URDINARRAIN, destacada labor artística

Un elenco sobresaliente recrea el notable texto de Hernán Morán

Urdinarrain – Actúan: Pilar Abentín, Maruja Bustamante, Mayra Homar, Andres Passeri, Adriana Pregliasco, Nadia Szachniuk, María Urtubey y Liliana Weimer – Vestuario: Valeria Casielles – Iluminación: Javier Casielles – Escenografía: Hernán Morán y Javier Casielles – Música: Nadia Szachniuk – Autor y Director: Hernán Morán

URDINARRAIN (teatro) - martinwullich.com

Nomás entrar se huele a campo. Se oye el trino de los pájaros. Estamos en Urdinarrain, provincia de Entre Ríos. Llegamos a la casa en donde varias hermanas conviven esporádicamente, después de la muerte de sus padres, cada una con su vida a cuestas, disfrutando por momentos, soportándose por otros, recriminándose y queriéndose. De a poco la historia –plena de pequeñas historias- empieza a tomar color, con un texto muy atrayente, relatos insólitos y humor por doquier.

El mismo autor, Hernán Morán, ha realizado un afinado trabajo de dirección para que todo el elenco brille en forma pareja. En tan excelente labor, sería injusto destacar a alguien, pues logran llevar su histrionismo –grupal e individualmente- en forma absolutamente convincente. Cada personaje está estupendamente definido, con sus acentos particulares, sus gestos y movimientos, sus diferentes personalidades que denotan un sorprendente pasado, una educación de otros tiempos, que algunas tratarán de adaptar al presente y otras ni siquiera lo intentarán. Mientras, aparece el único varoncito del relato, un sobrino de cuya sexualidad se duda, con un ojo de vidrio, trayendo otra muerte y una escritura.

La cantidad de frases hechas y el reflejo de costumbres de otrora y del interior está plasmado con muchísima gracia. Alguna se acuerda de algo y se le pone “la piel de gallina”, otra protegía tanto a alguien que “no lo dejaba ni enfermarse”. Pasado el tiempo imaginarán “ay, lo grande que debe estar”, mientras se pasean con sus raídos batones durante gran parte del día, toman mate, se dedican a la huerta, escuchan la radio portátil, echan flit o usan la palmeta para matar insectos, ponen la mesa para el desayuno con las tazas enlozadas sobre el mantel de Plavinil, hablan de lo rara que puede ser una mujer que vive sola con diez gatos o de la que se tuvo que ir del pueblo porque robó en la parroquia.

Advierten lo peligroso que es dejar fuera de la casa las botas Pampero azules pues se podría meter una falsa coral, y tienen anécdotas –vividas en carne propia- para refrendar sus dichos. Quizás sea tan peligroso como usar el celular durante una tormenta eléctrica. Se ilusionan sacando la foto de un ovni entre los relámpagos y protestan pues se quedan sin rollo. También filosofan mencionando criollamente a René Descartes o asegurando que “la privacidad es una excusa para ocultar aspectos que nos avergüenzan”. El disparate se mezcla con la magia, como cuando la autista abre su boca sólo para cantar, y lo hace maravillosamente.

La escenografía de Urdinarrain es notable, los efectos del movimiento de la ropa y el viento son muy creativos, el vestuario está logradísimo, no hay detalle librado al azar, todo ha sido pensado para sumergirnos en el sorprendente universo de estos seres que la vida terminará separando en lo físico, aunque no en el afecto fraternal. Ellas viven de las fotos y de los recuerdos, de aquellos que cada una sabrá apreciar en el momento de la repartija, aun cuando se trate de un viejo alfajor. Martin Wullich

Se dio hasta 2011
La Carbonera
Balcarce 998 – Cap.
(011) 4362-2651
Blogspot Hernán Morán
Localidad de Urdinarrain 

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