de nuevo presente en cada frase, en cada metáfora, en cada melodía, como si el tiempo no hubiese pasado y estuviésemos otra vez en aquellos días. Es que, tal como lo ha señalado el propio Toquinho, Vinicius legó la grandeza de su poesía a la música, con sus temas líricos y profundamente apasionados, con su poética que se infiltra y encanta a cada nueva generación. “Vinicius supo transformar en poesía la pasión que tenía por la vida; su obra lleva en la poesía su propia biografía, una vida de amor y de pasión”.
Así fue este nuevo show de estos dos integrantes de la generación de los “hijos de la bossa nova”, como ellos mismos se definen. Una generación privilegiada, con una herencia musical inigualable, que se renueva y se mantiene al mismo tiempo, en cada interpretación. Como bien dijo Toquinho: no es que él viva en el pasado, pero el pasado vive en él.
Lo único que hubo que lamentar fue el sonido defectuoso en el inicio del recital, como si no se hubiese realizado la correspondiente prueba. No es la primera vez que sucede en el Teatro Gran Rex. Germán A. Serain
Fue el 15 de septiembre de 2017
Teatro Gran Rex
Av. Corrientes 857 – Cap.
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