Actúa: Ana Padilla – Escenografía y Vestuario: Pepe Uría – Iluminación: Violeta Diez – Música: Rony Keselman – Autoría: Patricia Suárez – Dirección: Jorge Diez
Nina, el personaje de La gaviota de Chéjov, en la versión de Patricia Suárez, es una actriz que guarda los abrigos de la gente. Trabaja en el guardarropas de un teatro donde representan la obra Las tres hermanas , también de Chéjov. Saca conclusiones sobre las cartas y objetos que encuentra en los bolsillos de los abrigos. Asimismo, sueña con ser una gran actriz pero se ve frustrada. Mientras desea con fervor subirse a los escenarios, le habla al público, a nosotros los espectadores, y ese gesto la vuelve una actriz de nuevo.
Nina parece ocupar un lugar marginal, pero en realidad está subida al escenario frente los que la escuchamos. Eso la coloca, en realidad, en un lugar central. Su relato se desliza por diferentes niveles de realidad, se abraza a la ficción, pero también nos mira a los ojos, reconociendo que estamos ahí, que somos su verdadero público. Hay ficción dentro de la ficción, teatro dentro del teatro, citas y fragmentos de Chéjov que se intercalan con los de la pluma de Suárez. La obra es una suerte de spin-off de La gaviota, enfocado en su personaje principal.
“Nina como espectáculo es un viaje a un mundo que hoy puede parecernos lejano, la Rusia de los primeros años del siglo XX, y antes de la Revolución más importante del siglo. Pero también es un viaje al corazón femenino, que en aquella época se debatía -y aún hoy lo hace- entre la vida amorosa convencional –‘convertirse en la esposa de un gran hombre’- y el arte como medio y fin para ser la mujer que cada una quiere ser”, dice Patricia Suárez. Su director Jorge Diez señala: “Es una Nina que no acepta la reglas que la sociedad de ese tiempo imponía a una mujer sola y ya no tan joven. Una mujer sola, pero nunca vencida”.
En la dirección general, Diez acierta a cada paso, apostando por una puesta ingeniosa donde la actriz asume diferentes posiciones dentro del escenario. Requiere de un espectador atento que siga sus movimientos. De este modo, la pieza adquiere dinamismo. Ana Padilla es absolutamente brillante en su interpretación. Es una Nina que convence, sabe mostrar deseos vivos y anhelos incumplidos, retratando toda la complejidad humana. La actriz hace brillar texto delicioso donde lo clásico se vuelve contemporáneo.
La pequeña sala es el lugar ideal de representación para esta obra, con una calidez intimista que acerca el espectador al actor. En este caso, permite a Padilla tener la cercanía necesaria para exponer los sentimientos más profundos de Nina, como si nos hablara al oído. Milly Vázquez
Se dio hasta fin 2018
Teatro Hasta Trilce
Maza 177 – Cap.
(011)4862-1758
hastatrilce.com.ar