Aterballetto fue un final tan inusual como interesante el de la Temporada 2018 de Nuova Harmonia. Inusual por varias razones: hubo dos funciones en lugar de una, como resulta habitual en el ciclo; lo que se ofreció no fue un concierto, sino un espectáculo de danza; y dentro de este marco no se optó por un programa de ballet clásico, sino que se presentó una muestra performática absolutamente moderna, realizada sobre músicas que estuvieron también alejadas del repertorio al cual nos tiene acostumbrados este ciclo.
Fundada en 1979, la compañía Aterballetto, que depende de la Fondazione Nazionale della Danza, se presenta como la principal compañía de espectáculos coreográficos en Italia, y sus integrantes se encolumnan bajo la dirección artística de Pompea Santoro. Ellos mismos destacan que el fundamento y la identidad artística de la compañía se encuentra en el desarrollo del arte de la danza considerado como un lenguaje absoluto, como una dinámica en el espacio, como una encarnación de resonancias expresivas y estéticas, en relación dialéctica con la música. Y esto es precisamente lo que pudo verse y disfrutarse.
La primera parte se inició con Lego, una coreografía de Giuseppe Spota, sobre un magnético conglomerado de músicas de fuerte tinte contemporáneo: Ezio Bosso, el grupo vocal A Filetta, Johann Johannsson, Olafur Arnalds y Nils Frahm, aunque la nota primordial, en esta primera pieza, fue la interacción de los bailarines con una serie de proyecciones realizadas sobre el telón de fondo. En verdad la sensación que tuvimos fue que la experiencia estaba más allá de la danza. Que se trataba más bien de una suerte de estudio -ciertamente magnífico- acerca de la cinética corporal, de la búsqueda de una composición estética de los cuerpos en movimiento, puestos en conjunción con el devenir de las músicas, las luces y las formas.
Antes del intervalo hubo un segundo número que bien podríamos rotular como un pas de deux, aunque la música electrónica del británico Romare nos alejó de la tradición del ballet, para llevarnos al terreno de la street dance. El propio título de esta breve pieza, #Hybrid, casi un interludio coreografiado por el germano Philippe Kratz, revela de todos modos que también hubo elementos de la danza clásica mimetizados en el conjunto.
En la segunda parte quedaron las paredes desnudas del teatro como fondo de escenario. La coreografía corrió por cuenta del coreógrafo sueco Johan Inger, quien realizó una apuesta muy particular: decidió utilizar como marco musical el impresionante Köln Concert de Keith Jarrett, emblemático recital de improvisación que el pianista registró en la Opera de Colonia en 1975. El trabajo, titulado Bliss, invita a redescubrir a través de la danza este virtuoso trabajo pianístico, acompañando los pasajes por momentos casi obsesivos, profundamente emocionales, de la música del consagrado pianista.
En definitiva, Aterballetto fue un cierre de temporada realmente atractivo, muy bien recibido por el público, que abre el juego a nuevas posibilidades estéticas y artísticas para el devenir futuro del ciclo Nuova Harmonia. Germán A. Serain
Fue el 1 de diciembre de 2017
Teatro Coliseo
Marcelo T. de Alvear 1125 – Cap.
(011) 4816-3789
Nuova Harmonia
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