Actúan: Santiago Banegas, Ignacio Bernárdez, Oti Cristaldo, Sofía Forte, Antonio Franze, Bianca Gerenstein, Carolina Gestoso, Julián Gianetti, Camila Giudice, Marina Gonzalez Pesce, Lucio Grammatico, Ramiro Iglesias, Julio Kandel, Sergio Martínez, Julián Mercado, Bruno Olivieri, Camila Rosenfeld, Carolina Silva Martin, Antonella Valese, Ana Laura Virgo, Ivan Amadeo Visconti, Tamara Zazulie – Músicos: Felipe Arenas, Martin Kanashiro, Lucio Nicolás Hortas, Leandro Nahuel Santángelo – Vestuario y Escenografía: Wilfredo Parra – Dirección vocal: Ariel Madrides – Dirección: Sol Cardozo, Paula Grosse
La obra se sostiene consistentemente en muchos sentidos. A punta de un ritmo constante de clásicos del rock nacional y con un drama a veces punzante, la puesta contextualiza efectivamente el tema central y la historia -real- en cuestión. Los jóvenes personajes son de total empatía, coherentemente constituidos. Representan fidedignamente las caras y matices de estudiantes que fueron inmortalizados cruelmente en nuestra historia nacional. La rebeldía juvenil, la lucha de derechos y las emociones combativas se vuelven un punto central, y se expresan de manera íntegra y emocionante, al mismo tiempo que racional.
El variable espacio emula un aula de clase, ollas populares, un comedor de familia o un centro de represión clandestino. El montaje es sencillo pero servicial para transportar al público a cada sitio, apoyado por la buena iluminación y el sonido. El ambiente de agotamiento de los jóvenes sometidos a días de limitada comida y vejaciones, así como la desesperación de sus familias y compañeros, transportan a la platea y la acercan a la tragedia. Los elementos en la escena abarcan el todo de manera idónea, y en ocasiones se vuelven incluso más cuidados de lo que se espera para una producción modesta pero muy certera.
El musical aproxima funcionalmente el conflicto a través de un abanico de melódicas nacionales (Sui Generis, Pedro y Pablo, Fito Paez, Mercedes Sosa, Luis Alberto Spinetta) muy bien llevadas bajo la dirección vocal de Ariel Madrides y apoyadas con un banda en vivo que suena muy bien. El elenco desborda en vitalidad, y se luce en canto y baile, más que en lo actoral. Son destacables Ignacio Bernárdez, de potente voz, en el rol de estudiante a la cabeza del grupo de jóvenes que lucha por la justicia social, y Camila Giudice, quien modula su actuación en equilibrio con lo vocal, brindando un ritmo y sentido pertinente a cada momento de acción.
Sin duda, Lápices es un musical que da para reflexionar más allá de lo políticamente correcto. Entre los muchos puntos a tomar en cuenta, se destaca el cuestionable rol de los que nos gobiernan y abusan de poder. La crítica es directa, en tanto los personajes son de ficción, pero basan el contenido de la historia en hechos reales de sobrevivientes que aportaron sus vivencias. Es una oscura y dolorosa parte de nuestra historia que no debe ser olvidada ni tampoco repetirse. Cristian A. Domínguez
Sábados a las 23
El Galpón de Guevara
Guevara 326 – Cap.
(011) 3908-9888
galpondeguevara.com
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