ORQUESTA DEL TEATRO REGGIO, Vivaldi deconstruido

Una propuesta novedosa y renovadora

La introducción de la obra, con un insistente pulso electrónico proveniente de un sintetizador mezclado con las cuerdas, nos recuerda que la música que interpreta la Orquesta del Teatro Reggio pertenece a nuestro tiempo, por mucho que su título invoque o remita a Antonio Vivaldi. Su compositor es Max Richter (n. 1966), alemán de nacimiento, nacionalizado británico, colega de músicos minimalistas como Philip Glass, Steve Reich, Arvo Pärt o Brian Eno, todo lo cual se nota. El referido pulso será, de todos modos, nada más un recordatorio, pues el protagonismo de la obra está reservado para la orquesta.

Se trata de una música que en cierto modo ha quedado afuera del tiempo, pues hay obvias resonancias barrocas, pero también comanda la estética contemporánea. En este sentido, además de minimalismo, parece apropiado hablar de una composición postmodernista. Vivaldi compuso las células sonoras que Richter extrae de la partitura original, pero luego son utilizadas con criterios propios de las formas de composición de nuestra época. Deutsche Grammophon editó Las cuatro estaciones recompuestas por Max Richter en 2012.

El compositor alemán tomó elementos característicos del famoso ciclo de Vivaldi y construyó, a partir de ellos, una obra nueva que remite de manera inmediata a aquel original, pero al mismo tiempo es algo diferente. El hecho de que se trate de una obra tan conocida como Las cuatro estaciones y no de otros conciertos barrocos cualesquiera tiene un doble efecto: por un lado la popularidad del ciclo ayuda al marketing de la obra. Pero además, al tratarse de una obra harto conocida, su reconocimiento es inmediato, así como la percepción del grado de intervención de Richter, quien asegura haber tomado apenas un 25% del trabajo original de Vivaldi.

La ejecución, a cargo de Sergey Galaktionov como solista en violín y dirigiendo a los músicos de la Orquesta del Teatro Reggio de Torino, fue más que correcta y estuvo a la altura del registro de la obra realizado por Daniel Hope bajo la supervisión del propio Richter. La buena calidad del ensamble también pudo apreciarse en la segunda parte del concierto, que presentó en contraste una obra romántica de Piotr Illich Tchaikovsky: el Souvenir de Florence, que a pesar de ser en realidad un sexteto fue interpretado en versión para orquesta de cuerdas. Fue muy bueno el manejo de las dinámicas por parte de los músicos, algo a lo cual contribuyó sin duda el vistoso y efectivo tratamiento acústico ofrecido por el remozado Teatro Coliseo.

Después de la fogosa fuga final con que termina el trabajo del compositor ruso, Galaktionov creyó adecuado generar un clima de mayor tranquilidad, por lo que ofreció como bis el breve pero hermoso Romance de Dmitri Shostakovich. Y como el público esperara algo más, dio a elegir finalmente, en un más que razonable español, entre una pieza de Vivaldi y una de Piazzolla. Alguien gritó el nombre del compositor argentino, y así fue como la bellísima melodía de Oblivion clausuró la noche, plena de música de diferentes épocas y estilos, pero también de calidad y buen gusto.  Germán A. Serain

Fue el 6 de junio de 2017
Teatro Coliseo
M. T. de Alvear 1125 – Cap.
(011) 4816-3789
teatrocoliseo.org.ar/nuovaharmonia

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