La Casa Oscura – Dramaturgia y actuación: Mariela Asensio, Maruja Bustamante – Iluminación: Matías Sendon – Música: Valentino Alonso, Andrés Asensio – Escenografía: Giuliano Benedetti – Vestuario: Daniel Herrera – Coreografías: Matías Napp, Bianca Loponte – Dirección: Paola Luttini
La casa oscura nos enfrenta -con humor- a los padecimientos más oscuros de la mente, cuando esta se parece a una casa que nos atrapa y de la que no podemos salir. Maruja Bustamante y Mariela Asensio han decidido exponerse, hablar francamente sobre sus problemas mentales, aunque resguardadas por el marco de la ficción. Mariela se muestra en el pico de su trastorno obsesivo compulsivo y de su paranoia. No le gusta que la abracen, es fóbica al contacto y también imagina que han ocultado cámaras para filmarla dentro de su casa. Maruja relata algunas de sus alucinaciones y siente que todos quieren lastimarla. Pide disculpas a los elencos con los que trabajó por sus ataques de pánico. Nos muestra todas las pastillas que debe tomar a diario. La casa oscura es clasificada como un “show documental sobre la salud mental”. Cercano al biodrama y la autoficción, el relato de las actrices mantiene despierta la atención del espectador en todo momento.
Hay que recalcar que, si bien la obra trata temas muy duros, lo hace siempre empleando un gran sentido del humor. La parodia de publicidades, las canciones que se filtran y que resultan muy pegadizas, el juego con el lenguaje son todos elementos que suman al tono humorístico de este relato. La química entre Maruja y Mariela es tan irrefutable como la de los psicofármacos. Ellas son muy diferentes: Mariela se niega a creer en cualquier disciplina esotérica; Maruja nos habla de astrología. A la hora de buscar terapias alternativas para curarse las dos fracasan. Los psiquiatras aparecen como ese enemigo que hay que combatir. Es que ellos no las comprenden. En un momento escuchamos una metáfora hilarante respecto de lo que la depresión hace con las neuronas, que son como islas en archipiélagos. La introducción de versiones de canciones conocidas resulta eficaz y dan ganas de subir al escenario a bailarlas. En varios momentos se escuchan risas y aplausos del público. La obra nos resulta catártica.
Hay que destacar la excelente dirección de Paola Luttini y las impresionantes actuaciones de Maruja Bustamante y Mariela Asensio, que consiguen lo que se han propuesto: nos dan un preciso panorama de lo que ocurre en el interior de sus mentes, mediante los recursos que la ficción ofrece. Porque ya no vale la pena caretearla; en el arte se valora lo auténtico, escuchar esa voz que viene de las propias entrañas. Sincerarse con la audiencia es un modo de que se genere la empatía. El público asiente tras cada escena porque hay algunas verdades que solo pueden revelarse por medio del arte y que no coinciden con las de la ciencia. Podemos pensar que La casa oscura parodia la ciencia, se ríe, se burla, porque no queda otro remedio más que tomar las enfermedades con humor, ya que eso ayuda a aliviar los síntomas, a sanar.
En última instancia, como deslizan las chicas, será el amor el fármaco más importante en el camino para hallar la salud. Cada actriz elige qué revelará del intrincado laberinto de su cerebro, porque el arte es justamente aquello que se produce entre lo que se oculta y lo que se muestra. Nadie obliga o mostrar todo ni a ocultarlo todo. En ese juego de ocultamiento y desocultamiento se produce el hecho artístico. Nos iremos con la certeza de que el teatro es el más poderoso químico que actúa sobre nuestras conexiones neuronales. Milly Vázquez
Viernes a las 21
(hasta el 29 oct 2021)
El Galpón de Guevara
Guevara 326 – Cap.
(011) 3908-9888
galpondeguevara.com
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