La Wagner – Intérpretes: Ayelén Clavin, Carla di Grazia, Josefina Gorostiza y Carla Rímola – Vestuario: Martín Churba – Escenografía: Mauro Bernardini – Iluminación: Fernando Berreta – Idea y Dirección: Pablo Rotemberg
Para la última expresión de su gusto por el exceso y la capacidad de fruición estética que pueden ofrecer la violencia y la desmesura, el coreógrafo, músico y guionista de cine Pablo Rotemberg encontró un aliado: el controvertido compositor alemán Richard Wagner. En esta pieza de una hora de tensión y sacudidas viscerales, cuatro mujeres (o, según el director, cuatro valquirias wagnerianas) “ponen el cuerpo” y lo someten a los estremecedores compases de algunos fragmentos de las principales óperas de Wagner. Parsifal, Sigfrido, Lohengrin y Tristán e Isolda, entre otras, son el suelo sonoro sobre el que las intérpretes desvelan mediante la danza y la destreza física la lucha en el cuerpo entre el instinto de vida (eros) y el impulso de muerte (tánatos).
En esta oportunidad, la temática feminista es la que permite el diálogo: Rotemberg “pone a rodar juntos dos universos”, el de la música de Wagner -con las contradicciones que le son intrínsecas como producto cultural asociado a los hitos de la historia de fines del siglo XIX y principios del XX-, por un lado, y el de los estereotipos y prejuicios a los que se ha sometido la imagen y el cuerpo femenino a lo largo de la historia. El leitmotiv wagneriano funciona aquí como la arena ideal para la repetición precisa y enfermiza, tan del gusto coreográfico de Rotemberg, aquella repetición que mediante la acumulación in crescendo permite el desgarramiento revelador de la más verdadera belleza de los cuerpos: aquella que nace de la percepción de los instintos de vida y de muerte que los estremecen.
La destreza física y capacidad interpretativa de las artistas, la prolijidad casi enfermiza con que exponen sus cuerpos objeto/sujeto de violencia coreográfica, merecen una mención aparte. A medida que transcurre la función, el espectador pasa por sensaciones de lo más diversas, hasta que entra en un abismo sensorial en que se ve a sí mismo queriendo ver esos cuerpos desgarrarse en escena como producto de los achaques y el agotamiento. Quizás sin saberlo, estas mujeres se transforman en mecanismos brechtianos y despiertan los instintos más oscuros en el espectador, quizás como Wagner despertó en Woody Allen aquel deseo de invadir Polonia cada vez que sonaba su Cabalgata de las Valquirias. Carolina Piola
Se dio hasta fin noviembre 2019
Teatro Espacio Callejón
Humahuaca 3759 – Cap.
(011) 4862-1167
Estrenó en 2014 – C. C. San Martín
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