Striptease – Músico: Carmen Baliero – Escenografía: Magali Acha – Iluminación: Omar Possemato – Sonido: Leo Leverone – Curaduría: Diana Theocharidis * Ecdisis – Intérprete: Ulrico Eguizábal Catena – Visuales: Nicolás Dardano, Leandro Ibarra – Música: Vanesa Del Barco – Concepción y Dirección: Maricel Alvarez * Impuesto rosa – Intérpretación y Dirección: Florencia Vecino – Creación: Marcos Torino, Florencia Vecino – Música: Aldo Benítez * El cisne salvaje – Intérprete: Pablo Bidegain – Vestuario: Gabriela Fernandez – Musicalización: Patricio Lisandro Ortiz – Coreografía y Dirección: Pablo Rotemberg * Burlesque – Intérpretes: Fanny Bianco, Mariela Anchipi – Vestuario: Jorge Lopez – Música: Pablo Bursztyn – Coreografía y Dirección: Carlos Trunsky
Es claro que el striptease es el arte de desnudarse, no de mostrarse desnudo, aunque la oculta fantasía de quien lo observa quizá sea llegar al total descubrimiento de ese cuerpo que se insinúa. Y la insinuación es probablemente la parte más excitante. Debe ser quizá por eso que de los Cuatro Desvelos que nos propone Diana Theocharidis, los más atractivos sean los que nada muestran sino que todo lo sugieren, es decir los dos últimos, pergeñados por Pablo Rotemberg y Carlos Trunsky.
Esto no significa que los primeros, por mostrar, no sean atractivos. De hecho exhiben todo en apenas un segundo, quizá dejándonos con ganas de más, como propone Maricel Álvarez en Ecdisis, término zoológico que indica mutación. Quien muta en este caso es un escultural y andrógino Ulrico Eguizabal Catena, vestido en látex, de larga cabellera y gran estatura a la que colaboran sus también altísimos tacos que lleva con prestancia. La iluminación riñe con la proyección de imágenes y oscurece al protagonista, dándole un halo de misterio y engaño.
Impuesto Rosa, de Florencia Vecino, atrae estéticamente desde el inicio, con su lograda escenografía cuyo apinochado muñeco dialoga sin palabras con la protagonista que no cesa de bailar música pop. Alejada de otros trabajos que la tenían bastante más desnuda (Maneries), Vecino se revela sobre el final, respetando la técnica planteada y subiéndose a blancos zapatos plataforma para un relato contemporáneo y excitador.
El cisne salvaje se muestra calmo y cauto en el comienzo, sentado sobre su trono, con miradas y movimientos esquivos que devendrán en catarsis, momentáneamente solapada. El precioso vestuario y su careta caerán para mostrar el verdadero espíritu del ave que reacciona con excitación siguiendo los compases de una música que impulsa la fábula, sin desdeñar al babbino caro de Gianni Schicchi. La audaz creación de Pablo Rotemberg azuza la imaginación ilimitadamente, y Pablo Bidegain responde a los designios con indescriptible intensidad y entrega, sustanciado en el desbocado personaje que deviene cowboy y stripper. La iluminación a giorno no esconde nada. Finalmente mostrará lo que todos quieren ver, pero será un engaño, un tease, un espejismo, una ilusión, en forma fálica, claro.
Burlesque, de Carlos Trunsky, atrapa con la sensual voz de Fanny Bianco, quien esconde su alucinante cuerpo en blancas pieles y promete una gradual visión, sutil y quimérica. Quizá no se cumpla. Mariela Anchipi baila con gracia boleros y canciones de toda una vida, en un marco de varieté. Desde la base de un redondo plató, que en su traslúcida base deja entrever un cuerpo apresado, nos trasladan a momentos lúdicos y concupiscentes.
La ilación de estos cuatro desvelos, así como su obertura, está a cargo de Carmen Baliero, quien toca el piano en toda su expresión, golpeteando su caja, pellizcando sus bordonas y presionando sus teclas, claro está. Baliero logra un atractivo concierto cuyas notas también suelen sonar algo lascivas. Martin Wullich
Striptease se dio hasta julio de 2018
Teatro de La Ribera
Av. Pedro de Mendoza 1821 – Cap.
(011) 4302-9042
complejoteatral.gob.ar
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