Perfect Days – Reparto: Kôji Yakusho, Arisa Nakano, Tokio Emoto, Yumi Asou, Sayuri Ishikawa, Tomokazu Miura – Guion: Takuma Takasaki, Wim Wenders – Dirección: Wim Wenders – País: Japón, 2023 – Duración: 124 min.
Amanece en Tokyo. Un hombre despierta en su pequeña vivienda e inicia el día con un ritual de meticulosos cuidados, que se adivinan cotidianos. La escena se desarrolla en un particular silencio. Nuestro personaje hablará muy poco durante el transcurso de toda la película. Apenas lo suficiente como para que sepamos que no es mudo. Las primeras palabras que se escuchen corresponden a la letra de una canción: La casa del sol naciente.
There is a house in New Orleans, they call the rising sun.
And it’s been the ruin of many poor boy, and God, I know I’m one.
My mother was a tailor, she sewed my new blue jeans
My father was a gamblin man, down in New Orleans…
Más tarde volveremos a escuchar esta misma canción en japonés. La casa del sol naciente puede estar en cualquier lugar del mundo. En todas partes amanece, en todas partes hay alguien que destruye su vida. Pero también hay alguien que rechaza el dolor como puede. Quizás apreciar la belleza de las cosas simples sea un forma de resistencia. Quizás esa sea una de las lecciones que este film tiene para enseñarnos.
Las películas de Wim Wenders, por lo general, se niegan a contar historias en el estilo al que nos ha acostumbrado Hollywood. Su arte está en otro lugar: en el detalle de una imagen, en el gesto mínimo de un personaje. En este caso es la historia de un hombre que se dedica a limpiar los baños públicos de Tokyo. Pero no es lo único que hace. También lee, escucha música, toma fotografías del cielo entre las copas de los árboles, observa el mundo que lo rodea en sus detalles más precisos. De eso se trata Perfect Days, una coproducción germano-nipona, protagonizada por Kōji Yakusho.
La película compitió por la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 2023, donde ganó el Premio del Jurado Ecuménico y el Premio al Mejor Actor. También fue seleccionada como representación japonesa al Mejor Largometraje Internacional en la 96ª edición de los Premios de la Academia, a pesar de estar dirigida por un alemán.
Wim Wenders se ha destacado desde siempre por manejar la composición de la imagen y los tiempos narrativos de un modo notable. Tiempos pausados que, por otra parte, son aquí parte de la lógica misma de la narrativa, describiendo el mundo interior del personaje. Hay además un cierto aire a Kurosawa en este film, bienvenido más allá de que sea leído como influencia u homenaje.
El señor Hirayama, que así se llama nuestro limpiador de baños, es un personaje introvertido, cuyo misterio se acrecienta en su reticencia a la palabra. Parece satisfecho con su vida sencilla y su trabajo. Ese trabajo que muchos podrían considerar miserable y que, sin embargo, contrasta con la sonrisa con que el protagonista acompaña el rescate de los detalles que conforman su día a día. Los días perfectos a los cuales alude el título del film.
¿Qué es lo perfecto? ¿Alude Perfect Days a la canción de Lou Reed o al hecho de que el protagonista vive sus días con una magia que a uno, desde una cultura diferente, le resulta difícil discernir? En plena era digital, Hirayama escucha viejos cassettes de rock anglosajón: The Animals, Patti Smith, Van Morrison, The Kinks y Velvet Underground. Lee a Faulkner y saca fotos con su vieja cámara analógica. Se despierta de madrugada, se asea, se viste y sale de su casa mirando al cielo con agradecimiento. Pero no se trata de rutina, sino más bien de un ritual. De a poco aparecen algunos elementos que revelan algo de su pasado.
“Este mundo está hecho de muchos mundos diferentes. Algunos están interconectados, otros no”, dirá Hirayama en algún momento. Veremos algunas de estas interconexiones, otras las intuiremos. Otras más quedarán como incógnitas irresueltas, o podrán interpretarse como cada quien desee hacerlo. Por ejemplo, la sonrisa ambigua de Hirayama en la escena final, en una resolución caprichosa que a más de uno podrá parecerle fallida.
Detalle aparte, el objetivo del film no parece ser narrar una historia para llegar a un final conclusivo, sino el mientras tanto. “Mañana estará sucio de vuelta”, comenta el joven ayudante de Hirayama, sorprendido ante la dedicación y el esmero que éste pone en la limpieza de los retretes públicos. Son modos diferentes de ver la realidad. Algunos propósitos son evidentes; el sentido de otros, elusivo.
En cualquier caso Perfect Days es una película minimalista, elaborada a partir de detalles sutiles. La serenidad de su protagonista es contagiosa. Y la expresión mínima del film rescata lo esencial de toda belleza, de la intimidad espiritual y de la cultura oriental en sí misma. Germán A. Serain
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La casa del sol naciente por The Animals
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